sábado, 7 de junio de 2008

Cómo decir

por Daniel Link para Perfil

Acaba de terminar su cuarta temporada la serie Lost, una de las grandes experiencias estéticas y culturales de nuestro tiempo. Como se sabe, la serie es un manual de procedimientos narrativos audiovisuales adecuados al nuevo milenio. Desde el comienzo, Lost estuvo concebida como una "experiencia" que se desarrollaba tanto en el interior mismo de la televisión (cuyos protocolos venía a desmontar prolijamente) como en internet (a través del juego "The Lost Experience", que desarrolló aspectos fundamentales de la trama).
La pregunta que seduce a los cientos de millones de fieles de Lost es algo que tiene que ver con el registro de lo decible después de un siglo que comprobó que la experiencia se nos ha vuelto imposible, desde el lugar mismo de esa imposibilidad (histórica): la televisión. Además, siendo ése es el propósito evidente de los actuales mejores guionistas del mundo (los mismos que inventaron una huelga que, durante 2007, paralizó la industria del espectáculo en los Estados Unidos), Lost es un tratado de esa vieja disciplina llamada narratología, cuyos objetos son los modos de ser y de aparición de la narración y del relato. Lost ha investigado de forma tan radical los dispositivos de la narración, ha torsionado hasta un límite tal la temporalidad del relato, que no hay forma de considerarla respecto de las categorías cinematográficas tradicionales que los jóvenes educados en ese mundillo decadente de la cinefilia siguen esgrimiendo como banderines de un purismo francamente reaccionario (y cómplice del agotamiento actual de todas las cinematografías).
El dispositivo narrativo de
Lost, que no viene tanto del cine como de las novelas (y de las novelas más majestuosas jamás imaginadas), es impuro y merece ser analizado con detenimiento. Baste señalar, por ahora, que es además correlativo de una situación cultural que podemos llamar globalización o poscolonialismo, algo que la serie también ha explorado sistemáticamente mediante la introducción de personajes exteriores al lenguaje imperial y que resisten toda reductibilidad al acento y al tono universal de los medios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Terminó la temporada, ahora sólo nos queda hablar de nuestra experiencia. Arriesgo que la coherencia final no existirá y que, como en Twin Peaks, no me importará en absoluto. Hay situaciones, hay estética, hay personajes que se transforman. Los guionistas conocen la física de los recursos narrativos y los usan en fragmentos consistentes para armar. O no, no importa demasiado si realmente se conecten. Los ojos de iguana de Ben. Me fascina la ambientación retro electro-mecánica. Se trata de la experiencia, qué más se puede pedir. ¿Ciencia ficción? Tuve el capítulo V.

Anónimo dijo...

Asi que el futuro del pensamiento audiovisual esta en una serie producto del capitalismo globalizado, cuyo unico sentido ultimo es tan hueco como un MacGuffin y que tiene formas narrativas que no son novedosas desde el "Shandy" de Sterne, hace varios siglos? Link, tu posmodernismo toco fondo.

Drodro dijo...

Digamos que, a la hora de tocar fondo ese hábito de dilapidar- verduguear como diría Martin Kohan-anónimamente, tiene la prerrogativa. Yo quiero un seminario de Link sobre Lost! Aunque sea en el 2011, cuando termine la serie! O mejor, un ensayo, o una materia entera dedicada a la literatura televisiva! Link, hablá con Panesi y hacelo posible!

Anónimo dijo...

epa, te acusan de posmo.

y desempolvaron un Shandy.

qué originales.

yo también puedo ser anónimo.

essssssaaa