por Daniel Link para Perfil
Nada menos parecido a un plan de lecturas que los libros que se acumulan para leer en el verano: un equilibrio inestable entre la curiosidad y la obligación, una zona turbia donde se mezclan las deudas (los libros que debí leer) y los compromisos (los libros que tendré que leer). No tanto un plan, que mal que mal responde a la lógica del sistema, sino una sencilla “lista”, que responde a la lógica de la serie aberrante (en la medida en que los que se suceden son organismos completamente heterogéneos). Pienso en los libros que oprimirán como una pesadilla mis tardes y mis noches de enero y de febrero. Me propongo leer Gravity Raibow de Thomas Pynchon (en inglés, hasta donde pueda), la monumental biografía de Osvaldo Lamborghini que debemos a Ricardo Strafacce, Pedro Páramo de Juan Rulfo (esta vez, como una mera historia de fantasmas), los Cuentos de la era del jazz de Fitzgerald y un par de obras de teatro de Brecht (para ir completando el repertorio). De los últimos libros recibidos, quisiera terminar La novela luminosa de Mario Levrero y Frío en Alaska de Matías Capelli. Tendré que revisar la traducción del Cornets de Rainer Maria Rilke y de Moskauer Tagebuch de Walter Benjamin. Seguramente iré posponiendo estas últimas lecturas, que nunca me entusiasman y para las que no tengo ninguna paciencia, hasta que se me imponga la conciencia de que ya no llego.
De todos modos, lo que más me asusta es Pynchon, porque para la lectura de El arco iris de gravedad (lo comprobé hace años), es fundamental el envión inicial. De modo que espero comenzar el año con viento a favor, y a toda vela. Para lograrlo, ya me he sumergido en un par de novelones (cualquiera de P. D. James siempre sirve, Bajo el volcán de Lowry, también). La lectura también necesita de un entrenamiento, una gimnasia al mismo tiempo óptica e intelectual. Ninguna de las lecturas que tengo por delante (salvo, tal vez, el caso de Castaneda) involucra seriamente mi propio pensamiento y es por eso que me convienen las calistenias previas, la concentración y el ritmo del maratonista (sin prisa, pero sin pausa).
Suerte con las lecturas, y feliz año.
ResponderBorrarExiste una guía de lectura muy buena para el Gravity´s rainbow (debe haber varias, de hecho).
ResponderBorrarNo creo que la necesites (o aun que la desees), de todas maneras si te interesa te la mando...
Saludos, buen año con buenas lecturas...
Linkillo:
ResponderBorrarBuena pila tenes por delante. Ahora (por curiosidad), exlicame que es la Calistenia, porque no entendi un carajo. Por lo que se, es un quilombo de tecnicas de varias disciplinas.
Saludos!
PD: ¿Porque hacer calistenia, y no, por ejemplo, Yoga (si es que se pueden equiparar)?
Triste la vida del lector obligado.
ResponderBorrarYo también tengo varios de Pynchon pendientes (tengo hasta el ladrillote de Against the day) y al final no leí ninguno. Encaré para el Rainbow, pero me desanimé rápidamente. Como escuché por ahí que V es más accesible, encaré para ahí, también salí disparado. Insólitamente también tengo varios de esos libros en pila en el estante de "para leer". Y también ahí están TC Boyle con Drop city, Ishiguro con An artist of the floating world y The sea, the Banville. Ah, y también el Infinite Jest que compré en inglés, insólitamente en Yenny por 15 mangos (cuando todavía Wallace estaba vivo). Pero al final dejé todo eso a un lado y me metí en Berazachussets que me hace cagar de risa. ¿Valdrá la pena la guía de Pynchon? O sino, como leo todo el año, más vale dedicarle el verano a escribir.
ResponderBorrarTriste la vida del obligado (cualquiera sea su actividad).
ResponderBorrarEstoy comentando sin haber leído el post (el peor de las discípulos)
ResponderBorrarLa novela luminosa vale la pena,..no se vos sabes mas que yo de todo esto pero se siente un escritor en carne viva sin el glamour de hoy por hoy.
ResponderBorrarVarlotta