lunes, 21 de agosto de 2006

El caracol y la sirena

Reflexiones sobre la creación y la moral

por Claudio Magris

MILAN.- También los pecados, al igual que los capitales tomados en préstamo, se pagan con intereses que crecen con el tiempo. Lo que Günter Grass ha revelado con tantos años de tardanza (su participación forzosa en las SS de Hitler) -de por sí algo venial, si se considera la terrible situación y la edad que él tenía cuando lo cometió- le cae encima como una piedra.
Como se ha dicho, hubiera podido y debido decirlo enseguida: nada queda en secreto. Sofocado, y sin solución, en lo íntimo corre el riesgo de gangrenarse, de crecer, de erosionar destructivamente como un tumor, asumiendo dimensiones anormales y contaminando la existencia. Sin embargo, la conciencia, como una camisa manchada o sólo transpirada, va a la máquina de lavar y de escurrir sin preocuparse por el comentario de los vecinos acerca de las manchas.

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