Terminando de escribir un libro llamado Fantasmas. Imaginación y sociedad, me encapricho (son palabras de mi editora) en incluir una lectura de Pedro Páramo, esa "comedia de fantasmas" (son palabras de Aira) única en su género en la literatura novomundana.
Desde el punto de vista temático o argumentativo, la inclusión no puede ser más obvia: mi capricho pasaba por querer recuperar la primera monografía que escribí en mi vida, hace casi treinta años, bajo el influjo de toxicidades estructuralistas que hoy no me animaría a exhibir tan públicamente (aunque en secreto las cultive como un vicio adolescente). "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", parece que alguien dijo. Pero, como se sabe, nada es más difícil que reescribir el propio pasado y quedé empantanado durante semanas en una agonía o un hiato teórico-metodológico. No era "el estilo", me daba cuenta, lo que tenía que corregir de aquella antigua lectura ("Patrones nominales en Pedro Páramo") ni su candor (la ciega confianza en que estaba yo -aquel- diciendo lo que nadie antes hubo dicho), sino el género: mi lectura de Pedro Páramo se inscribia en la mitolografía (en la que toda lectura de Pedro Páramo fatalmente incurría por entonces) y ahora tenía que encajar en una fantasmología, que además de ser dudosa como disciplina, opone el mito y el fantasma como objetos que corren en direcciones contrarias.
El asunto no era menor en relación con un libro que interroga la imaginación como potencia. Ahora, finalmente, mi agonía ha terminado y puedo volver a la vida cotidiana como quien vuelve de una internación. Puedo volver a Lost y a la vida cultural de Buenos Aires, que comienza a despertar de su letargo veraniego.
se viene la "ghostology"...pasame ya la data de esas editoriales eurotrash q tu obra se multiplica...sino eso de traducirte me va a chupar toda la vidaaa
ResponderBorrarAy!, Daniel: he ahí tu "Michelet"!
ResponderBorrarQué ocurrencias!!!