Siempre será difícil saber si la vileza que excretan los personajes más inmundos que nos visitan es producto de su estupidez o de su maldad constitutiva: ¿a qué escuelas fueron? ¿cómo lloran a sus muertos? ¿en qué cueva anidan esos infames roedores cuyos nombres no queremos conocer para no sufrir arcadas cuando nos los repitan? ¿y por qué creen que algo los autoriza a espetarnos sus rebuznos (que muchas veces ni publico)?
¿O es que acaso creen ser graciosos? ¿Y qué clase de sentido del humor cultivan? ¿De qué se ríen? ¿No habla a las claras esa risa boba, ese intento lamentable de parodia que no convence ni a los monaguillos de las parroquias de Munro, de una mente profundamente perturbada por el resentimiento y capaz de sostener una hostilidad hacia la prosa del mundo que está fuera de toda lógica histórica, de todo amor, de toda compasión? ¿Por qué hay que tolerar la prepotencia de derechas (como quieren en la patriótica madre), el sarcasmo, el conservadurismo, el terror pánico a toda hipótesis de transformación del mundo que nos dieron? ¿Y por qué odian a la universidad? ¿Qué fantasma se esconde detrás del trauma de tantos libros apenas comprendidos o jamás leídos? ¿Por qué se refugian en el sentido común y la tautología ("es así")? Si las bestias sólo creen en su capacidad de supervivencia, en la predación y la rapiña, apaguemos la luz, que se nos hace tarde y los sueños nos esperan en la cama.
¿O es que debemos olvidarnos definitivamente de la posibilidad del bien y entregarnos al sufrimiento colectivo, a la crueldad de Juan de Patmos y su planificación maníaca del retorno al abrazo de la humanidad más bárbara? Esos hombres más que temibles, porque no tienen otra alma sino la colectiva, sufren esa participación con la misma repugnancia que nosotros sentimos por ellos, cuando nos cruzamos con sus miradas subrepticias y sus pensamientos que no son un pliegue pero están llenos de dobleces.
¿De qué se ríen? ¿Qué les causa gracia? ¿Qué es lo que no se atreven a decir, o lo que no saben cómo escribir porque han rendido la papilla infectada de sus circunvalaciones cerebrales a los más inmundos idola fori del presente? ¿A qué le tienen miedo y de qué quieren vengarse, sin atreverse a hacerlo, porque la cobardía es lo que los ha aplastado contra el suelo?
El ánimo de venganza introduce el programa de la espera. Pero a nosotros (yo sé bien quiénes somos "nosotros" y no me llamo a engaño) no nos guía el ánimo de venganza y por eso rechazamos el programa de la espera. No somos tan cínicos como para olvidar que nuestra propia muerte acecha a la vuelta de la esquina, y tampoco hemos tenido una vida tan miserable como para fingir que el tiempo que nos resta se puede vivir con la mueca desencajada de los que lo han desperdiciado todo, pero especialmente: la posibilidad de pensar, el sueño, el amor, el deseo de una comunidad que no puede llamarse comunismo porque no tiene límites ni ansía otra cosa que la confesión de su fracaso (no una comunidad de héroes, sino de monstruos). La arcada de la risa, el vómito grotesco de las payaserías, la tilinguería de quienes tienen tiempo para perder porque han perdido el rumbo y no saben qué hacer con sus vidas, los que ven la deuda infinita en el lugar del don, los que confunden el poder con la potencia: déjense de joder con sus pelotudeces, estamos grandes.
de que me perdi???
ResponderBorrarpedazo de texto,me cautivo,muy de himno y refundacíon
ResponderBorrardaniel ,donde se origina la categoria monstruo como analisis,te pregunto de verdad,ya que no voy a la universidad
Idem...
ResponderBorrarVas a lograr que todo el mundo se haga cargo y se sienta mal, muy mal. ¡Sos un Jaimito! ¡explicá un poco de qué hablás!
ResponderBorrary Derrida?
ResponderBorrarJajaja
Saludos.
Daniel, se trata de una mutación particularmente dañina del viejo y conocido Menso.
ResponderBorrarYo fui monaguillo en Munro.
ResponderBorrarestás escribiendo la autobiografía?
ResponderBorrarBueno debo decir que yo tampoco entendí mucho, de a ratos se pone más críptico que yo cuando el tarambana de turno me rompe el corazón. Pero, como Diego B., yo fui monaguillo, pero de Saavedra. Instituto Divina Providencia, de 1991 a 1994.
ResponderBorrarEso, por favor. ¿Quién nos visita? ¿Llegaron los extraterrestres? Quiero tirarle este texto por la cabeza a un nombre propio.
ResponderBorrarWow, lahiena en su esplendor.
ResponderBorrarLinc: Usted lo que quiere es que la gente no escuche las dos "Campanas" pero dejeme decirle que, esos días se han acabado.
ResponderBorrarNicolás: lo del monstruo está sobre todo en Donna Haraway . Pero algunos seguramente retrotraerían la fundación del concepto hasta Bataille. Para más datos, ay, Clases. Literatura y disidencia. De todos modos, de esto no se habla en la universidad...
ResponderBorrarMi novio también fue monaguillo, y más.
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