Días atrás, recibí un mensaje que solicitaba mi participación (para el día de hoy, con esta lluvia y las mil cosas que tenemos programadas con mi hija, que acaba de mudarse a su pisito) en "un video documental sobre instituciones". Me excusé amparándome en mis múltiples ocupaciones, pero de todos modos pedí detalles para ver de qué me estaba perdiendo: "familia, estado, religión, educación, trabajo, medios", me contestaron. Me dieron ganas de contestar "¡Ya lo dijo Althusser, mis amigos!", pero preferí hacer mi propia lista de instituciones sobre las que, alguna vez, alguien debería desarrollar una teoría sistemática: barra brava, sauna masculino, fan-club, club leather, facebook, crucero turístico (pero la microsociología, se sabe, ha perdido todas las batallas).
Ahora, abandonado, pero no olvidado, recupero (gracias a las páginas de Andrés Di Tella) un rol que no resignaré ni a palos.
qué lástima que no lo filmamos allá lejos y hace tiempo, ¿no? ¿Te acordás? No sé por qué nunca llegamos a hacer esa película sobre escritores en super 8. Había una idea que era que cada escritor propusiera una escena/retrato. Recuerdo que Fogwill quería que lo filmáramos en un "estudio de escritor" todo falso, con escritorio de roble, pluma Montblanc, lomos añejos en la biblioteca a sus espaldas, etc. No me acuerdo si Aira llegó a plantear alguna idea, pero recuerdo una conversación en el café de la esquina de Puán. ¿Cuándo habrá sido? Ya me estoy pareciendo a George Steiner, "Las películas que no me atreví a hacer..."
ResponderBorrarDel "Diario de un televidente", idea tan vieja como aquella, habrás visto, yo no me olvidé...
ResponderBorrarEsos rollitops de super 8 hoy serían incunables...
ResponderBorrarY aquellos diarios inéditos ni hablar...
No considero que la microsociología haya perdido batalla alguna, sino que se discute en diferentes formas (novedosas, para algunos, como las charlas en un café en la esquina de Puán) y en diferentes formatos: los más intelectuales (el facebook y el sauna parecen ser los espacios preferidos) prefieren creer que lo único no-dicho-aún será pensado por ellos, pero sólo pensado... para incomodar a sus lectores con todo el ingenio de los que (en un pisito o en un crucero) han leído sobradamente a Althusser.
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