Como las huellas digitales, son todas diferentes: grandes, pequeñas, gruesas, delgadas, operadas, sin operar, jóvenes, viejas, erguidas, plácidas, orgullosas, tímidas, blancas, negras, jactanciosas, divertidas, hermosas (sí, algunas lo son), horribles (ay, la mayoría lo son). La galería es interminable pero lo bueno es que uno puede integrar el Instituto de Calificación (Rate my Boner o Rate my Boobies, según los estados de ánimo, los gustos y las ganas de perder el tiempo).
Mis prejuicios al calificar: no importa la belleza de lo expuesto, si tiene piercings, aritos o cualquier otra intervención quirúrgica o cosmética, aplazo. Lo único que admito son los afeites, y eso no siempre.
Mis expectativas frustadas: ¡ninguna conocida!
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