Aníbal Fernández se mostró incómodo
por Mariano Obarrio para LA NACIÓN
El ala izquierda progresista del gobierno de Cristina Kirchner se hizo un festín en la cálida asunción de la nueva ministra de Seguridad, Nilda Garré. Mientras que la jura de su sucesor en Defensa, Arturo Puricelli, fue más protocolar, pero significó la entronización del ministro de Planificación, Julio De Vido, como hombre fuerte en la gestión.
El abrazo de la Presidenta a Garré, tras la jura, fue interminable y efusivo. No sólo expresó afinidad ideológica, sino un público apoyo a la próxima faena de la ministra: purgar la Policía Federal, desplazar a su jefe, comisario Néstor Vallecca, y hurgar en la vida interna de la Gendarmería y de la Prefectura Naval.
Ambas mujeres comparten desde siempre un ideario garantista de la seguridad. Se pusieron de acuerdo en impartir cursos de derechos humanos a las fuerzas federales de seguridad y "tocar las cajas" de posible corrupción en prostitución, juego, trata de personas o narcotráfico.
Con la crisis y las muertes de Villa Soldati como telón de fondo, este programa de gestión arrancó aplausos sonoros del gabinete y de aliados del ala izquierda kirchnerista como los peronistas Dante Gullo, Carlos Kunkel o Diana Conti, y los extrapartidarios Hebe de Bonafini, Carlos Heller, Martín Sabbatella, Ricardo Forster, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y viejos militantes de la otrora organización Montoneros.
La designación de Garré es un mensaje de compensación hacia el progresismo kirchnerista, que había quedado descolocado por tantas señales presidenciales recientes hacia los sectores medios de centro. Ese "giro" incluyó guiños a los Estados Unidos, al FMI, el Club de París, mensajes amistosos a empresarios, un intento de Pacto Social y un discurso menos confrontativo hacia medios de prensa.
El último cambio de gabinete golpea sí a un exponente tradicional del peronismo ortodoxo: el jefe del Gabinete, Aníbal Fernández. Cedió a Garré, su rival interna, el control político de las fuerzas federales de seguridad, está a punto de perder a Vallecca, hombre de su confianza, y ayer renunciaron sus incondicionales Sergio Lorusso, que dejó la Secretaría de Seguridad, y Pablo Paladino, que se fue de la Subsecretaría de Seguridad Deportiva.
Pese a ello, Fernández ingresó en el Salón Blanco junto con la Presidenta, Oscar Parrilli, Puricelli y Garré, a quien saludó fríamente tras la jura. Incluso, al ingresar en la tarima, Fernández y Garre se chocaron por lo estrecho del pasadizo y Fernández pasó primero. La designación de Puricelli, en cambio, fue considerada como un aval a De Vido, competidor de siempre de Fernández. De Vido es hoy un hombre fuerte en la gestión, que ganó influencia en el círculo presidencial.
Los canales subsidiarios reproducen el programa de Tinelli.
ResponderBorrarLo único que nos faltaba era que Linkillo se convierta en rémora de Bartolomé y émulo de Jorge Rial Canosa.
Por un 2011 en que vuelvan las ideas y se conecten las neuronas.
Mirá que el que se sienta sobre los laureles es porque los lleva donde no debe...