La suerte quiso que me sentaran al lado de la espléndida Alejandra Laera, a quien hacía mucho no veía (lo primero que hice fue despejar rumores que me habían llegado y que yo suponía falsos, de que había echado a su marido de su casa, para poder conversar con ella sin dobles intenciones).
Hacia los postres, o ya en la sobremesa, comentábamos entre todos a los gritos el sitio de Josefina Ludmer (josefinaludmer.com), porque el diseñador de la página estaba presente.
Le pregunté a la homenajeada sobre la selección fotográfica que incluyó en el encabezamiento de su blog, en una de las cuales se la ve con un monito en el hombro (en otra está sola y en otra con Onetti y Rama), que obviamente constituyen un statement, pero no me daba cuenta de qué. Josefina explicó que se trataba de un viaje "maravilloso" a la selva guatemalteca (o sea: latinoamericanismo agambeniano, lo abierto...). Objeté que la foto daba más zoológico que naturaleza, pero Josefina insistió en que se trataba una cabaña a través de cuya ventana se colaban los monitos cada mañana.
Alguien preguntó si se trataba de Tikal y Alejandra Laera, tal vez un poco achispada por la inmoderada cantidad de espumante rosado marca Olmedo con la que había acompañado su cena, respondió (quiso la suerte que sus desafortunadas palabras no llegaran a oídos de la anfitriona):
"Seguro que Tikal no estaba descubierto todavía"
(anterior)
parece un almuerzo de Mirta, que sarta de pelotudos con tiempo pa´perder...
ResponderBorraryo pense q al hombro lo llevaba a piglia
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