miércoles, 9 de febrero de 2005

Diario de un televidente


Como todo el mundo, soy un espectador fervoroso de los Juegos Olímpicos. Pecadillos que un humanista puede cometer cada cuatro años. Los últimos juegos (griegos) me decepcionaron sólo en lo que al vestuario de los competidores se refiere: demasiado bondage, demasiado látex, demasiada intervención de lo sintético. Por fortuna, hay muchachos que gustan de practicar lucha libre como corresponde: en total desnudez*.

* quiero decir: "con el culo al aire".

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