sábado, 2 de agosto de 2008

Montparnasse





Una de esas coincidencias que no pueden dejar de registrarse: estábamos comentando, en la sobremesa, lo mucho que se parece nuestra cuadra de Montserrat a Montparnasse últimamente. Un libro acá, otro más pocos metros más allá (y además premiado, ¡felicitaciones, vecino, Federico!), el nuevo proyecto rocker de Freire, en fin...., cuando el repiqueteo telefónico interrumpió los festejos familiares. ¡Era el Coqui Cozarinsky, que estaba en pleno corazón montparnasiano (el original, como atestiguó la típica sirena parisina que el teléfono reprodujo en mis oídos) acompañado de Albertina y Jerónimo Carri, Marta Dillon y quién sabe cuántas otras figuras de la finísima diáspora argentina (los que se fueron cuando el conflicto con el agro alcanzó su punto más álgido, temiendo lo peor)!
No nos quedó sino incorporarlos, a través de los altavoces, a nuestra ronda de brindis (que durarán, quien lo duda, el fin de semana entero).

1 comentario:

Emma Funes dijo...

esa peluca telefonica es la envidia hasta de Jorge Panesi!