viernes, 14 de marzo de 2008

Olor a hombre

poe Daniel Link para SOY de Página/12

Tom de Finlandia es el nombre de una
fundación dedicada a preservar la memoria de un dibujante notable y de lo que, con gran generosidad, sus autoridades llaman “arte erótico”, pero también identifica la obra de aquel dibujante, nacido un 8 de mayo de 1920 con el nombre de Touko Laaksonen en el seno de un matrimonio de maestros luteranos de Kaarina, pequeño pueblo finés.

Un perfume que dentro de poco saldrá a la venta estará asociado a la misma marca y, por lo tanto, a la misma sencilla utopía que Touko se habría propuesto realizar en su obra futura. La Fundación Tom de Finlandia pidió a Etat Libre d'Orange, la empresa que había lanzado la fragancia Rossy de Palma, un producto que no ocultara el verdadero olor de un hombre sino que lo potenciara. Antoine Lie, el perfumista de la firma, interpretó la utopía cabalmente y la tradujo en una mezcla que evoca “el aire libre y la profundidad de los bosques”.

La asociación entre Tom de Finlandia y L'Etat Libre d'Orange, cuyo manifiesto de seis artículos incluye frases como “El perfume ha muerto, viva el perfume”, “una tierra de libertinaje olfativo”, “un territorio de expresión subversiva”, hace prever que usar esa fragancia equivaldrá a una declaración de principios.

A los 19 años, el joven Touko huyó a Helsinki, donde estudió dibujo publicitario en la Academia de Arte, bebió del caliz prohibido, adoptó el nombre que haría temblar de expectación al mundo. Movilizado en 1944, participó de la batalla de Karelia donde tuvo que matar a un soldado del ejército soviético. Vuelto a la vida civil, estudió diseño gráfico y música, trabajó como dibujante publicitario free-lance, tocó el piano en hoteles de dudosa categoría.

En 1957 comenzó a colaborar con la publicación masturbatoria de bolsillo Physique Pictorial (1951-1990), donde publicó los dibujos y las historias gráficas que le darían fama y fortuna, sobre todo a partir de la década del setenta y sus repetidas incursiones en la escena leather californiana, que encontró en él a su huesped de honor y a su Picasso.


Physique Pictorial se especializaba en fotografías de pin-ups masculinas y fisicoculturistas (por ejemplo: LaLanne, Dallesandro, Steve "Hercules" Reeves y Mickey Hargitay, más conocido como marido de Jayne Mansfield).

Sus artistas más importantes fueron George Quaintance,

Etienne y Tom de Finlandia, responsable de varias portadas.

Hay libros con recopilaciones de dibujos del finlandés, y periódicamente también hay muestras en importantes museos de arte contemporáneo de Estados Unidos y Europa. Podría tratarse de un gigantesco malentendido, de los muchos que suceden cuando dos culturas se tocan, pero mejor es pensar que la obra de Tom de Finlandia dio, como la flecha del arquero zen, en un blanco que estaba dispuesto a que le dieran desde hacía ya bastante tiempo.

¿Dónde y por qué triunfó la utopía Tom de Finlandia? La pregunta no es fácil de responder porque lo primero que los comentaristas destacan es el modo en que el artista ha influido en el imaginario de y sobre la sexualidad masculina contemporánea (desde el gimnasio de acá a la vuelta hasta Fassbinder). El modo, podría decirse, en que lo ha embrollado todo, obligándonos a tener que callar, no por pudor o respeto, sino por no saber qué decir. Tom de Finlandia supo captar un silencio de época e hizo con ese silencio una fiesta del sinsentido: arte por el arte.

Lo segundo que se señala de esa obra es el triunfo y la apoteosis del chongo: se trate de retratos de hombres solos o de escenas de intercambio sexual (géneros ambos en los que Tom de Finlandia descollaba),


leñadores, vaqueros, soldados, policías, deportistas, malandras (los emblemas más trillados de la masculinidad nórdica) aparecen como animales de producción sexual de una superioridad física (que no hay que confundir con perfección, ni mucho menos) tan barroca como desenfrenada. Y, además, son la transcripción visual de un goce que es el resultado de una usurpación histórica: el goce femenino (o la versión que de él es capaz de hacerse cualquier hombre). Eso, parecerían decirnos esos personajes inverosímiles desde todo punto de vista (el físico, desde ya, pero también el caracterológico), es un hombre verdadero: la carne trabajada, la erección, y el goce femenino. ¿Pero, cómo? ¿No había, nos dijeron....diferencia?

Lo tercero que hay que destacar de la obra de Tom de Finlandia es la deliberada y obsesiva negación de la diferencia o su deslizamiento hacia un sistema de clases pueriles (hombre/ mujer, macho/ afeminado, activo/ pasivo, hard/ soft, que no son patrimonio de ninguna “comunidad organizada” sino de la cultura contemporánea en su conjunto).

Al incorporar ese sistema de clasificación, y al celebrar siempre el mismo término (hombre, macho, activo, hard) podría pensarse que Tom de Finlandia no hace sino refrendar el más transitado de los esquemas de pensamiento (el mismo que hace del sol un principio activo y de la luna un principio pasivo, basado en la sola disposición a extasiarse ante la emisión lumínica, es decir: la eyaculación solar. Pero no, y por eso la marca resiste todos los embates: esos hombres conocen el secreto del goce femenino y, además, lo experimentan.

Son los herederos, podría decirse, de Tiresias, aquel sabio griego que, juguete de los dioses, había atravesado las fronteras de la sexualidad y de los géneros, al mismo tiempo. Lo más festejado de la obra de Tom de Finlandia no es sino la recreación en otro contexto cultural de los mismos sueños eróticos de la mitología griega, esa pesadilla de pasiones que atravesó los siglos y todavía nos alcanza. Ovidio, a quien se reconoce también como precursor del cinematógrafo, es el más célebre de los precursores de Tom de Finlandia: el poeta que cantaba los deseos de los dioses, aquél a quien el fascista Octavio Augusto tuvo que desterrar de Roma porque le arruinaba el efecto en general piadoso de su estilo de gobierno.

El gusto pueril de Tom de Finlandia por lo mitológico se nota, por ejemplo, en la predilección del dibujante por equivalencias fijas entre profesiones y caracteres, propio del imaginario de infancia, es decir: de lo que se supone que la infancia (esa zona indiscernible de lo humano) imagina (“¡Qué querés ser cuando seas grande?”). Masculinidad: profesiones rudas, sexo hard (y goce femenino, y además: solo eso).

La utopía Tom de Finlandia, como toda utopía, es ajena a la razón, como la infancia, y, francamente, por eso mismo inocente y encantadora: no hay maldad en ese universo, tampoco estado, religión, raza, clases sociales, nos dicen esos dibujos. Los hombres se nos aparecen más allá de las fuerzas de este mundo: dioses, héroes, dispuestos a y merecedores de todo.

Los dibujos de Tom de Finlandia gustan. Y gustan a públicos exigentes. Son incorporados a las colecciones permanentes de museos como el MOMA. Se elogia mucho la terminación de esos dibujos y la maestría con la que Tom de Finlandia (7 de noviembre de 1991: enfizema) hizo del acabado (el orgasmo, la atención al detalle) un gran asunto de las artes visuales en la época pop.

Sea. Pero también gustan porque se lo asocia a la realización de un imposible: la infancia adánica, el heroismo griego, lo pueril, lo natural, al mismo tiempo: la reunión de masculinidad y goce femenino. Y ahora el perfume, resumen de todas las contradicciones: una fragancia que no distorsione lo natural del hombre (esa nada desenfrenada), sino que lo revele.




8 comentarios:

  1. ¡Espectaculares los dibujos!
    ¿Se sabe dónde se puede conseguir el perfume?

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  2. Anónimo12:11 a.m.

    Lo que sea. Pero yo me calenté más con los dibujos que con las fotos.

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  3. Anónimo6:18 p.m.

    Bueno, reivindico mi derecho a que no me guste. Además no entiendo, Daniel, dónde encontrás la referencia al goce femenino... ni a la puerilidad. Ni poniéndole onda encuentro nada de eso por ningún lado. Pero esto seguramente es porque soy mujer y soy cero alternativa. Nunca vi un hombre más calenturientamente dibujado que el que hizo Milo Manara en El perfume de lo invisible.

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  4. Anónimo11:50 a.m.

    ¡Que obras de arte por favor! Velázquez o Rafael se morirían de envidia. Que altura intelectual alcanza el arte pornográfico. Qué imaginación no? como se le habrá ocurrido dibujos tan lindos? Uno despues de ver esto siente el alma reconfortada, siente que la humanidad ha progresado muchísimo y que tenemos una sociedad global en la que predomina el bueno gusto. Por suerte Daniel siempre nos regocija con sus hallazgos tan geniales.

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  5. Anónimo2:59 a.m.

    el q se va a cojer al grandote q va a sentarse mientras el amigo le sostiene las bolas, no es el Claudio Garshia Shatur en epocas de Rolando Rivas??? Igualito, vea!!!

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  6. Anónimo11:31 a.m.

    es impresionante como me calientan estos dibujos
    charlie

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