Aunque no es, propiamente, una "mujer argentina" (cosa que su acento connota a todas voces), los años transcurridos en esta triste tierra admiten que la adoptemos como propia.
Durante la cena navideña, a la centenaria mujer (97, muy bien llevados) se le prodigan atenciones que a cualquier persona hartarían mucho antes.
"¿Quiere ensalada de papas, abuela?", le preguntan. "No, gracias", contesta. "¿Por qué?", le preguntan, con el temor que puede provocar una constitución delicada para la cual no se ha contemplado la dieta más adecuada. "Porque no tengo ganas...", contesta la anciana, con un tono que implica que, a su edad, la paciencia no es un bien abundante.
(anterior)
no hay nada peor que decirle a alguien asi.."abuela"..o "abuelo" cuando no son los abuelos propios..y tienen un nombre..la gente anciana no es tonta..simplemente tiene mas años!!! ya nos va a tocar..
ResponderBorrarSi, la paciencia se va acbando con los años. Y me parece bien, porque demasiado aguantó ya una. Yo sólo tengo paciencia para los buenos blogs, no para ego-trips. Me pasaré por aquí. felicitaciones.
ResponderBorrar¿Le apetece?
ResponderBorrar-¿Apetece un canapé?
ResponderBorrar- No, no apeteto. (sic) Escuchado en reunión social hace ya muchos años. ¡Pupita, qué nivel!