El pecado en salita de 4
hacíamos una filade alfileres que preñaba/nel corazón de jesúscon nuestra mugrepara luego parirnos a nosotros mismoscomo había hecho su Padrede puro onanista y en el colmo del incestoalgunos clavaban con sañaotros, más alegresyo: no recuerdopasábamos de a uno y a medidaque se consumía la serpienteel corazón se hinchaba rebozantede zumo de acero:por lo que a mísiempre último en la filaya no me parecía nada tristeesa fruta vigorosa
(éste, y otros poemas igual de interesantes, pueden leerse en El destino es un gil de mierda)
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