jueves, 22 de julio de 2010

El caso Juan Juan

por Leo Felipe para Mi Jaragual

Cuando Juan Juan nació, el 2 de diciembre de 1965, Fidel Castro lo anunció a viva voz frente a un micrófono en primer plano y miles de cubanos al fondo, en medio de un discurso en la Plaza de la Revolución que conmemoraba el aniversario del desembarco del yate Granma.
Con semejante antecedente y siendo hijo del fallecido comandante Juan Almeida Bosque, quien fue vicepresidente de su país, pocos imaginarían que hoy este cubano de nombre repetido no haya podido salir de la isla desde hace más de siete años, y que tenga cinco semanas en huelga de hambre y dos días detenido en Villa Marista, una parte del Departamento de Operaciones de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior de Cuba.
Juan Juan padece una enfermedad degenerativa llamada espondilitis anquilosante y asegura necesitar tratamiento en el extranjero, aunque el gobierno cubano le responde que en su país lo pueden asistir sin problemas. La esposa de Juan Juan Almeida se llama Consuelo, qué dilema, y vive en Miami, junto a la única hija que ambos tienen, Indira de Omaña. Él tiene más de dos años sin ver a Consuelo y casi ocho sin ver a su pequeña, que ya hasta se casó.
Cuando le pregunté a Juan Juan a principios de junio de este año si le dolía la enfermedad, se le salió el coraje y me respondió con los ojos aguados, abierto como un niño, que, carajo, lo único que le dolía era no tener la libertad de ver a su hija cuando le diera la gana.
Lo interrogué sobre Guillermo “el Coco” Fariñas, que en ese momento parecía un esqueleto con piel, postrado en la cama de un hospital a causa de su huelga de hambre hasta que liberaran a los presos de la Primavera Negra de 2003 que estaban muy enfermos, y Juan Juan me contestó que él lo apoyaba, pero que no lo entendía, porque esas medidas “extremas” no iban con su personalidad. Le sonaban a suicidio lento y triste.
Por eso me sorprendió enterarme de su decisión, días antes de que el gobierno cubano liberara a varios de aquellos presos de conciencia y, en consecuencia, el valiente Fariñas levantara la huelga con su organismo bastante deshecho. “Estoy desesperado”, me dijo Juan Juan a través de la línea telefónica, “he llegado al límite y no puedo perder más tiempo. Es verdad, no me gustan las personas drásticas, pero haré lo que sea para que me permitan salir y ver a mi hija”.
Y fue más allá. En las últimas semanas protagonizó algunas protestas individuales y silenciosas en La Habana, donde salía a caminar con un cartón escuálido del tamaño de un brazo extendido y escrito a mano, en el que se podía leer: “estoy en huelga de hambre por reclamar mis derechos”. La última de esas protestas, el pasado martes 20 de julio en las adyacencias de la Asamblea Nacional, tuvo como consecuencia su detención al día siguiente por parte de las autoridades cubanas, quienes, según las declaraciones de su hermana Brenda Almeida, lo acusaron de “Desorden Público” y en lugar de llevarlo a la estación de policía más cercana, como corresponde, lo condujeron hasta Villa Marista.
Ya en 2009, Almeida había estado preso por intentar abandonar su país de forma ilegal, pero fue liberado a los pocos días. En la actualidad ha perdido unos quince kilos desde que comenzó la huelga.
Recientemente, el canciller de Chile, Alfredo Moreno, y el senador de ese país, Patricio Walker, han abierto las puertas para acogerlo en su territorio. Según el diario chileno El Mercurio de Valparaíso, Moreno sostuvo una entrevista el 3 de julio con su par cubano Bruno Rodríguez, aquí en Caracas, durante un encuentro bilateral previo a la Cumbre de América Latina y el Caribe, en la cual comentaron los casos de Fariñas y Almeida.
También el responsable de la promoción de Derechos Humanos en Toscana, Italia, Riccardo Nencini, ha escrito en la página web oficial de la región que “si se entrega el pasaporte a Juan Juan Almeida” y él lo desea, “nosotros estamos dispuestos a acogerlo en nuestra tierra”, según reseñó la agencia EFE.
La hermana de Juan Juan, Brenda, le informó de esto al guardia que la atendió en Villa Marista, de apellido Naser, que después de impedirle ver a su hermano, y antes de responderle lo que sigue, le permitió volver la semana que viene con algo de ropa.
A que no adivinan la respuesta de Naser.
A que no.
Claro, "patrañas del imperio". Y ahora también de algunos blogueros.

2 comentarios:

Gabriel Palumbo dijo...

Mi estimado, el tema Cuba es tema doloroso. Y duele también el silencio de las hipotéticas izquierdas de la región frente a la crudelísima dictadura cubana. Por eso me alegré tanto de leer esta entrada. Aquí estamos haciendo cosas, firmando algunas declaraciones, mandando cartas de pedido a la embajada, pero imaginarás las consecuencias. Las mismas que las del final del tu posteo, nada, patrañas de imperialismo, y digamos también, silencio ominoso de izquierdistas profesionales de papel maché.

Leo Felipe dijo...

Gracias, querido Linkillo.

Gabriel, además de doloroso es tan complejo. Sigue ahí, duro.

Abrazos.