lunes, 20 de abril de 2009

La guerra de los Danieles

El viernes pasado, después de habernos sometido a un episodio de teatralidad vegetariana sobre el que no conviene detenerse para no volver a caer en la desesperación, fuimos al cumpleaños de una amiga donde, como era de prever, no se hablaba de otra cosa que de televisión y de política (que son la misma y única viscosa materia).
Como de lo segundo no soy capaz de hablar, cuando me preguntaron por quién pensaba votar contesté que afortunadamente compromisos laborales internacionales me tendrán fuera del país cuando sucedan los precipitados comicios (sólo agregué lo extraño que me parecía que mi agenda personal estuviera hecha con anticipación a la agenda de un país entero).
Otras compulsas fueron, pues, a las que me entregué, instalado en un rincón del patio junto con una amiga a la que hacía tiempo no veía. Ella pretendía convencerme de que Inspector Morse es mejor que Prime Suspect. No he seguido la primera, de modo que no puedo sostener una teoría demasiado fundada, pero lo cierto es que uso la serie británica como somnífero: apenas la encuentro en las rondas de zapping nocturno, me acomodo porque sé que en cinco minutos ya Morfeo me habrá raptado de las investigaciones oxonianas de Morse y su ayudante (en fin: Sherlock y Watson).
Mi amiga nunca vio Lost y yo repliqué a sus ataques maníacos con los míos: tenía que verla, iba a encantarle. Además, le sugerí, podía ver de corrido la primera temporada durante un fin de semana, a razón de diez horas por día (le brillaron los ojos ante la suculenta perspectiva de aislamiento). Es como una novela larga, le dije, es como Stendhal, Flaubert, Proust. Durante la semana pensás en lo que viste y el fin de semana siguiente seguís con la segunda.
Acertó a escuchar mis recomendaciones de testigo, practicante, miembro de secta, fanático del culto, el hermano de la homenajeada quien, con lengua pastosa quiso intervenir poniendo por encima de Lost a Los Soprano. Sucede siempre.
Pasa siempre, le dije a mi amiga. Sólo hay dos clases de personas, las adictas a Lost y las adictas a Los Soprano. Es como la marihuana y la cocaína, como Boca-River. Como Pepsi y Coca (agregó ella). Exacto. Le interesó el universo insospechado de categorizaciones que se abría ante su perspectiva inocente, que creía que Lost era un mero relato de náufragos. En modo alguno: no es sólo la serie más importante de todos los tiempos, sino una pieza filosófica de primer orden. No se entiende el presente si no se pasa por Lost (dicho, por supuesto, para molestar al sopranófilo que, estupefacto, no sabía cómo contestar mis bravatas).
Como los intercambios crecían en tonalidades, en adjetivaciones y en maneras, bien pronto los restantes partícipes del ágape se dieron por enterados del tópico que nos involucraba. Daniel Molina, desde la otra punta del patio, dictaminó que Lost era pésima. Es el momento que todo pastor espera: ¿La seguís?, le pregunté. Contestó, naturalmente, que no. Agregó que, enterado de mi predilección por esa ficción, había intentado verla hace tiempo, pero que lo defraudó a tal punto que no volvió jamás sobre ella. Es comprensible, le dije. Hay episodios de Lost que irritan a la audiencia de manera deliberada y, de todos modos, la mayoría de ellos no se entiende si uno no ha visto la totalidad de la serie. Que alguna totalidad opere, todavía, en el universo narrativo, no me parece un dato sobre el cual no convenga detenerse.
Semanas atrás, ya había esgrimido el mismo argumento ante una recalcitrante sopranófila que pretendía sacarse de encima a
Lost diciendo que (trato de ser fiel a sus palabras) le molestaba la gente tan cirujeada que la protagonizaba (identificaciones narcisistas primarias) y la manipulación arbitraria de los caracteres y la peripecia (identificación narcisista secundaria). Negué rotundamente una y otra propiedad de Lost y pregunté, también: ¿La seguís? La respuesta fue negativa.
Volviendo al cumpleaños taurino: ya ves, le dije a mi amiga, es imposible hablar con esta gente. En realidad es imposible encontrar terreno en común para establecer un debate porque soy consciente de que participamos de universos paralelos. Yo no tengo simpatía por los relatos de mafiosos y me aburre soberanamente el éxtasis norteamericano ante la italianidad. He visto algún capítulo de Los Soprano pero sería incapaz de pronunciarme en relación con sus virtudes o defectos. En cambio ellos, que no han visto ni una temporada, se atreven a escupir el Libro en el que abrevo. ¿Vos decís?, titubeo mi amiga, que pensaba que mis excesos se debían también a la ingesta inmoderada de champagne. Te digo más, fijate. Y pegué el grito:
¿Dani, y Los Soprano, la ves? Me encanta, dijo, incluso la compré.
Ahí tenés, murmuré en el oído de mi amiga, es como te decía: o estás con Nietzsche o con Pablo de Tarso, no hay otra opción. Vos dirás que es dejarse llevar por el pensamiento mítico, pero yo pienso que no. Por ahí pasa la política moderna y el sentido del sufrimiento (una vez que levanto vuelo, ya nada me detiene).
Mi amiga, que quería dejarse arrastrar por el carro alado en el que yo me había montado tuvo, sin embargo, miedo, y se bajó. De todos modos, prometió que iba a realizar la experiencia Coca-Pepsi. Un fin de semana lo consagrará a la primera temporada de Lost y otro a la primera temporada de Los Soprano. ¿Y cuál sería Coca?, preguntó. Difícil respuesta, claro. Porque no importa que nuestros paladares hayan sido formados en el cocacolismo (sprite, etc). Lo cierto es que Pepsi es el sabor (siempre lo fue) de la nueva generación. Y las nuevas generaciones, la comunidad que viene, necesariamente pasa por Lost y no por Los Soprano.
La noche seguramente continuó, pero después de que me arrancaron la promesa de que, más tarde o más temprano, habría yo de contestarle a Dani Guebel, me di cuenta de que para mí había terminado.

19 comentarios:

  1. Anónimo7:32 p.m.

    Eso es: dionisos o el crucificado. No hay otra opción.

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  2. yo sólo voy a decirte algo, Daniel. Es algo que descubrí hace poco y tengo muchos testigos para afirmarlo y defenderlo. Hasta está filmado. Si mezclás coca light con coca común, queda pepsi.

    Vos fijate.

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  3. Anónimo12:57 a.m.

    En una discusion de series, no me duras un minuto, Linkillo.........Si tu unica carta es Lost, estas perdido.......=P

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  4. Daniel: si no viste Los Soprano no esperes un día más. Lo del relato de mafiosos y la italianidad norteamericana, que también es muy de Scorsese, no pasa de los clichés del género. Es una obra maestra de la historia de la producción audiovisual, metiendo al cine y la tv en la misma bolsa. Tiene otros tiempos a los de la series habituales, no hay un suspense permanente y la fuerza está mucho más puesta en los diálogos (increíbles) que en los tiros o escenas de violencia; ver capítulos sueltos es lo mismo que no ver nada. Y a diferencia de Lost, Sopranos se sostiene durante las siete temporadas (la 6 está dividida en dos partes) en cambio la otra tuvo tres y las dos últimas son de un sopor intolerable. Y no entiendo eso de "pieza filosófica", si a eso te referís con que hay personajes cuyos nombres son Hume, Locke y Rosseau, un guiño contractualista que no da para mucho.
    Ah!...el único gran filósofo de nuestro tiempo es el Dr House!!!
    slds

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  5. Yo lo que sí coincido es en eso, amando Lost, no puedo desmerecer ni un segundo a Buffy, X Files, Twin Peaks, Star Trek, muchas maravillas desconocidas y canceladas que se pueden conseguir y las joyitas de Bryan Fuller (Wonderfalls, Dead Like Me, Pushing Daisies) y... y... aaaaa tantas cosas. Es cierto que Lost va mucho más allá y que va con la época (igual, lo que hizo Twin Peaks en 1990 me parece que fue un movimiento réquete importante) porque ver Lost es (o, mejor dicho, PUEDE SER) ver Lost y entrar a Lostpedia, y participar de los ARG, y esta cosa de las teorías online y su wikificación. Lost no deja de homenajear a esas series (explícitamente y con amor, para callar a los "ya se hizo"), y me parece que la referencia es, antes que nada, a esas series, antes que a esos libros. También creo que eso tiene que ver con el modo de trabajo allá y qué significa ser un writer, desde lo que es un show runner a la writers guild. Cuando empezás a rastrear nombres, todos terminan trabajando juntos en algún momento.
    Y yo lo que sé es que mi vida, entre temporadas, es más triste que cuando tengo mis series running, y que no hay nada más trágico que terminar de ver un capítulo final.

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  6. Daniel, lo de "inglese italianizzato, inglese indiavolato", como se aplica a los Americanos, la mafia, Los Sopranos? Es la vijea nueva generación? Un indiavolato alla Disney?
    Esta crónica la rompe!!!

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  7. Alejo, no: no me refiero a los nombres de los personajes (rasgo, de todos modos, más que simpático). Me refiero a la teoría de la paranoia y de la guerra y a las hipótesis sobre el vivir juntos que Lost debate y sostiene. House no es un filósofo: es un pajero que se las da de banana (cuando tenga tiempo, desarrollaré con argumentos con-tun-den-tes). Y sobre Los Soprano... ya lo hice y no es lo mío (quedo fuera de esa genialidad, en todo caso, que no niego: sencillamente digo que "preferiría no hacerlo").
    Ferko, sí: da tristeza la lógica guerrera, el "¿a quién querés más, a tu papá o a tu mamá?".
    Dasbald: no sé. Supongo que siendo una cultura mayoritariamente protestante y judía, el catolicismo es para los yankies una fiesta sensorial (quiero decir: óptica), de ahí el martilleo constante en las películas, no sólo de mafia, sino también las de terror. Es gente que nunca fue a una misa.
    Anónimo recienllegado: si hacés clic en la etiqueta "Diario de un televidente" vas a poder ver las cartas con las que juego (naturalmente, la estrategia de juego, no).
    Saludos

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  8. viva boca-coca-SOPRANOS-MORSE-PRIME SUSPECT-proust-flaubert-stendhal

    coincido con tu amiga: de lost vi la 1era temporada y me perdieron pese a mis mejores intenciones... trama manipulada al pedo para compensar la falsedad de los personajes... mucho más dificil escribir personajes que tramas mon cher ami... eso creo yo (la vieja generación)

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  9. che, acá se olvidaron de Miami Vice, una joya subvalorada como pocas, un himno de los ochenta tanto como los hits de New Order. También habría que sacar a la luz los descarados afanos de Prison break a la película Alcatraz en la primera temporada. El escape es una réplica total de la de Eastwood, impresentable. Mientras algunas series guiñan al cine, como Los Soprano, otras se convierten en burdas réplicas de recursos.
    Espero Daniel tu post destructor del gran House.
    Lost me parecía una gran serie y las primeras tres temporadas me las vi en una semana de vacaciones petrificado frente al televisor. Hoy me cuesta llegar al primer corte publicitario, slds

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  10. Yo soy un aburridísimo moderado. Me gusta Lost, me divierte, me parece genial en algunos aspectos, pero no la creo una obra maestra. Y tengo muchas otras series favoritas. Weeds, In treatment, 30 rock, Battlestar Galactica, Studio 30, Flight of the Concords, etc. Hay para todos los gustos y no hace falta agarrarse a las trompadas. Igual lo más insólito de tu crónica es que haya tanta gente que no haya mirado Lost en esa fiesta...

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  11. Anónimo4:37 p.m.

    Está bien, linkillo, tenés lindas cartas. Pero, ojo, van a venir otras manos. Ahora, me sorprende muchísimo que no veas dibujos animados. ¿Es asi, o simplemente no le diste espacio en el blog? Insisto, puedo darte pelea con las series.

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  12. Es gente que nunca fue a una misa.
    Podés citarte a vos mismo, ahí, al costadito, donde ponés las frases célebres, esas dichas al pasar.

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  13. Una discusión muy buena y divertida (que es lo más importante).

    Reconozco el valor de Lost. Me ha mareado un poco últimamente (pero porque he pecado y dejé de ver varios capítulos, mea culpa...)
    Y si bien tenés toda la razón en tus comentarios sobre House (que como historia, totalidad o planteo no puede compararse con Lost), creo que su interés pasa por otro lado. La razón de este comentario es más bien insistir en la propaganda de las series inglesas que le gustaban a tu amiga, como Morse, Prime Suspect y también Lewis... Si estás con sueño, te pueden dormir, es cierto -y a mí me pasa también con Lost-, pero hay que platarse con una predisposición de ánimo atento y bien despierto y disfrutarlas que son deliciosas. El gusto es más pequeño e inclasificable pero, pueden ser un verdadero placer. O quizás es sólo mi anglofilia irredenta...

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  14. La nueva generación se queda a vivir en el 1960 de Mad Men.

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  15. Anónimo10:37 p.m.

    No puedo creer que la fórmula secreta para crear Pepsi haya sido revelada. Alta Traición.

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  16. vi Los Sopranos hace años y fui completamente adicta.las cajitas de las temporadas me parecían droga. después de ver Lost, Los Soprano me resulta vieja, pesada, falsa...porqué seguir la historia de un tipo cuando puedo seguir la de una isla completa?

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  17. un poco Cerati-Melero el partido, no?
    yo vi las 2 y me gusto mas Los Soprano, Lost me aburrio entre la mitad de la 3 y la 4ta temporada, me pare que algunas series televisivas asi como algunas ideas filosoficas se sostienen con conceptos que preceden a estos, no podemos analizar Lost sin haber analizado antes Twin Peaks, Twilight Zone y X Files.
    cucu!
    alguien hablo de analisis?

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  18. Alecito10:55 a.m.

    Daniel, dijiste que el Dr House no es un fílosofo sino un "pajero que se las da de banana". Totalmente de acuerdo, pero exactamente eso es un fílósofo en la actualidad.

    Saludos.

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  19. Como Lostera recién llegada, quiero decir que yo me deboré las 6 y media temporadas de Soprano y me encantó, aún no siendo fanática de las películas de la mafia, ni del estilo, pero es de reconocer que los guiones y las actuaciones de la serie son fabulosas. En ese aspecto, me parece mucho más rica Soprano, porque hay que reconocer que algunos de los actores de Lost son un poco maderongos. En Lost atrapa la historia, lo secreto. Me parece que son cosas completamente diferentes y compararlas es innecesario. Y hablando de Danieles, ¿qué pasa con Faraday?
    Saludos!

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