Hasta marzo de 2002, Richard Stallman era prácticamente desconocido en Argentina fuera de los círculos especializados. Jonathan Rovner me pasó uno de sus manifiestos y me pareció que había que publicarlo (Radarlibros, en tres ediciones sucesivas de marzo de ese año) y reflexionar sobre él (Cómo se lee). Ahora, Stallman se ha vuelto una estrella de la libertad. Qué bueno que nos hayan escuchado.
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