Se dice que la estupidez no puede analizarse (en el sentido de descomponerse en partes) porque, como la belleza, opera como una totalidad indivisible: un mazazo en la nuca. Se dice, también, que nuestro país, que ha sido confundido muchas veces con una máquina de triturar carne, ha hecho estragos con las almas bellas que de Europa vienen a por nuestros restos cárneos. Me niego a aceptar responsabilidad alguna en el alarmante deterioro cerebral del que Zizek viene dando índices últimamente sobre todo porque el proceso de destrucción de sinapsis debe de ser bastante previo a su inserción (¿Por la popa? Jamás lo sabremos) en nuestro malherido "campo intelectual". Y me niego también a dejar pasar las estupideces que escribe Zizek sin intentar un análisis.
En un apéndice a su último libro, El títere y el enano, Zizek se pone a hablar (para demostrar la supervivencia de no importa qué categorías platonizantes) del huevito Kinder que "un ahorrativo pariente" le compró a su hijo. Y cuenta "la sorpresa" que se llevó el tal pariente cuando el tío Slavoj le espetó "una respuesta detallada" a su gesto protocolar y, a no dudarlo, cariñoso.
Imaginamos la escena, "durante las vacaciones", alrededor de una barbacoa y con un par de copas de vino en la mano (una de esas charlas en las cuales el efecto progresivo del alcohol todo lo permite) y nos parece simpática. Confundir esos intercambios dominicales con un ejercicio intelectual ya nos parece otra cuestión más Espinoza, sobre todo por el grado de ignorancia que las palabras de Zizek exhudan (no diré que exhudan también "desapego paternal" porque luego las hordas de dementes que navegan la red mandarían mis dichos al vasto depósito de los enunciados de la "corrección política").
Analicemos lo que impunemente escribe Zizek (dejemos de lado los defectos de sintaxis, cuya responsabilidad son antes del traductor que del filósofo): "Kinder Sorpresa son cáscaras de huevo vacías hechas de chocolate". Qué extraña definición: una cáscara, por definición, es un umbral, lo que separa un exterior de un interior y su razón de ser es precisamente garantizar la "estabilidad" del contenido (sea éste el que fuere). Ningún vacío podría, por lo tanto, postularse a priori. No "se hace" una cáscara, sino que algo deviene cáscara (continente) en relación con un contenido. Lo presupuesto es, pues, el contenido. Lo sabe sobre todo el niño (el pequeño Zizek) que "compra este huevo de chocolate, en general, lo desenvuelve nerviosamente y rompe el chocolate sin molestarse en comerlo, interesado sólo en el juguete que hallará en el interior". Y si lo sabe el niño, ¿cómo podría el sedicente filósofo ignorarlo? ¿No es la filosofía precisamente el devenir niño del pensamiento? ¿No es (no debería ser) el filósofo como un niño que juega con conceptos? Zizek, al ignorar lo que sería específico de su lugar en el mundo, al ponerse (vaso de vino en mano) de espaldas a lo que dentro de sí grita y clama por salir a jugar, declara un daño irreparable: sus dichos están del lado de las "opiniones establecidas", ligadas por "reglas protectoras" (similitud, contigüidad, causalidad). Zizek no piensa, opina; y al hacerlo (para beneficio de sus parientes tacaños) se arroja en los brazos del sentido común, lo que los griegos (¡ah, los griegos!) llamaban doxa.
El niño rompe el cascarón y lo desecha: es, pues, la relación entre el niño y el contenido de ese objeto adorado, pues, lo que vuelve cascarón al chocolate (¿se atrevería Zizek a decir que la cáscara de nuez o de almendra están vacías? ¿Se atrevería Zizek a poner la cáscara de nuez al margen del capitalismo, en un "más allá" de lo natural?). ¿Y con eso qué? ¿No es, acaso, lo más precioso de Kinder lo que contiene y no la cáscara? ¿No es esencial al objeto el juguete que contiene? ¿En qué planeta extraño, despojado del placer de jugar, ha vivido hasta ahora Zizek? ¿Es que habrá que admitir que, "porque él conoce la guerra", considera más precioso el alimento que el juego? ¿A esa gravedad de opinión pretende que nos arrojemos? ¿No era, pensar, jugar con los conceptos, poner los conceptos a jugar?
El niño no es un "amante del chocolate" (en ese caso, preferiría el Toblerone, respecto del cual se plantea, también, un problema de cáscara, de continente y contenido, a partir de su packaging: ¿cuánto de Chocolate queda en la cáscara rígida de Toblerone, abandonada en la mesa de luz? Imposible saberlo a simple vista; es más: no queremos saberlo), sino un amante del juego y del juguete. El niño ama el proceso de fabricación o armado del juguete, que abandonará de inmediato, y no el juguete mismo. Basta ver la decepción del niño (y nuestra) cuando en el interior del Kinder aparece un muñequito de colección y no las piezas que desencadenan un proceso complejo al final del cual surgirá el milagro de un juguete grandísimo que, como contenido, jamás podía preverse dentro de la cápsula minúscula que le servía de cáscara (no vale la pena insistir demasiado: Zizek, que no está acostumbrado a manipular huevitos Kinder, parece ignorar que el juguete tiene dos cáscaras, una de chocolate y una de plástico: entre las dos, ahora sí, se puede "presuponer" el vacío; y, si tuviéramos el tiempo que tiene Martín Brauer porque no lo dejan cursar materias en el Lenguas Vivas, demostraríamos que ni siquiera eso).
Lo sorpresivo de Kinder es siempre la maravilla de la ingeniería: no el vacío, sino un lleno total que captura al niño y lo pone a ordenar las piezas para obtener el resultado inesperado (¡sorpresa!).
Por supuesto, del niño (sobre todo porque es un hipotético "amante del chocolate") puede decirse cualquier cosa desde el lugar de Supuesto Saber. Es lo que hacen los opinólogos (¡exigimos un programa de televisión con Zizek como uno de sus panelistas! Preferentemente, de tarde, para no poder verlo nunca) y, también, los psicoanalistas (que en esto, como en tantas otras cosas, viven abrazados fatalmente al demonio de la opinología).
Y Zizek sostiene, entonces (¡cuidado con el vaso! ¡se te quema el bifacho!), que el niño "es un perfecto caso de la frase de Lacan 'Te amo pero, inexplicablemente, amo algo de ti que es más que tú mismo y, por lo tanto, te destruyo'?" Cómo alguien o algo podría ser un "perfecto caso" de una frase, no lo sabemos. ¿Querrá decir, el tío Zizek (¡se le traba la lengua!), que es una actualización de una virtualidad? ¿Una frase es virtual? ¿Hay conceptos en las frases (más o menos admirables) de Lacan, o meras opiniones? ¡No lo sabemos, porque no nos invitaron a ese asado!
En todo caso, cualquier caso es posible a partir de cualquier frase. El pensamiento (pero el tío Zizek, que ha dejado de leer libros hace tiempo, se lo ha olvidado) es el encuentro de un concepto y algo que ya estaba allí. Bien podríamos decir que el amante del chocolate del que nos hemos puesto hablar (o sea: nuestros hijos, o sea: el devenir niño de nuestro pensamiento) es, también, un caso perfecto de la(s) frase(s) "En este sentido se puede decir que la extrema belleza de una mujer mata el deseo que se tiene de ella. En efecto, no podemos colocarnos a la vez en el plano estético donde aparece este 'ella misma' irreal que admiramos y en el plano realizante de la posesión física". ¡Voilà! No es a tí a lo que destruyo sino al carácter extremo de tu belleza. No es que te ame más allá de ti mismo sino que para poder participar de la experiencia que ese amor implica debo destruir la belleza imaginaria que te atribuyo.
¿Pero cómo? ¿El niño puede ser un "caso perfecto" de una frase de Lacan y, al mismo tiempo, de una(s) frase(s) de su enemigo, Sartre (tomada de Lo imaginario, para más datos)?
Y sí, de eso se trata: de ver que un concepto se encuentra con algo que ya estaba allí. Los resultados de ese encuentro son otra cosa. Son la cosa (¿Me servís otra copa?)
No es que el niño ame algo más allá de aquello que destruye: destruye aquello (la cáscara) que se interpone entre él y el objeto de su amor. Porque no hay "el tesoro oculto, ágalma, que está en el centro de la cosa que deseamos", salvo, claro, que adoptemos el punto de vista de los planos-detalle de la pornografía, siempre obsesionada por mostrar lo inmostrable: el goce femenino. Y ese parece ser el caso del tío Zizek, que se muestra en sus palabras, un poco horny ("cachondo", en la lengua de Cervantes).
El niño ni siquiera destruye (porque la destrucción es sólo una conciencia particular, y no la única, de la transformación de unas determinadas masas en otras determinadas masas), apenas si descompone la cáscara (que los parientes tacaños se comerán a la hora del café, comprobando la baja calidad del chocolate de los Kinder, es decir aceptando lo cascaril, lo incomestible o inaprovechable de la cáscara), como paso necesario para la composición posterior: la ingeniería mínima que demanda su juguete. Si querés que hablemos de Marx, tío, el niño adviene sujeto del capitalismo al hacerse cargo del valor agregado de su propio trabajo con el placer de un ingeniero. Ningún misterio salvo ése. En lo único que podemos estar de acuerdo, después de esta segunda botella es en que "el juguete de plástico es el resultado de una arriesgada estrategia dirigida a materializar, a hacer directamente visible ese misterioso exceso": el exceso del valor que el trabajo agrega. ¿No es eso lo único que importa? No me vengas con que "La 'VERDADERA' mercancía sería aquella que no necesitara ningún complemento", porque no hay mercancía sin valor agregado (si se acabó el tinto, no sigo hablando).
Y el niño aprende, después de haber jugado a construir, lo deceptivo de la mercancía (¿quién no ha tirado ya cientos de juguetitos "contenidos" en los huevitos Kinder?), es decir: lo deceptivo del resultado (pese a lo cual, seguirá insistiendo en amar el proceso constructivo).
Ningún hueco, tío Zizek, ningún vacío, ninguna "brecha estructural". Ninguna Idea. Kinder es precisamente lo que ofrece. El capitalismo es precisamente lo que se ve, en superficie (la producción de diferencias puras). Y si los Kinder están prohibidos en Estados Unidos (¿es acaso el único lugar donde el capitalismo existe? ¿es que los europeos no son capaces de prohibir lo que exhibe "abiertamente la estructura inherente de una mercancía"? ¿es que en los Estados Unidos no se venden nueces y almendras ya peladas, sin cáscara?) es sólo por la misma razón que se penaliza el consumo de ciertas drogas y no del alcohol: una cuestión puramente impositiva.
Vaya, tío, vaya a dormir la siesta. No joda más, que los parientes tacaños ya se fueron.
Siempre pensé que Zizek era pura cáscara, incluido por supuesto todo aquello que lo rodea.
ResponderBorrarBien por la demolición del tío cachondo, de cuya estupidez ilustrada las pilas del secador de pelo de su bella esposa no tienen la culpa y a quien nadie invitó a este asado en primer lugar.
ResponderBorrarEn casa nos reímos toda una tarde con la ridiculez de Zizek sobre los huevitos Kinder, pero este post ya es puro arte de la sátira.
Otra cosa: sumando el envoltorio de papel, el huevo de chocolate berreta y el capuchón de plástico, ¿no son tres envoltorios en total?
(Este comment sigue en el blog de Oliverio Coelho).
y eso que no hablamos -aún- de huevitos Kirner (rep dixit).
ResponderBorrarbrindemos en medio de esta borrachera!!! excelente lo que decís!!
ResponderBorrarPara pascua me compré un huevo Kinder (bastante grande) sólo para armar el gran juguete que contenía. El chocolate era asqueroso.
Linkillo: espectacular tu nota sobre las "huevadas" de Zizek.Muchas Gracias. Hacía tiempo que no me divertía tanto con comentarios tan lúcidos.La Manía de Zizek lo lleva a opinar de todo sobre todo, y una cosa es tenerlo de frente hipnotizando a la audiencia y otra muy distinta leerlo tranquilo en casa. Marx no tiene la culpa de haber caído en el sillón lacaniano de Zizek. Lo trágico es que en algunos círculos se pretenda "reivindicarlo" para la posmodernidad a partir de los constructos lacanianos de Zizek.Creo que hay bastante más para "reivindicar", y debe ser todavía muy peligroso para las estructuras establecidas...Como para que todo el mundo académico que sostiene el infundio poscapitalista se incline de la manera en que lo hace ante el delirio brillante y soberbiamente sistematizado de Slavoj.
ResponderBorrarZizek nunca deja indiferente ante sus "opiniones", y aunque no soy un gran lector de él creo que hay algo de su comentario que están pasando por alto.
ResponderBorrarPrimero, cuando dice "cáscararas de huevo vacías" entiendo que hace referencia al hecho de que no tienen huevo adentro, es decir, no son simplemente cáscaras, sino que tienen una forma que nos hace referir a un objeto dentro de ellas a priori. Si vemos una cáscara de nuez, suponemos pues que habrá una nuez adentro. Esto no significa que tenga que haberla, pero si no la hay estará vacía de su supuesto contenido.
Segundo. Es precisamente el hecho de romper, despedazar, destruir, desarmar o como se le quiera llamar, el momento crucial del placer que da. Zizek no niega el placer de estos chocolates, sino que lo hace evidente, no se compra el chocolate, ni tampoco el juguete, sino la sorpresa, que está en el hecho de ver qué es y no en el hecho de armar. Si el niño se entretiene armando el juguete será extra, como el hecho de que se coma el chocolate, es decir, se compra el deseo, por eso es el objet petit a. El objeto causa de deseo, eso que no sé qué es, pero lo quiero, cuando lo tenga ya no será lo deseado, el placer está en la sorpresa. Al igual que los regalos, lo mejor es romper la envoltura para descubrir un regalo bueno o malo, pero el placer de no saber que es, es precisamente parte del regalo. No creo que los niños quieran un Kinder sorpresa para "armar" el juguete, sino para encontrar en su interior eso que no buscaban. Aquí también está la cuestión del valor agregado, compras un chocolate, pero también te llevas una sorpresa.
Tercero. Cuando dices que destruye aquello que se interpone, efectivamente, está entre él y su objeto causa de deseo, que al tenerlo no lo querrá. Cabe señalar que creo que la crítica de Zizek la hace a la forma de manejar la publicidad o mercadotecnia, pues por supuesto que la mayoría de las cosas tienen una envoltura, pero en pocas de ellas el placer está en abrirlas, sino en el objeto que está adentro, en el caso de la envoltura de un chocolate, no importa la envoltura, quiero el chocolate que se ve por fuera en la envoltura, quiero que sea igual, sé que voy a encontrar, en los kinder sorpresa no.
Por último considero que si bien no se tiene que estar de acuerdo con Zizek o los psicoanalistas en todo, pero de ahí a suponer que son opinólogos sin darse cuenta que al final tú haces lo mismo. Creo que sería conveniente entender seriamente los planteamientos de Zizek y no descalificar sin más sus ejemplos, si tú eres feliz comprando un kinder sorpresa y armando, adelante, pero esto no significa que esa sea la verdad y el único placer que otorga este producto. Por cierto que cuando dice "la VERDADERA" es muy evidente que las mayúsuclas precisamente resaltan el hecho de que no hay mercancía verdadera, pues aun cuando se compren nueces sin cáscara y a granel, las estarás comprando con la promesa de saciar tu hambre o antojo, si te venden nueces para quitarte el hambre, que esas sólo hagan eso, pero que no sepan ricas, o que hagan bien para algo, etc, etc.
Saludos
Soy estudiante de Psicología de la Uba, mi nombre es Franco, y me gustaría agregar algo a este foro, así al pasar, webiando:
ResponderBorrarhttp://es.youtube.com/watch?v=29G4y5ZbwBA
En el fragmento de lectura (lamentablemente esta en ingles sin subtítulos) pueden encontrar una de las tantas "repeticiones-modificadas" que insisten en el discurso de este autor sobresaliente. Verán que la cáscara, el huevo, y el juguete son una metáfora de la herencia filosófica occidental que desde la caída de la metafísica (Nietzsche y secuaces, como lacan, Deleuze, Heidegger) se intenta cuestionar. Lacan es uno de sus más fuertes aunque complicados exponentes, pero Zizek es profesor de ello.
La tópica que implica la mercancía "Huevito Kinder”, se relaciona a la metafísica, platón, el cristianismo, el positivismo.
Esa etapa esta superada en la filosofía contemporánea.
Lacan decía que "él no era estructuralista porque hablaba de una estructura con un agujero en medio", se trata de las multiplicidades de Gilles Deleuze, y de lo Real lacaniano, lo imposible, lo vivo, lo muerto por la letra, y recuperado por ella, el famoso Objet Petit a.
Lean, lean las huevadas del gordo Zizek porque les pueden abrir la cabeza.
me parece correcto lo que dice pe_petrucci y spaltung, ademas que al leer tu critica(opinion) sobre este escrito de zizek tube la sensación de que no respondias a lo que explica,en fin,no llegas a comprender por completo de que hablaba.
ResponderBorrardoy creditos al "gordo" zizek.
Yo creo que hay que valorar el intento de Zizek, por complejizar sobre lo aparentemente evidente. Valoro que alguien diga cosas que te dejen pensando, que no sean cosas que ya escuchamos mil veces.
ResponderBorrarMas alla de estar de acuerdo o no con lo que dice, genera este tipo de criticas-furiosas- o complicidades.
Me parece que tampoco podes arrancar una argumentacion diciendo basicamente que es un gordo descerebrado, o sea...podes atacar sus ideas, pero ¿que sentido tiene atacar su persona?
"Une ruine coquille vide
ResponderBorrarPleure dans son tablier.
Les enfant qui jouent autour d’elle
Font moins de bruit que des mouches."
(Paul Éluard, "Une ruine coquille vide", fragmento)
No digo que no tengas razón al afirmar que Zizek exagera... pero lo tuyo es extraño y quisquilloso. Mirá que agarrarte de cosa tan insignificante (precisamente) como un símbolo mal construido por generaciones de usos y costumbres de diferentes culturas alrededor del mundo... en inglés "empty shell", "coquille vide" en francés, "cáscara vacía" en español es una expresión que no merece ser discutida tan lacanianamente, a menos que quieras salir a rebatirle al mundo otros sinsentidos como "luz apagada" o "puerta bloqueada"... de paso, lo de argumentar un texto desde la suposición de que Zizek es un gordo borracho me parece francellesco, si me permitís el término. Es más, que yo te acuse de tinellesco por buscar el insulto fácil, la chicana porteñita de decirle "tío" a Slavoj Zizek me parece más pertinente, ya que lo que quiero discutir no es tu razonamiento sino tu evidente despecho. ¿Cuál es la deuda que Zizek tiene con vos, que te da tanta bronca? Por último quiero expresar que sólo me atrevo a dirigirme a vos de esta manera tan irreverente porque en lo personal me cuesta aceptar la impunidad discursiva de la que gozan los tipos como vos, los posmodernos profesores mediáticos; ¿cuánta gente de la que te elogia el texto es capaz de hilar un argumento válido para sostener su admiración por vos? Pensalo, rockstar de las letras, porque tal vez no sea tan interesante tener seguidores analfabetos de lo discursivo, cómplices de la idiotez.
Me dejastes pensando...
Borrar"¿No es, acaso, lo más precioso de Kinder lo que contiene y no la cáscara? ¿No es esencial al objeto el juguete que contiene? ¿En qué planeta extraño, despojado del placer de jugar, ha vivido hasta ahora Zizek?"
ResponderBorrarNO, NO ES ESENCIAL. Si hubiera la manera de darle un huevo kinder a un niño del siglo 19, no irá en búsqueda de ningún juguete. Su tésoro se hallará en la superficie, en el chocolate mismo.
¿Qué prueba ello?, que eso que llamas "esencial" es mera competencia cultural de un espacio y tiempo específico. Y a éso apunta Zizek. Habla de las "sociedades hoy"
Saludos.
No encuentro tanta diferencia entre las huevadas de Zizek y las de Link. Mira que colgarse de un huevo para hacerle una critica... Y algo que me quedo dando vueltas: aca comemos asados, no barbacoas.
ResponderBorrar
ResponderBorrarBueno, Zizek es como un ser humano cualquiera: tiene la virtud de ser inteligentísimo en algunas cosas y sumamente estúpido en otras. Creo que la fama lo lleva a hacer esta clase de disertaciones innecesarias sobre "lo que sea"
Me parece que los que se enojan no entienden que el texto de Daniel es una gran parodia en la línea de ese análisis pavo de Zizek sobre el huevo kinder.
Además está escribiendo en su blog, dejen de indignarse. Acá se maneja un regisro un poquititoo informal, del juego. No se vuelvan tan solemnes.
CALMA, amigos.
Saludos,
Daniela
ResponderBorrarVolví:
A mi, particularmente, Zizek, me parece un tipo creativo pero que se volvió peculiarmente imbécil con la fama. En mi caso particular, se me mezcla, lo lamento, lo "emocional" (la molestia que me genera su personaje de merquero con abstinencia que habla de filosofía -vean algún video de Youtube y observen la pose de loquito con movimientos espásmodicos mezclada con distertaciones intelectuales- ) con la obra (si de estupideces se trata, prefiero la de Vargas Llosa y no la de este viejo-adolescente)
Yo si fuera Daniel también me agarraría de un artículo estúpido (no creo que Daniel haya hecho esto precisamente, pero es lo que yo haría) para expresear mi fastidio ante semejante viejo boludo, si bien brillante, devenido medio trepador y vulgar. Como modelo de intelectual me parece un asco, y ya varias veces viene haciendo opinología sobre cosas que no sabe (sobre filosofía budista, por ejemplo, que seguro sacó el background de alguna novia suya, medio boluda esperitual que le dijo dos o tres cosas para que el tipo prendiera la chispa y saliera EN UNA CONFERENCIA a decir cualquiera)
En fin, hay que dejar de enaltecerlo tanto. Viene bien que cada tanto alguien le tire un palito y se dedique a escribir y fundamentar. Si no muchos de estos tipos quedan como dioses incriticables y eso es un plomo.
Lo lamento.