Todo esto es más bien como Naboo: decadente, ecléctico (unas palmeras californianas recortadas contra el fondo de las montañas nevadas), impostado. La princesa Amidala, en cada jardín de cada Villa. Por supuesto, está la verdadera casa de Amidala, que todavía no hemos visto. Pero tal vez ni haga falta. Me saqué una foto, para conformar a los que añoran la cultura burguesa, bajo el letrero que recuerda el lugar en el que murió Marinetti. El lago reverbera a esta hora. Jean Franco me escribe que el mes que pasó en Bellagio fue el más improductivo de su vida. Espero poder vencer la inercia...
El trabajo, después de todo, dignifica.
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