jueves, 17 de marzo de 2011

Las travesías

Las travesías (fragmentos)


por Diego Bentivegna para Hotel Quequén IV


Doménico y Vittorio; Rosario y Santina,

mis abuelos.

Están acá. Los veo.


Partenza


El barco ahueca con su peso el agua

bajo las sombras ferrosas de la noche;

deja su surco sobre la masa blanda.

Cruza el mar verde, bordea el archipiélago

en una cálida visión adolescente;

retoza sobre mapas azules,

gira en los planisferios,

remonta las costas informes donde los ángeles reposan.

Sólo somos romeros que se pierden

entre las ondas marinas,

lechada que gime en un páramo de piedra acuosa,

con su sol rojo sobre un asfalto derretido.

Esperamos el vuelo de pájaros migrantes

sobre nuestras cabezas,

de las lentas bandadas que se arrojan

de pronto en los sembrados de una isla,

-naranjales, olivos o avellanas-,

que se nutren furiosas

en campos de legumbres y de trigo;

terribles tribus que genera el aire

en sus recodos,

que el viento lanza

sobre las espesuras movedizas.

¿Podremos esta vez aferrar aquellas fotos?

¿rescatar de la arena resabios de reliquias?

¿llevarnos a los labios ya ningún crucifijo?

¿clavar en los baúles ajadas estampitas?

Sólo flotar sobre materias claras,

custodias de cardúmenes dorados,

de pulpos verdes:

monstruos lustrosos

que el mar procrea en lo profundo

o que la sal trabaja.

Que el vaivén de las aguas escupe,

hechos ya huesos tristes,

escamas, resto, espina consumida,

a las orillas.

2 comentarios:

  1. Hola, Diego, gracias, hay en ese poema entrañables recovecos.

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  2. Es un poema hermosísimo. Los tres versos que siguen al de "los pulpos verdes" son monstruosamente (en el sentido latino de la palabra) perfectos.
    Ya cursé Siglo XX*, pero de los grandes uno sigue aprendiendo. Es para toda la vida. Gracias Daniel y Diego por este regalo incalculable.

    * la monografía final es por el momento un Work in progress o un país en vías de desarrollo, pero ya va a llegar, ya va a llegar.

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