El papa Sixto IV erigió una capilla en el Vaticano y sus paredes fueron cubiertas más tarde por frescos de Miguel Ángel. En uno de los sectores principales cuatrocientas figuras representan el Juicio Universal. Más de la mitad de su extensión está ocupada, en lo alto, por el mundo celestial, con Cristo juez en el centro, junto a la Virgen María; más abajo están las almas juzgadas que ascienden al cielo, y más abajo todavía, a la izquierda, quienes son arrastrados al infierno, en el centro los ángeles que despiertan a los muertos de sus tumbas, y a la derecha la nave de Caronte. Cerca de Cristo, junto a otros santos, se ve a San Sebastián, caracterizado por un haz de flechas que empuña con su izquierda. El pintor de ese modo quiso representar su condición de soldado romano, jefe de guardias del cruel emperador Diocleciano. Su físico además es uno de los más fuertes del fresco, el tórax es macizo y casi cuadrado, los brazos y piernas muy anchos y no largos. El gesto de las manos también es indicativo de fuerza y decisión. En cambio el rostro es notablemente sensible, y los cabellos caen rizados sobre los hombros. Apenas el extremo de un lienzo le cubre parte de la ingle, pero toma la forma del miembro que oculta, de volumen decididamente mayor al de las otras figuras masculinas imaginadas por Miguel Ángel. San Sebastián se destaca como una de las figuras más bellas, potentes y bondadosas del Juicio Universal, pintado sobriamente en diversas tonalidades de ocre, junto a otras figuras abigarradas multicolores, y contra un fondo de cielo claro.
Manuel Puig. The Buenos Aires Affair. Buenos Aires, Sudamericana, 1973. Pág. 217
hola Sebastian! Yo soy el Sébastien frances que veni en BA al principio del ano. Que tal? Me gusta tanto tu blog (cuando hablas de nuestro santo) que me voy a traducir lo sobre el blog mio... No te preocupa?
ResponderBorrarhasta luego...
Sébastien / §ebastianus