No hay que subestimar los poderes de la naturaleza, pero no son los más aterradores. Cien mil muertos, dicen. La mayoría de ellos, no nos engañemos, porque vivían en condiciones miserables. Hoy, en la tele, el testimonio de un argentino que estaba en un Resort polinesio. La ola llegó hasta el segundo piso, pero ellos ya estaban en el tercero (la mujer incluso tuvo tiempo de agarrar la cartera y él de buscar los pasaportes en la caja de seguridad de la habitación). Mucho más grave que el furor de Gea es el escándalo de la desigualdad. Sin ir más lejos, yo tengo el clima completamente controlado con el weather channel. El mundo es triste, cada vez más, y nadie parece querer hacer nada para cambiarlo.
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