Hace unos años, Daniel Link dio cuenta del fenómeno de las nuevas tecnologías y de sus efectos estéticos en la escritura en su novela La ansiedad, compuesta a partir de e-mails, de textos basura mediante los cuales intentaba hurgar allí donde la letra cotidiana se despoja de todo principio de esteticidad. Lo cierto es que el experimento de Link sólo fue festejado por un grupo de amigos y la novela se perdió en un minúsculo riachuelo de textos de espíritu auto celebratorio cuyo tono entusiasta sólo alcanzó a esos cultores de lo esnob.
Carlos Gazzera en La voz del interior.
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