Argumentum Antropologicum
Por Ariel Schettini
Las fotos de Sebastián Freire no tratan jamás de mirar, ni de espiar, ni de esclavizar un objeto. Todo lo contrario, tratan de conocerlo. Como si frente a cada imagen el fotógrafo dijera:
"He conocido una cantidad de cuerpos que pasaron volando. Son más de 1.000 y menos de 10.000: un número preciso de cuerpos, que no es ni 1001 ni 1002, ni 1003 ni 1004 ni 1005 ni 1006 ni 4768, ni 7636, ni 9998, ni 9999. Es un número exacto pero no es ninguno de los que están entre 1.000 y 10.000.
"Fue en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cuántos fueron?
"El problema involucra el de la existencia de Dios.
"Del mismo modo que la rata implica al laboratorio y al científico, ese conocimiento implicó un estudio. En el laboratorio esterilizado del 'estudio', incontaminados por ninguna otra cosa más que el riesgo de los participantes del experimento, se trata de encontrar la química de una figura inolvidable y, por eso, perdida. Ensayo y error.
"Se guardan en una cajita, que alude al lugar cerrado donde el ojo los conoció y los expuso al estudio. Una cajita para la imagen del cuerpo: como si para conocerlos fuera necesario, previamente, matarlos, embalsamarlos y devolverles (como taxidermista) una imagen viva de sí; ponerlos en la misma posición que asumen en la naturaleza. Un diorama: la bestia en su medio.
"Pueden seleccionarse de acuerdo a una comunión entre la mirada y el objeto que da un resultado, como si buscara la solución del problema. El problema se generó en un abrir y cerrar de ojos, en un relámpago, un flash que provocó cada instante; y de los miles, algunos se impregnarán inútilmente en la memoria como la tinta al papel.
"Nada muere como una imagen. Cada una de estas imágenes corre el riesgo de muerte y deterioro, porque su objeto de conocimiento es lo más cercano que tiene el cuerpo a la naturaleza y a la muerte: la carne. Su iluminación apenas alcanza para que formen, en el conjunto o en la serie, una constelación cuya figura es al mismo tiempo móvil (de acuerdo con el ánimo de quien observa) y fija (de acuerdo con el objeto).
"Su lugar es el justo medio: entre la naturaleza y el lenguaje. Son puro cuerpo, pero se podría hacer una taxonomía que los aparte del caos que supone la individualidad y los domestique en 'tipos'. Desnuditos e impolutos, encerrados en un estudio y probando poses, esos cuerpos son tan únicos que se vuelven casi insignificantes: no importa quiénes sean, importa el número imposible de la colección.
"Entonces: Dios existe".
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