No es que falten muestras más o menos acabadas de textos producidos en relación con la matriz de la ciencia ficción. "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" de Jorge Luis Borges es un relato perfecto que participa de las obsesiones del género (y que más de una novelita pulp americana utilizó como fuente de inspiración). La invención de Morel es una distopía futurista que, contemporánea del relato de Borges, postula la reproductibilidad de las imágenes como un cáncer o un mal que aniquila las individualidades. Más contemporáneamente, Marcelo Cohen ha investigado las posibilidades "literarias" (un uso traicionero del género) de la ciencia ficción. En 1998 (si hay que creerle su alucinada cronología), César Aira escribió El juego de los mundos (novela de ciencia ficción), publicada (si hay que creer a los pies de imprenta) el año pasado por el sello el broche de
Que El juego de los mundos sea o no una verdadera "novela de ciencia ficción", como su título enfáticamente anuncia, es algo que debería someterse a discusión. Porque uno de los rasgos más estables del género es que cuenta (no puede ser de otro modo) el futuro en pasado. Postula acontecimientos que suceden en el futuro (o en una realidad alternativa que sólo puede entenderse como una forma de futuro) como si hubieran ya sucedido. Pero El juego de los mundos se interroga, más bien, sobre la posibilidad de escribir en el futuro y por eso descalabra el férreo sistema de tiempos verbales de la ciencia ficción, que sólo aparece tematizada en la (deliciosa, por otra parte) novelita de Aira a partir de dos o tres motivos temáticos típicos del género, en relación con los cuales se especula sobre los límites de la ficción o, si se prefiere, de la literatura.
El hijo, un tal Tomasito, del narrador, un tal César Aira, juega en el marco de
Lo que En el juego de los mundos se juega, más allá de la anécdota, no es del orden de lo ficcional (el entretenimiento de masas ha pasado a ser totalmente real) sino del orden de la escritura. ¿Cómo seguiremos escribiendo en ese futuro en el cual "la banalidad y la barbarie (o lo que los mayores percibimos como tal) son un gesto cultural compartido"?
D. L.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario