Agradezco la invitación de los organizadores de este Simposio Internacional la oportunidad única que nos brindan de reflexionar sobre aquello que, mal que nos pese, constituye nuestras vidas “-o mejor todavía, su aborto, la herida abierta que es mi vida-”1, en un marco de pluralidad de perspectivas que, lejos de disolver el objeto, señalan el umbral de transformación de pequeño drama personal en escena de la Historia.
Mucho antes de que la Dictadura existiera como tal (es decir: mucho antes de su construcción como objeto de discurso, pero también mucho antes del golpe de Estado de 1976), en un día de julio de 1967, Oscar Masotta2, a quien recurro por segunda vez para pensar un título, leyó en el Instituto Di Tella una conferencia a la que llamó “Después del pop, nosotros desmaterializamos”3. Allí Masotta explicaba un determinado malestar sobre una palabra (para Masotta, el malestar fue su musa) que no vale la pena traer ahora a cuento, sobre todo porque la he reemplazado por la palabra “Dictadura”. Esa palabra, digamos, una palabra qualunque que sólo se distingue de otras por un qualia, la adherencia, había tenido tanto éxito que, escribía Masotta, “invade el interior de la tira cómica y alcanza finalmente el afiche publicitario” (337).
Sigue acá.
Daniel: hay varios renglones que salen "encimados" y hacen imposible la lectura completa de la entrada.
ResponderBorrarFijate si podés hacer algo.
Suerte con el viaje.
qué excelente -reemplazar pop or dictadura es sólo el primer golpe.
ResponderBorrarya están en egypt, con los turbantitos??
Ulises sólo escucha a los fantasmas que beben la negra sangre...
ResponderBorrarAbrazo