sábado, 31 de diciembre de 2005
Dicen que...
por Pablo Mancini para La capital
Los blogs en la Argentina terminan un año en el que se afianzaron como nodos de producción simbólica, mediante la escritura, las fotos y los videos y los hipertextos que los conectan. Los Vlogs -con "v" porque exponen videos- comienzan a multiplicarse, y el 2006 probablemente los encuentre a un alto ritmo de publicación, similar al que tuvieron durante este año los fotologs, es decir los blogs en los que se publican fotografías que se toman a diario.
En ambos casos, la irrupción masiva de teléfonos celulares que permiten mucho más que hablar por teléfono hace posible estas nuevas narrativas de la imagen. La fotografía profesional, el video de experto no es lo que cuenta, aunque los hay, claro. El relato y la experiencia, el testimonio impresionista y el deseo expresado es lo que más se ve al navegar por los fotologs. Las generaciones más jóvenes, los nativos digitales, contando sus historias.
Un proyecto innovador es la recientemente premiada blognovela "Más respeto, que soy tu madre" (http://mujergorda.bitacoras.com), como mejor blog de 2005. Una novela escrita por Hernán Casciari en un blog, de más de 200 capítulos y que cuenta la historia de una familia argentina. La blognovela emerge como un género narrativo que no es tanto el libro del futuro como un horizonte posible para jóvenes escritores y nuevos usos de los blogs.
En Brasil, donde los blogs se siguen como telenovelas desde mucho antes que en la Argentina, rápidamente se interesaron por las hipótesis del escritor argentino Daniel Link, quien plantea que "con el advenimiento de esta nueva cultura ligada con Internet y las nuevas tecnologías, se puede volver a pensar en el funcionamiento autónomo de los intelectuales". Link, que este año publicó el libro "Clases (Literatura y disidencia)", tiene un blog (http://linkillo.blogspot.com/) y a él también responde sobre las razones de concretarlo: "Experimento, investigo, curioseo. Como le pasa siempre a quienes escriben diarios, mientras tanto me transformo. Después de todo la primera etapa de mi bitácora fue un diario de viaje que recién cuando se transformó en libro adoptó un título ("Diario de un reciencasado") que me obligó a responder al significante".
miércoles, 28 de diciembre de 2005
viernes, 23 de diciembre de 2005
miércoles, 14 de diciembre de 2005
Correspondencia
V Jornadas de Investigación Histórico-Social
de Razón y Revolución
"A cuatro años del Argentinazo
¿Por qué se quedaron todos?"
16, 17 y 18 de Diciembre de 2005
Asamblea Popular Cid Campeador (Ángel Gallardo 752)
Facultad de Ciencias Sociales (Ramos Mejía 841)
martes, 13 de diciembre de 2005
Preguntan si...
- ¿El avance de los chats y de los mensajes de texto de los celulares precariza el lenguaje?
La verdad es que no lo sé. Soy por completo enemigo del uso de celulares (salvo, naturalmente, por razones profesionales) y, por lo tanto, bastante ajeno a lo que sucede en ese universo diminuto y jibarizado. Intuyo que las ondas de los celulares deben producir, a la larga, tumores cerebrales.
- ¿Internet cambió la manera de escribir?
Seguramente, y por muchas razones. Por un lado, porque las "escrituras en línea" (on-line) ponen en crisis nuestros antiguos prejuicios en relación con los límites entre lo íntimo y lo público. Los blogs y fotologs son el mejor ejemplo de que hay que realizar una profunda revisión de esa dialéctica (en la que, en definitiva, se fundan todas las demás). Además, lo que cambia Internet (más en general) son las relaciones con la "propiedad" de lo dicho y, por lo tanto, con la circulación de los discursos. No soy particularmente optimista en cuanto a las potencias democráticas de la técnica en si, pero sí creo que debemos hacer todo lo posible para garantizar el mayor grado de democracia simbólica en el vasto universo de la red. Por otra parte, que todos (y cualquiera) puedan ponerse a escribir nos obliga a plantearnos de manera mucho más aguda que antes la rancia pregunta sobre qué es un autor. Naturalmente, gracias a Internet parece estar cumpliéndose, además, la utopía vanguardista de "el arte al alcance de todos".
En cuanto al estilo... creo que también en este punto los cambios son notables. La red permite, por un lado, una sofisticación de los intertextos (por la vía del hipertexto, naturalmente) y, al mismo tiempo, demanda una claridad expositiva muy diferente a la de la cultura libresca.
- ¿De qué manera irrumpe Internet en la disyuntiva entre la cultura visual y la letrada?
Tengo para mí que Internet, por las razones antes expuestas, vuelve a poner en su más alto sitial los ideales de la cultura letrada. "Conectarse a Internet" es, la mayoría de las veces, lo que nos "desconecta de los medios masivos de comunicación". En ese sentido, diría que hay una competencia por el tiempo libre entre la cibercultura y la cultura industrial, pero no entre la cultura letrada y la cibercultura, que funcionan como aliadas (o, si ese vínculo no se ve tan claramente, cuya alianza es legítimo defender, patrocinar, profundizar).
- ¿Qué relación existe entre el avance del marketing y el surgimiento de nuevos lenguajes?
[Entrevista para la revista Monitor]
miércoles, 7 de diciembre de 2005
martes, 6 de diciembre de 2005
miércoles, 30 de noviembre de 2005
Mexicaneadas
"las autoridades mexicanas no vieron con buenos ojos las actividades a las que pretendía dedicarme para ganarme la tortilla nuestra de cada día..."
Foto: Sebastián Freire (de la serie "Dípticos mexicanos")
La imaginación humanista
La herencia maldita*
Por Daniel Link
En 1860, dice el narrador en off de la película, llega a Lübeck una joven brasileña, Julia da Silva Bruhns, quien se convertirá en la esposa del senador Johann Thomas Heinrich Mann. Es el encuentro, insiste el texto de Breloer, del Norte con el Sur, del orden (alemán) con la pasión (brasileña), una contradicción que será la herencia de una familia famosa por su relación intensa con la literatura y por su tendencia a la autoaniquilación. Hasta aquí la película, que ganó en 2002 un Emmy en la categoría miniserie y espera todavía una version aún más hollywoodense (¡exijo a Jude Law en el papel de Klaus Mann!).
Es frecuente que una familia imagine su historia en relación con la historia del mundo y proponga, en consecuencia, un mito fundacional donde la biografía familiar coincide con el nacimiento de la patria (en Argentina, son paradigmáticos en ese sentido los casos de los Borges y los Ocampo). Menos habitual es que la historia familiar se inscriba en un instante de peligro (lo que se llama "el fin de una época"). Es el caso de los Mann y el mito crepuscular que sus destinos conjuntos dibujaron. Fueron los últimos y agónicos portaestandartes de la imaginación humanista y, por eso mismo, sus víctimas más paradójicas.
Es conocida la antipatía que Bertolt Brecht sostuvo hasta el final de sus días por Thomas Mann. Nada personal en ese sentimiento, sino más bien el índice de una lógica que el comienzo del siglo xx había formulado con todas las letras posibles en todos los alfabetos del mundo: la oposición entre la imaginación humanista y la imaginación dialéctica. Si el clan Mann parece rendir tributo al final de una era, es por su incapacidad (por su sordera) para escuchar la pregunta que no se sabe todavía bien si fue la causa o la consecuencia de la ruina de la imaginación humanista pero que es, en todo caso, su correlato más evidente: ¿cómo y para qué reproducirse?
Si la crisis del humanismo ha sido metafóricamente caracterizada por la muerte de Dios, la muerte del Hombre y el retiro de los sabios, la pregunta por la reproducción (que vista desde otro ángulo es la pregunta por la propia concepción) se escucha a gritos tanto en aquellos escritores que inscribieron sus experiencias estéticas en la imaginación dialéctica (Brecht), como en aquellos que quisieron dejarse fascinar por el espejo oscuro de la imaginación del desastre (en el arco que va de von Hoffmannsthal a Celan, pasando por el más pop de sus cultores, Franz Kafka). Separados apenas por una hipótesis historiográfica (es decir, por una sensibilidad acerca del futuro), los dialécticos y los catastróficos supieron lo que los Mann no vieron, vieron a medias o vieron sin poder sacar las conclusiones del caso: la ruina necesaria e irreversible del humanismo burgués (la última fase de una imaginación de la cual el humanismo clásico y el humanismo cristiano constituyen sus momentos de afirmación primera).
En 1926, Thomas Mann escribió: "El estilo del escritor es, en última instancia, la sublimación del dialecto de los padres". Para Kafka, por su parte, el alemán fue la única lengua posible de todas las que tuvo a su alcance porque era la única que le permitía bloquear sus afectos. Dos de los hijos de Thomas, Monika y Klaus, recuerdan en sus memorias la sensación de aislamiento y reconcentración de la casa familiar (todos los puntos de fuga bloqueados) y la fascinación por los personajes que pasaban de largo (el judío, el gitano, el vagabundo, los actores). "¿Franz Kafka o Thomas Mann?", habría de preguntarse Georgy Lukacs. A su manera, los chicos Mann se plantearon la misma pregunta, pero con un tono menos dogmático, más existencial: ¿cómo y para qué reproducirse?, ¿por qué fuimos concebidos?
Fatalmente se señala que en el clan de los Mann el humanismo (las humanidades) vienen de la madre brasileña. Lo que conviene recordar es que a la muerte del senador, Julia da Silva quedó como único soporte (material e imaginario) de sus cinco hijos, Heinrich (el mayor, nacido en 1871), Thomas (el segundo, nacido en 1875), destinados ambos a convertirse en los dos más célebres escritores alemanes de su tiempo, Carla, Julia y Victor, condenados a protestar de diferente manera por su lugar subalterno en la familia. Carla y Julia se suicidaron (veneno, horca), Victor publicó en 1949 sus memorias con el título henchido de pathos Éramos cinco.
No fue, por cierto, el único Mann del clan que pondría por escrito su versión de la genealogía familiar. Su madre Julia le había dedicado en 1903 De la infancia de Dodo (el libro fue publicado recién en 1958, gracias a la voracidad de sus derechohabientes) y prácticamente todos sus sobrinos, los hijos de Thomas, harían lo propio: la primogénita Erika (1905) publicó en 1956 sus recuerdos en El último año. Además de las novelas por las que fue medianamente célebre, Klaus (1906) publicó en 1932 un torturado Hijo de este tiempo. Golo (1909) unos Recuerdos de mi padre (1965); Monika (1910), Pasado y presente (1956) y Elizabeth (1918), un retrato titulado La mujer-mar (1993). El menor de los Mann, Michael (1919) no se suicidó sin antes poner por escrito sus pareceres en Fragmentos de una vida (publicados en 1983). La esposa de Thomas Mann, Katia Prigsheim (hija de un matemático judío), en cambio, sobrevivió al suicidio de dos de sus hijos y publicó en 1974 Mis no escritas memorias. Frido Mann, nieto de Thomas, hijo del suicida Michael, recuerda a su abuelo en El infante (1992), por citar sólo algunos de los más de treinta títulos (incluidos voluminosos epistolarios) en los que la familia expuso su caso para la posteridad.
En su diario, Thomas Mann anotó el 14 de febrero de 1949 que ya sumaban 9 los parientes que escribían. "Muy cómico y fascinante", le parecía. Antes, el 3 de julio de 1936, su hijo Klaus había consignado en su propio Tagebuch: "¡Qué peculiar familia somos! Alguna vez se escribirá sobre todos nosotros, y no solamente sobre cada uno". No se equivocaba.
Volvamos a la protesta de Victor: Al insistir en que él era el quinto, el menor de los Mann señalaba las asfixiantes simetrías, inclusiones y exclusiones que constituyeron a su familia: los dos hermanos mayores, escritores (Heinrich, el más popular de la república de Weimar; Thomas, premio Nobel en 1929), las dos hermanas, suicidas. Pero además, como la reproducción familiar genera una imaginación del encierro (endogamia), parejas cruzadas de hermanos: Heinrich y Carla, Thomas y Julia (Lula). El pequeño Victor consideraba tíos (hermanos de la madre) a sus hermanos mayores.
El mismo esquema geminiano pasará a los hijos de Thomas: Erika y Klaus, los primogénitos, se presentaban como mellizos y eran percibidos como tíos por sus hermanos menores. Golo y Monika (soltero y viuda) terminarán sus días conviviendo en la casa paterna en Zürich. Elisabeth y Michael, los menores, también ellos un géminis partido. Cuando decidió casarse, Erika lo hizo con Gustav Gründgen, que había sido amante de Klaus. Por su parte, Klaus acarició la fantasía de casarse con Pamela Wedekind, amante de Erika.
En 1930, los hermanitos Mann deciden desempeñar los roles protagónicos de Geschwister, una adaptación de Les enfantes terribles de Jean Cocteau (la historia gira alrededor de dos hermanos incestuosos). Pareciera que, por todas partes, a esta familia obsesionada por la pregunta humanista sobre la reproducción la acechara el fantasma de la endogamia (¿cómo y para qué fuimos engendrados?) y si la única respuesta que encuentran a una pregunta semejante es el celibato o la muerte, hay que entender en la cadena de suicidios no una protesta sino un sesgado elogio de la modernidad (una forma radical de ser moderno en un más allá de la dialéctica: en el desastre).
Dos hermanas (Carla y Julia) y dos hijos (Klaus y Michael) de Thomas Mann se suicidaron. No son los únicos: Nelly, la mujer de su hermano, también murió, como se dice, "por mano propia". Y el hijo de Hugo von Hofmannsthal (el más alemán de todos los que eligieron la imaginación del desastre), que formaba parte del entorno de los Mann. Y René Crevel (que fue amante de Klaus). Y Ricky Hallgarten (compañero de aventuras de Klaus)?
¿No es, acaso, el grito de la época lo que se deja leer en esa cadena de acontecimientos funerarios? Klaus, en nota póstuma, definió el suicidio del intelectual como protesta contra la situación espiritual dominante. Se trataba, en su perspectiva, de rechazar el chantaje de la reproducción y la supervivencia (de la propia cultura, de la propia herencia genética), de negar (por la vía de la imaginación catastrófica) la imaginación humanista y su obsesión por la continuidad del sujeto, de inscribir su cuerpo en la historia con las marcas terminantes del que no acepta las desclasificaciones módicas (el célibe o el suicida).
La verdadera libertad, pensaba Klaus, es la indiferencia ante la muerte, la "muerte contenta" que Blanchot leyó en las últimas páginas de Kafka), el suicida como héroe de la modernidad (porque realiza una experiencia de negación radical), tal como lo concebía Baudelaire.
Pero no es un tema sólo existencial lo que se deja leer en esas muertes, porque una política de reproducción y cría constituye (como bien dejó en claro el III Reich) una biopolítica, es decir: una imaginación política sobre lo viviente y una determinada fantasía de exterminio. Hay también un tema de sexualidad que se entrecruza con el anterior. A la sexualidad inhibida (es decir, "de armario") de su padre, Klaus opone una sexualidad desinhibida (es decir, desbocada). Cuando su hijo consigue, después de varios intentos, suicidarse, su padre considera ese acto "enfermizo, feo, odioso, regresivo e insoportable" y concluye en que "Un exceso de carácter es incorrecto. No debí ser tan tolerante". Lo que Thomas escribe aunque no entienda el significado de sus propias palabras es que ya en su época el humanismo falla como inhibidor de las potencias del hombre y que la familia falla, por lo tanto, como instituto de producción de humanidad. El clan Mann, contra su voluntad, produce monstruos. No hay forma de seguir articulando las avenidas del deseo con las ramas de la genealogía familiar.
En esa falla (en esa ruina de la imaginación que es la misma en la que se inscribe la filosofía nacionalsocialista) la familia Mann imagina su vida, su destino y su sexualidad. Klaus, pese a su ocasional lucidez, no consigue escapar sino con su propia muerte. Klaus, que llevaba el nombre de su tío homosexual (el hermano gemelo de Katia), cuando se enamoró de un muchacho eligió llamarlo Phaidros, como había hecho antes que él, famosamente, el Prof. Aschenbach con Tadzio en la novela de su padre, La muerte en Venecia. Klaus, podría decirse, fue víctima del deseo de su padre (homosexual de armario), del cual permaneció preso hasta su muerte. Pero el Edipo es una estructura suficientemente compleja como para que los flujos del deseo atraviesen avenidas de doble dirección. También su padre estaba preso del deseo de su hijo. Thomas Mann ha escrito sobre sus pasiones homosexuales: en el colegio, el compañero Armin Manters; luego, el pintor Paul Ehrenberg; en su madurez, el adolescente Klaus (¡Klaus!) Heuser, modelo de Tadzio/ Phaidros, y el único al que alguna vez besó.
Hijo de un perseguidor homosexual (el senador), Thomas pasó (se trata del contagio y no de la herencia) el modelo de la sexualidad de armario que había adoptado de Friedrich Nietzsche a su hijo Golo, el célibe (quien, enamorado de Johannes Ludwig, decide sin embargo que jamás besará los labios de ningún otro, nunca).
Hay dos grandes dispositivos de individuación: uno genera humanidad a partir de la reproducción familiar y sexuada (complicando misteriosa, inútil y fatalmente los deseos con las genealogías) y el otro genera monstruosidad a partir de la reproducción por contagio (el pacto, la enfermedad, la amistad). La pregunta sobre la continuidad del sujeto que se lee en el enunciado "¿cómo y para qué reproducirse?" debería entenderse, entonces, con toda su fuerza (íntima y política): ¿qué es lo que nace con un hijo? ¿fuerza de trabajo? ¿procesos de identificación narcisista? ¿el mejoramiento de la especie?
Si el clan de los Mann es una familia maldita (como las grandes familias de la tragedia griega) es precisamente por la zona de indeterminación en la que se mueve: en la falla colosal que hunde un imaginario completo en el océano de plomo de la historia. La pregunta de la época ya había sido formulada (Kafka, el célibe, decidió no reproducirse o, más bien, opuso la epidemia, la reproducción por contagio, a la filiación: no de otra cosa habla su literatura) y cuando Thomas Mann alcanzó a oirla ya era tarde. En Doktor Faustus, su novela sobre una vida intelectual ejemplar narrada por un humanista ejemplar, Mann hizo morir al niño Nepomuk (Echo) en medio de una agonía atroz causada por una meningitis viral. Conocemos la preocupación familiar alrededor del capítulo. Después de todo, el modelo de Echo era el último vástago de los Mann, Frido.
Al matar literariamente a su nieto (¡en Los Ángeles!), el último bastión de la imaginación humanista declaraba su derrota: así como los sueños de la razón, también las fábricas y los institutos de humanidad engendran monstruos.
Veinte años después, en el corazón de la imaginación pop, el último de los Buendía habría de venir al mundo con cola de cerdo para ser devorado por hormigas, y casi sesenta años después, el drama de los Mann sería presentado, en una película que reconstruye el punto de vista del humanismo burgués, como el epifenómeno de uno de los más rancios conflictos imaginados por el siglo xix: civilización o barbarie.
*publicado como ?Heredarás el viento? en Otra parte, 7 (Buenos Aires: primavera-verano 2005)
martes, 29 de noviembre de 2005
Mamushkas
martes, 22 de noviembre de 2005
Correspondencias
Por Abuelas de Plaza de Mayo y Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas
Serenamente, después de pensarlo, como solemos hacer, vimos que ha llegado la hora de hablar.
No sabemos por qué ni para qué, aprovechando sus amplias posibilidades periodísticas, Horacio Verbitsky difama, injuria a personas de los organismos y en la última nota a los mismos organismos. ¿Qué lo lleva a esa necesidad de ofender y descalificar? ¿Se podrá saber alguna vez?
Por ahora desconocemos las motivaciones de esta repudiable actitud que arrastra al organismo que preside, en su ilimitado afán de volcar su odio o lo que tiene adentro y no sabemos qué es, hacia quiénes, seguramente por escondidas razones elige como sus circunstanciales, antiguos o actuales enemigos.
¡Qué pena el CELS!
Un organismo tan prestigioso por la obra de quienes lo crearon: Emilio Mignone, Augusto Conte, Boris Pasik, Alfredo Galletti y tantas otras dignas personas.
Ellos lo idearon, lo hicieron crecer y dar abundantes frutos, de verdad, de justicia, de coherencia, de solidaridad, de ética, en largos y azarosos años. Siempre cerca, al lado y en buena relación con los compañeros de camino de todos los Organismos de Derechos Humanos.
Y ahora se opaca su imagen por obra del actual presidente, señor Horacio Verbitsky.
No podíamos continuar callando ante tanta agresión inaceptable e impune.
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Independencia crítica
Por CELS *
Abuelas de Plaza de Mayo y Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas dicen sentir “pena” por el CELS. Nosotros, en cambio, nos sentimos honrados del trabajo que realizamos durante todos estos años y del espíritu de lucha que lo inspira; trabajo y lucha que hemos compartido con el resto de los organismos, aun cuando en algunas oportunidades hayamos tenido diferencias, en privado y en público.
Somos un organismo de derechos humanos pluralista y democrático. Históricamente, hemos elegido como presidentes a figuras de amplia trayectoria, que sostuvieron los principios éticos y los ideales políticos que guían la institución, y que la enriquecieron desde su práctica y su pensamiento. Para nosotros, éste es un activo valioso que se desprende de la historia del CELS y explica en buena medida la fuerza de sus acciones. Rechazamos los términos descalificatorios que se expresan en la nota en contra de la institución y de las opiniones de su presidente. Por otra parte, ratificamos nuestra postura de alerta frente a los intentos de utilización y cooptación de los organismos de derechos humanos por parte de diferentes expresiones político-partidarias. Porque no queremos abdicar del objetivo institucional de incidir en las políticas estatales desde una perspectiva de derechos humanos, sostenemos la necesidad de preservar un espacio de independencia crítica frente a los poderes públicos como factor fundamental para garantizar la credibilidad de nuestras opiniones y la legitimidad de nuestras acciones.
Ante la agraviante misiva, ratificamos estos principios que han asegurado nuestra identidad institucional a través de más de veinticinco años de existencia.
* Comisión Directiva del Centro de Estudios Legales y Sociales.
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Los organismos y el Estado
Por Horacio Verbitsky
Para que l@s lector@s entiendan de qué se trata: Abuelas y Familiares (“Hora de Hablar”) se refieren a mi nota “Su merecido”, sobre la actitud de Aníbal Ibarra ante el incendio en Cromañón. Decía que a pesar de “la extorsión a organizaciones sociales y de la cooptación de organismos de derechos humanos que reciben subsidios y puestos en el gobierno”, Ibarra no llegó “ni a la mitad de las firmas que necesitaba para que el referéndum fuera obligatorio”. Junto con mi respuesta personal se publica en esta misma página una respuesta institucional de la Comisión Directiva del CELS, en cuya elaboración me excusé de participar.
Aquel apoyo al referéndum motivó respuestas de H.I.J.O.S., que se identificaron con quienes “han sufrido las heridas de la desidia y la inoperancia”, y reclamaron juicio y castigo para todos quienes “tuvieron el poder de impedir esta tragedia” y de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, que recordaron que nunca hicieron partidismo y que acompañaban a los familiares de las víctimas “en el dolor y en sus reclamos”, en contra de “la impunidad y la corrupción” de “este sistema perverso”.
La semana pasada la difusión oficial incluyó a Familiares y Abuelas entre los convocantes a un acto político en respaldo de Ibarra. De ese modo volverían a colocarse en la vereda opuesta a la de las víctimas de Cromañón y su reclamo de verdad y justicia, tan parecido al de los organismos respecto de otras muertes, tres décadas atrás, como si fuera posible congelar el tiempo en aquél momento trágico e ignorar que la vida ha continuado, con sus nuevos dolores y sus renovadas luchas y protagonistas. El jueves, Estela Carlotto se mostró en una actividad propagandística de Ibarra junto al suspendido jefe de gobierno, pero ayer anunció que no concurriría al acto.
Mientras los eternos sindicalistas municipales aprontan sus micros como lo hicieron el 20 de junio de 1973 rumbo a Ezeiza (es de esperar que ahora sin armas), funcionarios del gobierno de la Ciudad están llamando a contratados y proveedores para intimarlos a concentrarse hoy a las 17.30 en Perú y Avenida de Mayo y amenazándolos con las consecuencias que tendría no hacerlo. Así lo denuncia el ex preso político Gustavo Westerkamp, hijo del miembro fundador y hasta hoy integrante del CELS Federico Westerkamp. “Se imaginan mi contestación” al funcionario que lo llamó, cuenta Westerkamp. “Le dije que no había militado en vano, que los sueños me acompañan todos los días a todas partes, atravesado los siete años por las cuatro cárceles del terror que viví (Devoto, La Plata, Rawson, Sierra Chica); que si los milicos no habían podido doblegarme menos iba a poder él y su mandante Ibarra. Que él era igual que [el ex Senador] Duhalde, al ejercer el mismo tipo de clientelismo político que repudiamos a lo largo de tantos años. Que no sobreviví a mis compañeros comoAdriana Spaccavento y tantos otros para transar y negociar todo por 1500 pesos y una manifestación armada por el aparato Ibarrista.” Esa actividad de intoxicación de la opinión pública comenzó el jueves con una visita de Ibarra a un centro de jubilados, cuyos responsables agradecieron con ingenua sinceridad los subsidios de recibieron de su gobierno. El jefede gabinete Raúl Fernández reconoció ayer a este diario que se llegó a esta situación porque confundieron participación en el aparato del Estado con construcción política. Hoy intentarán confundir el uso clientelista de tal aparato con clamor popular.
En una nota sobre Cromañón, a un mes del incendio, destaqué la trayectoria de Ibarra. Como fiscal se opuso a los decretos de indulto e integró la comisión del Ministerio Público para los casos de chicos apropiados durante la dictadura, como legislador promovió la creación de un Parque de la Memoria y desde el gobierno de la Ciudad apoyó la creación de un museo en el predio donde aún funcionaba la ESMA. También lo contrasté con su principal impugnador, el hombre de negocios con el Estado Maurizio Macri, representante de la clase empresarial sustento de la dictadura militar y, ya volcado a la política, promotor de las reformas represivas al Código de Convivencia Urbana, que niegan el uso del espacio público a piqueter@s y vendedore@s ambulantes. Ibarra fue de lo mejor y Macri de lo peor. Pero lo que está en juego no es el pasado de cada uno ni el futuro electoral sino las responsabilidades actuales por un episodio siniestro, de una magnitud sin precedentes en el país, en el que murieron casi doscientos jóvenes, en un local donde el gobierno porteño omitió su deber de control pese a todas las advertencias recibidas, porque los boliches formaban parte de la caja política que manejaban funcionarios de la intimidad de Ibarra. No es sensato dejarse sumar en forma acrítica a la degradación del progresismo porteño y los organismos de derechos humanos han tenido la cautela de no hacerlo, con apenas un par de excepciones.
Mis únicas referencias anteriores a lo que la carta llama “personas de los organismos” fueron una polémica político-ideológica en 2001 cuando Hebe de Bonafini festejó el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, y el relato periodístico de la crisis en la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires en 2003 y sus secuelas hasta hoy. Reproducía fragmentos de una carta del integrante de la Comisión, Carlos Sánchez Viamonte, a su entonces presidenta Estela Carlotto. Según escribió Sánchez Viamonte, desde que Carlotto acordó el nombramiento de su hijo en el gabinete de Solá, pasó a opinar que “sólo debíamos ocuparnos del pasado. De ningún modo denunciar el incremento de las torturas en dependencias policiales” ni en las cárceles. La Comisión no aceptó desentenderse de las violaciones a los derechos humanos presentes y Estela Carlotto renunció. Luego, Remo Carlotto obtuvo el cupo de hijo en la lista bonaerense del Frente para la Victoria para la Cámara de Diputados.
La discusión impostergable es sobre el vínculo entre organizaciones autónomas de la sociedad civil y el Estado, suscitada por el arribo al gobierno de la provincia de Buenos Aires, de la Ciudad Autónoma y de la Nación de autoridades que comparten en distinto grado las reivindicaciones históricas de los organismos. Bienvenida sea esta coincidencia, siempre que se mantengan las debidas distancias, no se confundan los papeles de cada uno, no se incurra en las prácticas que siempre se han cuestionado cuando las ejercían otros y se conserve la posición crítica respecto de las violaciones a derechos básicos que se siguen cometiendo hoy en esas jurisdicciones, distintas a las del pasado pero que requieren respuesta de los organismos de derechos humanos. Las leyes de impunidad ya han sido anuladas, los juicios contra los asesinos de la dictadura están en marcha y ni siquiera la Iglesia se anima hoy a defenderlos más que en forma solapada. La conciencia social sobre aquellos años es mayor que nunca antes. El vínculo de los organismos de derechos humanos con la sociedad se prueba hoy en otros terrenos: la violencia institucional, que en las cárceles bonaerenses llega a niveles de escándalo; la negación en todo el país de los derechos económicos, sociales y culturales; la necesidad de reformas que fortalezcan una justicia democrática; la defensa de la vida, la integridad física y la libertad que los jóvenes arriesgan cada vez quesalen a la calle, ya sea por razones laborales, de esparcimiento, en procura de un trabajo digno o de protesta colectiva. Siempre que se trata de derechos humanos de un lado están las personas, que padecen su violación y luchan por su reconocimiento, y del otro el Estado, por acción u omisión de un guardiacárcel, un policía, un juez o un gobernante. En ese contexto, la utilización política del empleo público, el contrato y el subsidio que intenta el gobierno de la Ciudad corrompen y desvirtúan los roles de cada uno. Nada tiene de ofensivo plantearlo para que se discuta. La actuación pública de los organismos los hace pasibles de escrutinio, análisis y crítica. No pueden oponer a ello sus méritos históricos, ganados en confrontación y no en promiscuidad con el poder. También es legítimo que sus integrantes ocupen a título individual cargos públicos, pero a partir de allí se convierten en funcionarios, que no pueden invocar la persecución pasada para negarse a rendir cuentas sobre su desempeño, ni acudir al organismo de origen para que los escude de la crítica. Los políticos de cualquier orientación siempre están dispuestos a aprovechar todo aquello que les convenga, y las organizaciones de la sociedad civil deben estar alertas para no ser utilizadas en un juego que no es el propio. Estas son las únicas razones, para nada ocultas, de la respetuosa objeción a determinadas conductas que a mi juicio son propias del negocio político y no de la construcción de una democracia con derechos y obligaciones iguales para todos y sin prerrogativas inconfesables.
lunes, 21 de noviembre de 2005
Correspondencia
Lo invitamos a la presentación de la obra MD Jaque Mate DJ, del IMaDuBA.
La obra se presentará por única vez el día jueves 24 de noviembre a las 21 hs, en el
Esta presentación cuenta con el auspicio exclusivo de la Embajada de Francia en Argentina.
IMaDuBA (Instituto Marcel Duchamp en Buenos Aires)
presenta
MD JAQUE MATE DJ
(2005 ? Proyección láser sobre pantalla de agua)
De las obras que realizó Marcel Duchamp en Buenos Aires durante los nueve meses en los que vivió en nuestra ciudad, el experimento óptico Stéréoscopie à la main es uno de las más enigmáticos. Recurriendo al estereoscopio, un divertimento popular que había conocido sus días de gloria a fines del siglo XIX, Duchamp dibuja manualmente una pirámide sobre una foto del Río de la Plata y la duplica para lograr un efecto de unidad, suspensión y relieve que no es un hecho objetivo sino un acto puramente mental. Con la obra MD jaque mate DJ, el Instituto Marcel Duchamp en Buenos Aires (IMaDuBA) evoca la trayectoria migrante de Marcel Duchamp y su presencia en nuestra ciudad.
Idea y coordinación: Rafael Cippolini y Gonzalo Aguilar
Texto de presentación: Raúl Antelo
Realización y supervisión artística: Augusto Zanela
Edición de video: Jorge López
Animación digital: Ayelén Castro
DJ Set: Stéréophonics à la main / Nicolás Varchausky
a partir de obras musicales de John Cage y Marcel Duchamp
Environment musical: Étant Donnés, 69 Paroxyms For Marcel Duchamp de John Zorn
martes, 15 de noviembre de 2005
lunes, 14 de noviembre de 2005
Correspondencia
From: "Ceremonial" < ceremonial@ms.gba.gov.ar >
Subject: Apoyala. Y después dicen que los gays no se comprometen
Date: Wed, 26 Oct 2005 15:06:32 -0300
SOLICITADA
Los abajo firmantes, ciudadanos argentinos que expresamos distintas corrientes de pensamiento cultural, político y social. Ante el desarrollo de las próximas Elecciones Legislativas de Octubre y la evolución de los
acontecimientos institucionales que se suceden, puntualizamos que:
Juan José SEBRELI (Ensayista) DNI 4.346.956
Ernesto SCHOO (Critico de Arte) DNI 4.220.981
Claudio ESPAÑA (Critico de Cine) DNI 4.225.898
Dalila PUZZOVIO (Artista Plástica) DNI 4.482.743
Charlie SQUIRRU (Artista Plástico) DNI 4.139.842
Antonio Elio BRAILOVSKY (Ecologista) DNI 4.555.854
Emiliana LÓPEZ SAAVEDRA (Periodista) DNI 2.383.269
Araceli GALLO (Psicoanalista). DNI 2.020.933
Fabiana ROTH (Actriz). DNI 16.347.895
Charlie THORNTON (Diseñador de Modas). DNI 16.826.753
Diego ALEXANDRE (Artista Plástico) DNI 16.527.789
Susana VIERI (Escritora) DNI 10.838.204.
Rodolfo PRAYON (Artista Plástico) DNI 4.401.860.
Gilberto REY (Autor) DNI 6.171.814
Eduardo MC ENTYRE (Artista Plástico).
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sábado, 12 de noviembre de 2005
Córdoba
miércoles, 9 de noviembre de 2005
Il deserto e il suo seme
Daniel Link
La fatalità di essere nato a Córdoba ha accompagnato Jorge Barón Biza per tutta la vita, anche se tutti i necrologi hanno indicato che era nato a Buenos Aires nel 1942. Dal 1993 viveva nella capitale dell'entroterra, dove era docente universitario e si dedicava al giornalismo culturale. La Voz del Interior pubblicava regolarmente le sue riflessioni (sul lunfardo, sul "cocoliche", sui valori nella cultura argentina. O meglio: sulla degradazione dei valori nella cultura argentina). L'ultimo articolo che ha pubblicato su quel giornale trattava il tema della poesia nelle carceri. L'ultimo racconto pubblicato è uscito domenica 2 settembre su Radarlibros. Ogni tanto consegnava a qualche rivista a bassa tiratura (o semiclandestina) gli articoli che non rientravano nelle norme stilistiche e "morali" dei giornali con i quali collaborava.
(el texto completo, acá)
Correspondencia
:: DIVERSA 2005 - 2ª EDICIÓN - 10 AL 20 DE NOVIEMBRE :: |
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (I.N.C.A.A.)
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martes, 8 de noviembre de 2005
Correspondencia
jueves, 27 de octubre de 2005
Finis terrae
¡Ándale!
Luis Mattini, después de las elecciones / La democracia ilusoria: Luis Mattini considera que las elecciones no fueron un momento de democracia, sino lo contrario: el sistema representativo como negación de lo democrático. El agotamiento del sistema político y productivo, el teorema del poder, el progresismo de derecha, Cristina K. y el setentismo, la política de criminalizar a los desobedientes, la indiferencia por las actuales violaciones a los derechos humanos y un chiste judío, para entender ciertos apoyos al gobierno.
Nota completa
viernes, 21 de octubre de 2005
Dicen que...
El mártir san Sebastián, representa el dolor pero también el erotismo a lo largo de la historia del arte y por eso se ha convertido en el santo patrono de los gays. Esta exposición confirma el propósito milagroso del santo
[Sigue]
jueves, 20 de octubre de 2005
Corrrespondencia
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miércoles, 19 de octubre de 2005
Pandoras
El psicoanálisis nos acostumbró a pensar que no hay mujeres locas, sino que la mujer es, directamente, la locura del mundo. Devenidas en militantes, las mujeres no hicieron sino invertir ese prejuicio para decir que sí, que lo que la mujer hace es arruinar la falsa calma del régimen patriarcal. No es que la mujer enfrente al orden del varón sino que lo arruina por dentro, aniquilando su centro, haciendo del que se creía amo del cosmos un títere de sus caprichos: Salomé, Lulú, Lolita. Las mujeres fatales, a lo largo de la historia, obligan al hombre a hacer lo que más teme y lo que más quiere: pronunciar con voz quebrada esos nombres en lo que todo es blando, líquido, apenas palpitante. Al hacerlo, el hombre siente que renuncia a su potencia genitora, a su genius. Se vuelve tonto, esclavo, objeto de la burla de los otros.
La primera mujer fatal del cine (y, sin duda alguna, su arquetipo) fue Louise Brooks (1906-1985). A los quince años, la bellísima niña abandonó su Wichita natal (Kansas) con rumbo a Nueva York para no volver nunca. No sabemos si bailaba realmente bien, pero su performance en los escenarios neoyorquinos la llevó a Berlín, a Hollywood, y más allá. Su primer crédito cinematográfico es de 1926, pero fue su aparición como Lulú en La caja de Pandora (Georg Pabst, 1929), su décimoquinto papel en la pantalla, la que la llevó a ocupar el lugar privilegiado que tiene en la imaginación sentimental.
Pandora, la primera mujer sobre la tierra según la mitología greco-romana, fue la que sedujo a Epimeteo antes de entregarle la famosa caja ("Es un regalo de Júpiter", le dijo). Epimeteo abrió el regalo de los dioses (en otras versiones más militantes del mito es Pandora la que abre la caja por curiosidad) y dejó salir de ella todos los males que aquejan al hombre desde entonces: reumatismo, gota, afecciones venéreas (dolores que debilitan el cuerpo humano), y envidia, despecho, venganza (lo que pudre el alma de otro modo pura y solidaria).
Pandora dejó suelto en el mundo la plaga del deseo desesperanzado de aquello que no se conoce por principio (la mujer). Pabst comprendió el mensaje que le llegaba desde el inicio de los tiempos y dijo: el goce femenino es nuestra ruina y la mujer fatal al mismo tiempo nos arrebata y nos aniquila porque hace de su propio goce un objeto de su curiosidad. Pabst había visto alguna de las películas previas de Louise Brooks y decidió que sólo ella podía prestarle al arquetipo creado por Wedekin su cuerpo a la vez etéreo y macizo, su mirada intensa, su sonrisa, los movimientos y el emblemático corte de pelo. La caja de Pandora es un melodrama sombrío sobre una mujer bella que provoca la desgracia de quienes la desean (es decir, todos: un doctor honorable, su hijo inocente, una condesa vagamente lesbiana). En la escena final Pabst entiende que la única salida es interponer a Jack el Destripador (aquel que buscaba en las vísceras de sus víctimas los secretos del goce femenino) en el penoso camino de Lulú. La imaginación sentimental de Pabst ató definitivamente la belleza devastadora de la carne femenina y el punto de vista aterrado del varón. La película sufrió censura y mutilaciones en todo el mundo, pero Lulú había llegado al cine para quedarse para siempre.
Louise Brooks no sobrevivió a la sonorización del cine. Le faltaba voz, que es lo que Greta Garbo (1905-1990) podía ofrecer, además de una belleza sobrenatural e inquietante. En Mata Hari (1931) desempeña a la más grande espía de todos los tiempos, la que seduce a los hombres para arrancarles sus secretos. Al traicionarlos con un beso, Garbo señalaba que no es sólo fatalidad lo que se esconde en la mujer fatal, sino también el cálculo profesional. La mujer es capaz de hacer con su goce (y con el goce del otro) una intriga política. La contracara es
La tercera de la tríada sublime que pudo llevar con soltura el look del cielo fue Marlene Dietrich (1901-1992), en cuyo nombre la ele ya choca con una erre que hace ruido. Sus contemporáneas cuentan que, en el teatro, mientras ellas tenían que entregarse a los más disparatados excesos actorales para llamar la atención del público, a Marlene le bastaba con sentarse en una silla, cruzar las piernas (las piernas de Marlene), encender un cigarrillo y mirar el vacío para que el tiempo se detuviera para siempre.
En El ángel azul (1930), Marlene es una regordeta cantante en un cabaret de mala muerte al que concurre un gran burgués. Fatalmente, el Prof. Rath sucumbe a los hechizos combinados de las piernas, la voz y la mirada de Lola Lola y, al pronunciar ese nombre maldito, se deshace en un pozo de impotencia y autoconmisceración. Ni siquiera Marlene pudo salvarse de una condena masculina (cierto que irónica): el final de Morocco (1930) la encuentra rendida (¡a ella, que había llegado como la última Pandora a aniquilar la confianza del varón en su entereza!) ante el inclaudicable legionario Tom Browne (Gary Cooper). La última escena la muestra sacándose los zapatos de taco aguja y hundiendo sus piernas (¡las piernas de Marlene!) en la arena del desierto para seguir a su amor como una cuartelera más.
Por supuesto, Hollywood pronto comprendió que no era prudente quedarse a esperar que aparecieran esas mujeres arrebatadoras, incontrolables, peligrosas y deseables (por todo lo anterior). Más rentable era fabricarlas como un producto y ver qué sucedía. Algunas sobrevivieron a la empresa y otras no. La jovencísima modelo Lauren Bacall fue obligada por Howard Hawks a transformar su voz, llevándola de un chillido nasal parecido al de Fran Drescher (
Rita Hayworth tuvo un entrenamiento más difícil. Al principio de su carrera tuvo que lidiar con el capricho de algunos productores, que pretendían que cantara y bailara, cosa que no le quedaba bien a su cuerpo de pelirroja maciza. Más de una vez cambió de nombre (hizo más de diez películas como Rita Cansino), antes de que un guión bizarro como pocos le permitiera lucir su sex appeal arrebatador en Gilda (1946), donde un vago casino de una muy aproximativa Buenos Aires se convierte en el escenario de las pasiones encontradas de varios hombres por la misma mujer, lo que en el contexto de la imaginación sentimental de los varones lleva fatalmente al crimen.
Recién entonces pudo despegarse de la sexualidad pesada que los varones de Hollywood atribuyen a las mujeres latinoamericanas (Jennifer López, Jessica Alba, Salma Hayek). En La dama de Shanghai (1947), Orson Welles la tiñó de rubia, la adelgazó y le devolvió el misterio y la falsa fragilidad que todas las herederas de Lulú necesitan. En 1953, en el punto más alto de su esplendor, Rita hizo de Salomé para que no quedaran dudas de que ella era capaz de pedir y obtener en bandeja la cabeza de quien quisiera.
El caso de Jane Russell (1921) es un poco triste. Huérfana de padre, tuvo que trabajar desde muy chica para sostener la casa familiar. Presionada por su madre, consiguió ahorrar la pequeña fortuna que le costarían sus estudios dramáticos. En 1943, Howard Hughes la volvió famosa (y censurable) con El forajido, una película bastante menor pero que ponía todo el tiempo en primer plano los 96 y medio centimetros de busto que serían la perdición de Jane. Para colmo de males, fue obligada firmar un contrato de exclusividad con Hughes durante siete años. Hizo pocas películas y en todas ellas quedó siempre relegada al papel de teta parlante. Recién en Los caballeros las prefieren rubias (1953) pudo desempeñar un papel a la altura de su talento: una mujer cínica y experimentada que sabe cómo controlar a los hombres (la contraparte perfecta de la "inocente" Marilyn Monroe). Pero ya era tarde. La marea pop estaba llegando a todas partes e iba a transformarlo todo.
Con su carga de liberación sexual, voto femenino, igualitarismo laboral, control de la natalidad a cargo de las mujeres y teorías psicoanalíticas que desmantelaron los misterios de la atracción sexual, la posguerra volvió prácticamente imposible cualquier metafísica de la carne. De la mujer fatal o la vamp, el cine pasó a las heroínas o malvadas.
Barbarella, Ripley, Gatúbela, Lara: gotas de sexualidad líquida en el combate de los sexos. Jane Fonda, en Barbarella (1968), fue la primera de una larga lista que incluye a Gatúbela de Batman regresa (1992, Michelle Pfeiffer), Lara Croft de Tomb Rider (Angelina Jolie, que en Alexander se atrevió a dar muestras de todo lo que será capaz cuando madure) y, en un más allá de belleza, sensualidad y eficacia asesina,
La única que intentó ocupar ese lugar imposible (y así le fue) fue Sharon Stone, que venía de derrotar a puñetazos a Arnold Schwarzenegger en El vengador del futuro (1990). En Bajos instintos (1992) le hicieron cruzar y descruzar las piernas y el mundo creyó ver, abierta por última vez, la caja de Pandora. La esperanza, sin embargo, volvió a quedar guardada: Sharon tuvo un episodio cerebrovascular, quedó loca de atar y sólo apta para papeles como la villana de Gatúbela (2004), Laurel Hedare, una mujer de mármol obesionada por el envejecimiento y tan empastillada como Nicole Kidman, tal como se la ve en las ceremonias de entrega de los Oscars, quien en Moulin Rouge! (2001) ofreció una mezcla tan calculada y tan carnavalesca como inverosimil de Louise, Garbo, Marlene, Lauren y Rita: el cementerio cantado de la mujer fatal.
Nos queda, claro, la esperanza: ¿qué será de Dakota Fanning, la niña prodigio, la superestrella del momento, cuando crezca? Ojalá que la imaginación sentimental le permita revivir a Pandora y que el punto de vista aterrado del varón no pretenda aniquilar esa suave fuerza misteriosa y grave. La queremos Lulú, la sabemos Lolita, la soñamos Lola.