por Daniel Link Un verano de hace muchos años, mientras mi vida matrimonial se desmoronaba, leí En busca del tiempo perdido de Proust sin interrupción: apenas dormía, a cualquier hora, comía y volvía al libro. El estío (la vacación) tiene esa cualidad de suspensión temporal, perfecta para proyectos de gran envergadura (divorcios, lecturas postergadas). Guardo los mamotretos, que la urgencia de las actividades cotidianas nos impiden leer de acuerdo con el régimen que reclaman, para esos deliciosos períodos en los que la pereza nos impide hasta la más trivial de las conversaciones. Así, en trance, leí también Viaje al fin de la noche de Céline, La montaña mágica de Mann, Pynchon. Leer en verano muchos libros cortos, cuya intensidad tal vez nos arrebate, a mí no me seduce porque equivale a esos confusos recorridos vacacionales (toda Europa en 20 días). Y leer "nueva literatura", un riesgo del que en verano prefiero abstenerme (nada de turismo-aventura).
Si uno desconfiara de su capacidad de inmersión en un mundo (se trate de Tristes trópicos de Claude Lévy-Strauss o de la biografía de Lorca escrita por Ian Gibson, los libros que me esperan después de las fiestas), allí están las novelas seriadas que admiten la intermitencia (reléanse con prudencia porque su encanto se gasta): mi biblioteca de verano incluye todo Chandler, todo P. D. James y la serie de Tom Ripley de Patricia Highsmith.
Texto publicado en Ñ, Revista de cultura.
Me alegra que hayas escrito sobre esto, linkillo. Cuando, no hace mucho, era alumno de tus clases, siempre fantaseaba con preguntarte como habías leído a Proust -yo estoy comprando los tomos cuando los encuentro en la trad.de Salinas, ya tengo 4, leí sólo el 1º- y verlos apilados en el placard equivale necesariamente a preguntarme: ¿esto cómo se lee?
ResponderBorrarEn fin, si nunca me animé a preguntártelo en clase debe ser en parte por la relativa inimportancia de la pregunta en el contexto, y porque temía que interpretaras que buscaba una respuesta específica o taxativa.
saludos,
Detonó el recuerdo de un enero que pasó mientras leía "La guerra y la paz". No se sintió tanto el calor.
ResponderBorrarOjo, también se puede hacer lo mismo bajándose todos los capítulos de alguna serie de TV de culto.
ResponderBorrarSoy joven, pero no confío en el monopolio de las letras.