martes, 30 de agosto de 2016

Rumbo al Nobel

El escritor César Aira ganó el premio de narrativa Manuel Rojas

El jurado del lauro chileno destacó la variedad y calidad de la obra del autor de El cerebro musical, cuyos relatos "en los que la realidad se ve atravesada por la presencia de lo insólito"

sábado, 27 de agosto de 2016

Tristeza y victimización

por Daniel Link para Perfil


Me encuentro con amigos por la calle, con médicos en los consultorios y todos me manifiestan su “tristeza” por “todo lo que está pasando”. Como es difícil entender un estado de duelo tan generalizado y tan indeterminado (¿se refieren a la situación de los emigrantes sirios, a tal accidente aeronáutico, a la degradación de la atmósfera, a las amenazas de muerte contra funcionarios públicos?), pido precisiones y me contestan: “Todo lo que está haciendo Macri”.
Por fortuna, les contesto, Macri no está haciendo ni la décima parte de lo que temíamos, y eso por la relación de fuerzas entre los tres poderes y la debilidad parlamentaria que obliga a negociaciones constantes al gobierno nacional con las fuerzas de oposición y los gobiernos provinciales. Sin ir más lejos, ahí tienen el asunto tarifas, que para mí no fue sino una artimaña publicitaria del gobierno para mostrarse republicano hasta el tuétano.
Las democracias burguesas se caracterizan por una alternancia entre un gobierno más hacia la derecha y un gobierno más hacia la izquierda (socialismo/ Partido Popular en España, laboristas/ conservadores en Reino Unido, demócratas/ repúblicanos en los Estados Unidos, etc.). Sabido es que cuando le llega el turno de gobernar a la derecha habrá que sacar chispas contra el asfalto hasta que el turno pase y evitar los mayores males. Y, mientras tanto, procurar construir alternativas de “izquierda verdadera” (o sea: aquella que produce cambios estructurales).
En Argentina, por el contrario, hemos tenido que resignarnos a una alternancia entre una derecha más bien populista y una derecha que ni siquiera llega a liberal y que habría que llamar postpopulista.
Así vistas las cosas, da para ponerse triste, pero no son los términos en los cuales la tristeza ilustrada se manifiesta y me interpela. Habrá que recordar a Nietzsche, para quien “la pena domestica al hombre, pero no lo hace mejor”.


Fuente: Perfil

 

Otra denuncia estremecedora

"Vivimos en una cultura fornicaria que banaliza la unión entre el hombre y la mujer", afirmó el arzobispo de La Plata

Monseñor Héctor Aguer cuestionó los 450.000 preservativos repartidos en la Villa Olímpica y rechazó la adopción de niños por parte de matrimonios igualitarios.


domingo, 21 de agosto de 2016

sábado, 20 de agosto de 2016

Baja energía


Por Daniel Link para Perfil

Aunque los Juegos Olímpicos no son sino un gigantesco negocio que concentra las pocas virtudes y los muchos vicios del capitalismo, en principio me gusta mirarlos. Son el evento televisivo más importante de la historia y, desde su relanzamiento bajo el lema “citius, altius, fortius” (“más rápido, más alto, más fuerte”), no ha dejado de crecer en cantidad de disciplinas incluidas, países y atletas participantes.
Argentina fue uno de los doce países que fundaron el Comité Olímpico Internacional en 1894, pero su actuación fue siempre más bien mediocre por la falta de educación física y formación atlética que caracteriza a nuestra República, que abandona a los atletas y deportistas a su suerte.
Una vez que constaté lo que ya sé (la belleza del atletismo y la gimnasia, el hastío que me provocan los deportes grupales), me doy cuenta de que lejos de amortiguar el ruido cotidiano, la competencia olímpica lo amplifica. Al mismo tiempo que me dejo atrapar por las mujeres-gacela, por los hombres-pájaro y por los jóvenes-delfines me doy cuenta de la perversidad de un universo compuesto por una élite de privilegiados.
Y luego están las lamentaciones y los reproches. Argentina perdió. Argentina pierde. Argentina quedó afuera. Estas frases retumban como piedras que ruedan hacia el abismo en el que muere el principio esperanza. Se refieren a la performance de los representantes de nuestro país en los Juegos Olímpicos, pero uno no puede sino atribuirlas también al bajo coeficiente energético que nos caracteriza. Argentina nunca estará bien preparada para enfrentar los desafíos en los que se involucra, porque no se termina de entender la lenta y rigurosa formación que se requiere para brillar en una disciplina. Por eso tienen tan buena prensa los deportes grupales: ahí es cuestión de “juego”, el infantilismo que pone el propio destino del lado de la suerte, cuando no de la picardía criolla.
Demasiada realidad para mí, que miro televisión sólo para escaparme de ella. Pero como todo el mundo (literalmente) está mirando los Juegos Olímpicos, la oferta de ficciones es más bien pobre y yo no tomé la precaución de ahorrar para tiempos como éste. A falta de ficciones dadas, me dedico a inventar las mías.
Las aguas turbias de la pileta olímpica. Una bacteria psicotizante plantada por un científico demente. Una guerra entre lesbianas lanzadoras de martillo y locas nadadoras. La villa olímpica convertida en campo de batalla. Las favelas aprovechan la circunstancia, bajan del morro y toman la ciudad fundando la Comuna Socialista de Río. Las fuerzas armadas quieren intervenir, pero los atletas chinos crean un círculo defensivo alrededor de la Comuna. Imposible atacarlos sin represalias del gigante asiático. Se proclama la propiedad colectiva de los departamentos de Ipanema y el amor libre. 


Curarse en salud


por Daniel Link para Soy

El recuerdo más fuerte que tengo de Dj. Dr. Trincado es en una fiesta (¿de disfraces?) en una de las terrazas del Centro Cultural Recoleta, que ya no existen. De hecho, muchos de los lugares por los que pasó Dr. Trincado ya no existen lo que, en algún sentido, multiplica la felicidad de su propia superviviencia porque nos permite acordarnos de nosotros en lugares que ya no están pero en los que fuimos felices.
En ese recuerdo, él tocaba el tecno más sexy de la noche y todos lo mirábamos bailar y tratábamos de seguir sus enganches, siempre perfectos, siempre sugerentes. ¿De qué año hablo? Imposible precisarlo: los últimos días de los años ochenta, o los primeros de los años noventa.
Para Cristian, el nombre pila del Dr. Trincado, la música es salud (de ahí su seudónimo) y eso lo aprendió de chico, según cuenta, en el winco que tenía en su cuarto o en el combinado CBS que sus padres usaban para hacer fiestas en la terraza.
Dr. Trincado dio sus primeros pasos como DJ en la mítica New York City, a comienzos de los ochenta. Yo fui sólo una vez (o dos) a New York City. Creo que el lugar era demasiado grande para mi gusto, de modo que poco es lo que puedo decir de esos inicios.
Después, entre los años 92 y 95, pasó discos en la Age of Communication, la casa que había fundado Juan Calcarami y donde se daba cita la jeunesse dorée porteña.
Había una terraza (de donde se cayó, una noche, un excedido, lo que motivó el cierre del lugar, si mi memoria no me falla), un segundo piso donde estaban el Salón Puteaux, el Orient Express y una ¡biblioteca!
Pero la pista de baile, Cericette, estaba en el primer piso, donde reinaban Carlita Tintoré, Diego Ro-k y Dr. Trincado, fundadores de DJ Union. Yo solía frecuentar la terraza, donde podía encontrarse una fogata prendida en medio de la noche y la pista, naturalmente, dependiendo de mis humores y de los discos que sonaran.
En el 93, Alaska desembarcó en Buenos Aires para fundar Morocco, que duró hasta el 2001 y que fue el lugar más hermoso de las mil y una noches de Buenos Aires. Alaska y sus socios encomendaron la ambientación a Sergio De Loof (que antes había dejando su huella indeleble en Bolivia y El Dorado) y a Sergio Lacroix, que diseñó el salón Shambala del subsuelo, donde Carla Tintoré, Diego Ro-k y Dr. Trincado eran los Djs. residentes.
En algún momento, Morocco dejó de ser lo que era, la música se volvió mucho más previsible y el ambiente perdió gran parte de su encanto. Para entonces, Dr. Trincado ya estaba en otra parte. Por ejemplo, en Ave Porco, que duró del 95 hasta finales de 1999.
A mí Ave Porco no me gustaba mucho porque era un lugar excesivamente ecléctico y uno no sabía con qué iba a encontrarse, pero era un fuego.
Yo solía ir los jueves, y sólo porque tocaba Trincado. El último jueves de Ave Porco fue el 30 de diciembre de 1999. Los que estuvimos ahí fuimos convidados a llevarnos un pedazo del lugar, como si se tratara del Muro de Berlín. Poco después, estuve también en la última noche de Morocco. Empecé a salir menos (no fuera cosa que me tildaran de jettatore) pero Trincado siguió prestándole su brillo a los lugares en los que tocaba.
Por supuesto, a veces iba a lugares donde no tocaba Trincado, y así aprendí a diferenciar estilos y saberes. Los que marcaron mi juventud, en fin, mi vida bailable (que ya cultivo apenas, para escándalo de Alejandro Ros, que me amenaza con expulsarme de las listas de invitados) fueron Dr. Trincado y Dany Nijensohn, cada uno con un talento particular.
Un poco por eso, cuando me casé por segunda vez, les pedí a Dr. Trincado y a Dany Nijenson que tocaran en nuestra fiesta, que fue una fiesta hermosa, en gran parte gracias a ellos.
Trincado es un erudito. Y al mismo tiempo, un experimentador incansable. Detesta los ambientes mainstream, la repetición incesante de lo mismo, el marketing berreta. No vive alienado en un universo puramente musical y le gusta leer, investigar, mezclar los sonidos antiguos de la tierra con la electrónica del más allá del mundo.
Si antes el título de Dr. le cuadraba porque provocaba felicidad y salud con sus pasadas de discos, ahora creo que le corresponde por su sabiduría. Me gusta decirle, cada vez que lo veo: “¿Pero cómo le va Doctor?”, con un tono impostado de década del cuarenta. A Trincado le gusta mucho Carlos D'Alessio, uno de los compositores argentinos más brillantes, más secretos, más melancólicos.
Compartió cabina con Sacha, Primal Scream, Deep Dish (oh, yo los adoraba) y Mad Proffesor. Produjo a Massive Attack en Argentina e interactuó con ellos en vivo. Pero a él nada de eso le importa demasiado porque sabe que la idea de “carrera” está erizada de malos entendidos, y le importan mucho más los desafíos que el confort de un curriculum completo. Por eso actuó para Vivi Tellas en uno de sus Biodramas, por eso invitó a su madre a presentarse con él como DJ Rita en unos mediodías del Teatro San Martín, por eso grabó un disco cantando sus canciones predilectas (DJ Sings the Blues).
La última vez que trabajamos juntos fue en marzo de este año, cuando le pedí que creara una fiesta para una “Gran Gala Modernista” en el Teatro Margarita Xirgu, donde ahora va a presentar su disco (que no es el primero, ni será el último). ¿Qué quieren que les diga? La gente bailó como loca.
Vayan preparándose: busquen las pistas que, generosamente, Dr. Trincado cuelga en Internet. Cantaremos y bailaremos y, más de uno, aprovechará para festejar ahí mismo su cumpleaños. Cristian nos ha prometido que la presentación del disco será como un Café Concert - Vodeville. Un happening en tiempo real (58 minutos) que seguirá los 18 tracks del disco. Los números serán coordinados con imágenes proyectadas en la pantalla, efectos lumínicos y, naturalmente, la mejor música.


martes, 16 de agosto de 2016

Lejano Oriente

Una vaca paralizó las actividades del aeropuerto de Punta del Este

Para volver a Buenos Aires, los pasajeros argentinos tuvieron que tomar taxis hasta el aeropuerto de Carrasco, en las inmediaciones de Montevideo


sábado, 13 de agosto de 2016

Puro teatro


por Daniel Link para Perfil

En la puesta de Rubén Szuchmacher para Todas las cosas del mundo no hay voces en off (apenas unos pájaros que trinan cada tanto, algún ruido), no hay proyecciones, no hay ilusionismo, apenas si hay utilería (que los propios actores llevan y traen): todo el efecto descansa en la posición de los cuerpos, sus gestos y las voces encarnadas de los personajes diciendo el texto extraordinario escrito por Diego Manso.
Es como un espectáculo que tanto puede ser representada en los teatros oficiales de Buenos Aires (que por mezquindad se privan de este privilegio), en una plaza pueblerina o en un club de barrio. La fortuna quiso que esté montada en el teatro Payró, en pleno centro de Buenos Aires y que yo pudiera verla en su mejor momento, el sábado pasado.
En Todas las cosas del mundo se cruzan sutilmente varias figuras marginales: los dueños de una feria de freaks que han perdido a todas sus atracciones salvo una, la Niña Foca, que se dedica a leer encerrada en su celda, un cura inescrupuloso perseguido por violación de menores que quiere transformarla en santa, la madre que vendió a su hija y un peon de campo borderline que llora a su madre muerta y que, en una escena conmovedora, explica el título de la pieza y el sentido del texto de Diego Manso.
Lo que se lee en Todas las cosas del mundo es extremadamente complejo: un desbarajuste de registros, unas líneas de fuerza que van hacia arriba (lo sublime) y hacia abajo (lo grotesco), tensadas con una violencia ausente en el teatro contemporáneo. Rubén Szuchmacher, el más inteligente de los directores teatrales argentinos, leyó la pieza y entendió todo lo que estaba en juego. Ideó un espectáculo minimalista donde lo único que importa es la fuerza de los parlamentos, la clara dicción, el pasaje sin transiciones desde la pincelada grosera al dicho solemne y trágico. ¿Hay actores que puedan aceptar semejante desafío? Aquí están: Ingrid Pelicori, enorme, en primer término, que se puso en la piel de un personaje (Iberia) que transita todos los estilos que el teatro ha urdido con paciencia a lo largo de los siglos. La acompañan un soberbio Iván Moschner en la piel del Padre Garzone, y Horacio Acosta, Paloma Contreras, Fabiana Falcón y Juan Santiago.
Todas las cosas del mundo nos devuelve la confianza en la diversión teatral. Se la puede ver de jueves a domingo. Necesitaría dos días más en cartel. Ya los conseguirá, y bufarán los eunucos.


viernes, 12 de agosto de 2016

Dicen que...


El fiord
 
Osvaldo Lamborghini / Silvio Lang / Ignacio Bartolone

por Mariano López Seoane para Otra Parte Semanal
 
El dispositivo alucinado que ideó Silvio Lang para presentar El fiord en el marco del Festival Nueva Ópera Buenos Aires es cautivante y eficaz. Esta puesta exaltada, eco de un presente sombrío e insinuación del futuro siniestro que resopla en nuestras nucas, les debe tanto a la desmesura física que Lang les exige a sus actores como al surrealismo de Cottolengo que practica el vestuarista Endi Ruiz y al diseño de luces distópico que compone David Seldes. El resultado es un ecosistema en el que podrían luchar a muerte Rick Deckard y Martín Karadagian, la teniente Ripley y la Justine de Sade. El fiel de la balanza se inclina hacia nuestras pampas por efecto de una lengua hiperlocal y neobarrosa, y por la tensión de las actuaciones hacia un grotesco sublimado. Si en el cine argentino o en el peor teatro de revista el grotesco ha sido una verdadera cárcel para el actor (y para la imaginación), en esta ópera experimental es dinamita, sobre todo en manos de intérpretes todoterreno como Julián Cabrera (Sebas), Sol Fernández López (Carla Greta Terón) y Eddy García (Atilio Tancredo Vacán), que hacen estallar la llanura de los chistes. Esa polenta encierra sin embargo un problema: la máquina escénica que ensambla Lang se vuelve por momentos cacofónica, empastando el filo del texto que se quería reanimar.
Un texto que está vivito y culeando. En efecto, y contra todo pronóstico, el libretto es uno de los elementos más potentes del cóctel. Ignacio Bartolone se desplaza con liviandad admirable por un corpus que en otras manos hubiera pesado como un dolmen. Y ahí donde una mímesis pétrea hubiera sido lo recetado, Bartolone parece dialogar de igual a igual con el muerto, colando dosis exactas de reverencia y burla, reconocimiento y sublevación, y firmando un texto que se sostiene más allá y más acá de la puesta, un homenaje taimado y honesto que sabe a pacto con el diablo. Engordado con citas infaltables en un Greatest Hits de Lamborghini, pero también con extractos de Shakespeare o William Blake, El fiord de Bartolone deja de ser el relato que todos conocemos y se consolida como un cristal de ese universo de sentidos que constituye tanto la condición de posibilidad como el legado de Osvaldo Lamborghini.
Libreto intachable + puesta inspirada. El resultado no es sin embargo un gol de media cancha. A piacere de las brujas lamborghinianas, que anticipaban maliciosamente un desastre, la ópera no logra ser el vehículo que el relato pedía, en gran medida porque el acople entre poesía y acción dramática no es exacto y se pierde para el espectador mucho de lo que este texto todavía tiene para decir. Pero esa caída devela el tesoro de esta puesta: su ambición desmedida, su carácter de aventura radical. Hay algo de la determinación febril de Aguirre o del entusiasmo alunado de Fitzcarraldo en la incursión de Lang. Y no es casual que convoque los nombres en clave de Herzog, un agitador constante de la necesidad de adentrarse en territorios desconocidos y peligrosos.
El crítico Robert Egbert solía decir de Herzog que aun sus fracasos eran espectaculares. Esta puesta ayuda a entender plenamente esa sentencia y le rinde el mejor homenaje posible a un texto que hace más de cuatro décadas se internó con pico y pala en el corazón más negro de la patria sin estrategia de salida y sin red de seguridad. Y de paso, nos recuerda que, bajo ciertas circunstancias, fracasar, perder o no saber pueden ofrecer formas de estar en el mundo más creativas y más iluminadoras que las que ofrecen las somníferas mieles del éxito.

El fiord, ópera de cámara basada en el texto homónimo de Osvaldo Lamborghini, libreto de Ignacio Bartolone, dirección escénica de Silvio Lang, música de Diego Tedesco, dirección musical de Juan Martín Miceli, Teatro 25 de Mayo, Buenos Aires.

lunes, 8 de agosto de 2016

Vendo ciudad bonita, nunca taxi.

Querid@s amig@s de la cultura,
A través del intendente Larreta, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires planifica renovar en diciembre de este año legislaciones que son de vital importancia para nuestra común calidad de vida. Se trata ahora de "legalizar" todas las contravenciones de altura, espacios verdes y violaciones al código de edificación. Contrariamente a lo que exige la ley, para tales fines se ha obviado a la Legislatura y a las Comunas. El ejecutivo municipal nombró para tales fines a una comisión que está sesionando a espaldas de la ciudadanía. Esa comisión está a cargo de


* la Actualización del Plan urbano ambiental
* nuevo código urbanístico
* nuevo código de edificación
* y del Plan estratégico Buenos Aires 2013

Desde el inicio de la gestión del Pro se han privatizado o concesionario más de 190 hectáreas de la ciudad y la avalancha de privatizaciones para negocios inmobiliarios tiene bajo Rodríguez Larreta un impulso mucho más voraz que antes. Estamos perdiendo la ciudad bajo el cemento con todo lo que ello implica: carencia de viviendas sociales, destrucción del patrimonio urbano, pérdida de identidad cultural, de espacios verdes, etcétera, etcétera.

Con el Observatorio del derecho a la Ciudad estamos elaborando una "Carta del derecho a la ciudad" como la que ya existe, por ejemplo, en la Ciudad de México y en otras ciudades del mundo. En ella plasmamos qué ciudad queremos. A pesar de no ser vinculante, vamos a presentarla en la Legislatura para que se haga pública y, si cabe y los vientos nos son propicios, que los Legisladores la tengan en cuenta al momento de votar.

Necesitamos la mayor cantidad de adhesiones posibles. Y, si pueden, que hagan circular este mail.
Envío un primer esbozo de la carta y algunos links sobre la  iniciativa:


*Página web:
www.cartaderechoalaciudad.com.ar
*Para INSCRIPCIÓN a los eventos y para ADHERIR a la Campaña
http://goo.gl/forms/4UniAp4DP7wLvQP93
*Página de la Campaña
https://www.facebook.com/CartaDerechoalaCiudad/

sábado, 6 de agosto de 2016

Guion olímpico


por Daniel Link para Perfil



La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos fue encomendada a los directores de cine Andrucha Waddington y Fernando Meirelles, responsables de una puesta en escena no tanto “high-tech”, sino “high-concept” (dijo Meirelles), coordinados por el director estadounidense de eventos en vivo, Steve Boyd. La coreógrafa Deborah Colker trabajó con 6.000 voluntarios y 100 bailarines profesionales. El director de escena, Leonardo Caetano, prefirió “trabajar con más gente y menos objetos en escena”, “porque cuando la fiesta termina, esas cosas generan basura”. No aclaró qué le pasa a esos cuerpos-mercancía cuando termina “la fiesta”, pero en Internet hay algunos indicios de ecología posolímpica.

Comparada con el de ceremonias previas (Londres, Danny Boyle), el guion “high-concept” de la ceremonia fue muy conservador, adecuado a los tiempos que corren. Se previó un homenaje a la bossa nova, con un final subrayando (y sólo eso) la división social y la exclusión: la Garota de Ipanema, víctima de un arrastao –robo colectivo por parte de faveleiros. “Construçao” de Chico Buarque sirvió como pista para recordar el levantamiento anarquista del 17-18 en San Pablo y Río de Janeiro, pero entre una y otra escena no se estableció relación.

En otro cuadro, la infame importación de mano de obra esclava (cinco millones de africanos). El asunto ocupó lo mismo que el segmento de la inmigración japonesa.

El punto más alto probablemente haya sido el sambâo más grande del mundo. Mañana empiezan los clavados.




viernes, 5 de agosto de 2016

Medallero olímpico



No sé si llegaré a entregar 2.102 veces, pero haré lo posible. Empezamos por las descalificaciones:

1. Hassan Saada, porque eso no se hace (de todos modos: sirva esta descalificación como advertencia para las autoridades marroquíes. Estos jóvenes están tan alzados que no se los puede soltar por el mundo así como así).



2. Tom Daley, porque yo a la Tomasa la estuve esperando durante ocho años. Le dí su tiempo, la dejé que creciera. Y ni un twitter, ni un llamado, ni nada. Chiruza.



jueves, 4 de agosto de 2016

Coginche olímpico

En la Villa Olímpica de Río, se comenzaron a repartir los 450 mil preservativos destinados a los atletas. Se superó la cantidad de los Juegos de Londres.

Memorandum de entendimiento

El domingo, Argentina juega al voley contra Irán. Facundo Conte, favorito.




miércoles, 3 de agosto de 2016

Ay, qué miedo....

Crean las primeras neuronas artificiales que funcionan como las biológicas

Ttienen el mismo comportamiento que las neuronas del cerebro; usan un material disponible en los discos ópticos regrabables; podrían revolucionar el procesamiento de grandes volúmenes de datos; las fabricó IBM.



Por la Quinta Internacional

Roberto Gargarella: "Me parece un insulto a la izquierda mucho de lo que se hizo en su nombre en los últimos tiempos"

El jurista subrayó críticas contra el kirchnerismo y los intelectuales que lo sostuvieron, pero también marcó un horizonte poco alentador para el gobierno de Mauricio Macri.