jueves, 20 de noviembre de 2008

La conexión siria

Florencia sigue sin dar señales de vida. Su custodio está preocupado. Nos dio cita para almorzar en Pastroudis y elaborar un plan en conjunto. A la madre la tienen engañada porque no se atreven a decirle que la perdieron de nuevo. “¿Cómo, de nuevo?”. “Sí, en Argelia ya nos pasó. La madre se la pasó llorando y por eso no se pudo sacar los anteojos oscuros en ningún momento, estaba hecha polvo”.



¿Para qué la habían traído, entonces, si iba a ser tan problemática su presencia? “¡Es que ella se coló! Como en Jurassic Park... Nadie sabía que estaba en el avión. Después ya fue tarde y no quiso volverse, con la excusa de que no lo aguanta al monstruo del hermano y de que el padre no le lleva el apunte. Esa chica tiene el diablo en el cuerpo.”
“Tiene a quien salir”, murmuró S. ¿Dónde la habían perdido de vista? En el puerto. Se había ido a una fiesta en un yate de un jeque, desconectó el celular y no se supo más de ella. ¿Y la historia de la Biblioteca? “Cierto”, dijo Ramón, golpeándose la frente. Nos entregó un sobre de papel manila donde había unas credenciales para nosotros, como miembros de una delegación cultural que debería gestionar la donación de la literatura argentina completa (un volumen por autor, desde el comienzo hasta nuestros días), como parte de los acuerdos bilaterales que se firmarían en Cairo. “¿Pero por qué nosotros?”, pregunté. No tenemos nada que ver con...” “Shhhhh”, nos interrumpió Ramón. “Hagan caso, necesitamos ganar tiempo”. “¡Vos sospechás algo!”, le dijo S. A regañadientes, Ramón asintió con la cabeza y murmuró: “creo que hay sirios implicados, son gente muy vengativa”. No había terminado de decirlo cuando el celular de S. comenzó a trepidar sobre la mesa de mármol blanco. Era, naturalmente, Flopy, que se negaba a dar su paradero, nos pedía que tranquilizáramos a su familia y que continuáramos con las gestiones culturales con las autoridades de la Biblioteca en su nombre. La estaba pasando bomba y nos iba a traer regalos para todos. O eso decía...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario