Beverly Hills
Por supuesto, una vez que uno se acostumbra a Los Ángeles, la ciudad se vuelve progresivamente encantantadora. Trucos: no usar nunca las autopistas, esa peste, y manejarse por las avenidas que atraviesan la ciudad. En dos días uno termina orientadísimo como en Buenos Aires, porque todo es muy cuadrado y, con la ayuda de un mapa, se puede llegar a cualquier parte. Hoy, al término del congreso, nos fuimos rapidito para llegar a ver la puesta de sol desde Mulholland Drive.
¡Qué película! ¡INOLVIDABLE!
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