Nunca revele sus contraseñas o números de tarjetas de crédito en una conversación de mensajes instantáneos.
La hija de L. dice: Papiiii, te tengo que pedir un reeeee favor. Mañana viene la depiladora y le voy a pedir prestada plata a F. Pero tamos sin un mango. ¿Vos no me podés prestar y/o regalar $50? Si podés y no tenés incovenientes me los das en mdq.
L. dice: ¡Nunca me pedís plata para comprarte un libro! ¡Siempre para ir a la depiladora!
La hija de L. dice: Jajaja, ese momento ya va a llegar papi, no te preocupes.
L. dice: Por supuesto que te doy los 50 pesos.
La hija de L. dice: ¡Bueno, muchas gracias!
La hija de L. dice: Con eso me voy a estirar hasta fin de mes, también.
L. dice: ¿Es decir que estás confirmando que vienen a Mar del Plata?
La hija de L. dice: Mmmm, te lo confirmo mañana, vos no te preocupes que en cuanto sepa te llamo al celular de S. y te cuento.
La hija de L. dice: Pero todavía no tenemos respuesta.
L. dice: Entonces no sé cómo se supone que te voy a dar la plata en Mar del Plata.
La hija de L. dice: Bueno, papi, porque hay un 80 por ciento de probabilidades de que vayamos.
L. dice: Ah, bueno. Vos sos como la lluvia, que puede caer o no y hay porcentajes de probabilidad...
La hija de L. dice: Pero si no me los das ahí, me los das a la vuelta.
L. dice: Sí, sí. todo bien.
La hija de L. dice: Okiii, gracias. Te mando un beso enorme, te quierooo. Gracias por mostrarme el convento.
L. dice: Así dicho parece que si te hubiera llevado para internarte en él.
La hija de L. dice: Jajajjaa. Nooo: esas cosas ni se dicen.
L. dice: La hermana Cachorra, serías.
La hija de L. dice: ¡Basta con lo de Cachorra Bazzoka!
Yo si necesito plata para libros.
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