Hartos de la insoportable fealdad de Buenos Aires y del aburrimiento que nos provoca una ciudad en la que, cada día, descubrimos la destrucción de una pieza más de lo que creíamos imprescindible para poder sobrevivr en ella, nos lanzamos a quemar neumáticos por las carreteras mojadas.
Ya en el campo, nos detuvimos a contemplar un rato la tormenta y sus efectos, con la precaución de llegar a Mar del Plata (nuestro destino), como para la hora del almuerzo.
Pero cada pormenor del camino nos detenía,
de modo que cuando llegamos a La Feliz (cada vez más hermosa), encontramos que ya era tarde para ir a nuestro restaurante del puerto, La Marina,
y nos detuvimos a picar algo en el Manolo de Playa Chica (no por la calidad de la comida, sino por las vistas, que no nos cansaremos de amar mientras vivamos).
Intentando fotografiar un barco que pasaba lentamente, la cámara registró un movimiento que, luego, se reveló como la cola de una ballena, que hizo la delicia de los escasos concurrentes y los camareros.
No una, sino dos, tres, eran los cetáceos que, en alegre montón, habían venido a alimentarse, tan cerca de la costa que muchos sospecharon que algo malo les pasaba. Por suerte no era así (no hubo, con posterioridad, noticias de ballenas varadas). Después de pasear un poco, decidimos acercarnos al Hotel Provincial (ahora incorporado a la cadena NH), para ver qué habían hecho para recuperarlo del abandono en el que estaba.
El espacio, soberbio, brilla como una alhaja rara. Los quioscos de la rambla, que tanto mal le hacían al edificio de Bustillo, ya han desaparecido. Nos dejamos llevar por el ritmo de las aguas (las del mar, las de la lluvia). Volvimos a extrañar el dos ambientes que tantas primaveras y otoños disfrutamos.
Tanta fue la delicia que la ciudad nos regalaba que preguntamos incluso las tarifas de NH, pero nos pareció desmesurada la tasación del bed and breakfast.
Después, nuestros amigos, que nos esperaban en la Facultad de Humanidades para charlar un poco, nos enviaron el helicóptero en el que transportan a las visitas ilustres.
Llegamos ya de noche, con nuestras sirenas bajo el brazo
Conversamos largamente con los lugareños (profesores y alumnos) antes de irnos a comer a La Bodeguita, donde me hablaron del Museo de Arte Moderno que la ciudad tendrá muy pronto
(en Buenos Aires, sabido es, es una de las tantas cosas que agonizan).
La medianoche se nos vino encima. Era hora de volver. A las 3, afortunadamente, ya estábamos de vuelta en casa.
Acá, más fotos de Sebastián Freire.
Qué hermosa secuencia de fotografías (incluidas las de Flickr). I dread to ask about "la destrucción de una pieza más de lo que creíamos imprescindible para poder sobrevivir en ella". Hay algunas de las que se han perpetrado en esta ciudad que yo no superaré jamás.
ResponderBorrarSin embargo, en realidad pasaba para agradecer los cuatro capítulos de Lost in Austen que recién termino de ver gracias a tu posteo El Pliegue del 12 de agosto.
Amé esta convergencia:
http://www.youtube.com/watch?v=eWHrh6ofwbM
http://www.youtube.com/watch?v=KG8zyNz3rhE
http://www.youtube.com/watch?v=FKCnHWas3HQ
When you’re alone and life is making you lonely
You can always go – downtown
When you’ve got worries, all the noise and the hurry
Seems to help, I know – downtown
Just listen to the music of the traffic in the city
Linger on the sidewalk where the neon signs are pretty
How can you lose?
The lights are much brighter there
You can forget all your troubles, forget all your cares
So go downtown, things’ll be great when you’re
Downtown – no finer place, for sure
Downtown – everything’s waiting for you
Don’t hang around and let your problems surround you
There are movie shows – downtown
Maybe you know some little places to go to
Where they never close – downtown
Just listen to the rhythm of a gentle bossa nova
You’ll be dancing with him too before the night is over
Happy again
The lights are much brighter there
You can forget all your troubles, forget all your cares
So go downtown, where all the lights are bright
Downtown – waiting for you tonight
Downtown – you’re gonna be all right now
[Instrumental break]
And you may find somebody kind to help and understand you
Someone who is just like you and needs a gentle hand to
Guide them along
So maybe I’ll see you there
We can forget all our troubles, forget all our cares
So go downtown, things’ll be great when you’re
Downtown – don’t wait a minute for
Downtown – everything’s waiting for you
Downtown, downtown, downtown, downtown …
Qué estés bien, Pupita
Link
ResponderBorrarPor si fuiste vos el que preguntó en La Pulpera por el texto de Homenaje a los Malditos de La Zaranda (E. Calonge) te paso estos datos.
ResponderBorrarSi no es así, disculpas, y por favor enviá este a la papelera.
"Homenaje a los malditos / Los que ríen los últimos /
Futuros difuntos" (3 obras)
Eusebio Calonge del Teatro La Zaranda
"Homenaje a los malditos / Los que ríen los últimos / Futuros difuntos", Eusebio Calonge del Teatro La Zaranda
ISBN: 978-84-96584-28-0
Para realizar sus pedidos:
hiru@euskalnet.net
Envíos contrarreembolso por Correo postal
o Mrw (sólo Estado español)
www.hiru-ed.com
EDITORIAL HIRU
Apdo 184
20280 Hondarribia
Gipuzkoa
Tel/Fax: 943.64.10.87 (mañanas)
16 Euros
Cordialmente
Fernando Terreno
fecosol@gmail.com
Daniel:Es hermoso lo que escribís.
ResponderBorrarTambién las fotos,son hermosas.
Me das mucho placer.
¡Ah ... Mar del Plata ...!
ResponderBorrar¡Mi querida ciudad!
Y, si todo sale bien, el lugar en donde podré, en poco tiempo más, desarrollar "mis manías" ("Clases. Literatura y disidencia") ...
"QUE VUELVA EL NIÑO AQUEL" (MASSACRE).
Estos cordobeses de tanto fernet y pseudo sierra confunden una ballena con cualquier cosa
ResponderBorrarViejo Lobo, momentito: lo que se ve (apens) en la foto era una ballena o un efecto especial de Spielberg muy bien logrado, yo qué se. La cola de la ballena, en todo caso. Y lo de pseudo-sierras, ¡no lo permito! (tirando la silla al suelo, sacando el facón de la liga y arremangándome el poncho)...
ResponderBorrary se armó la podrida entre el gaucho con liga (sic) y el Viejo Lobo que impugna al mediterráneo que otea ballenas. ¡Quién sos Viejo Lobo! ¡Ni que fueras Guillermo Bredeston para hablar de Mar del Plata!
ResponderBorrarHermoso Cicero
ResponderBorrarlas palabras y el homenaje a una ciudad bella "cuando se han ido los que tapan toda la arena con celofán..."
Yo, como el ángel empetrolado estoy preparándolo todo para ir a pasar la vida allí como profesorra de literatura o vendedora de chipirones.
Ah! el salmóm completo de La marina, insuperable!!
Hermoso post Link.
ResponderBorrarYo agrandé la foto a 400% (lo máximo que deja mi monitor) y a mí me dio ballena.
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