sábado, 1 de septiembre de 2012

Un nuevo veneno, el glufosinato

por Andrés Carrasco* para Ciencia, política y sociedad


Este aumento de la superficie de cultivos transgénicos implica el corrimiento de la frontera norte a expensa de deforestaciones de bosques y selvas, desalojos de pueblos originarios e incremento del volumen de agroquímicos. Todo en función de la voracidad de las transnacionales y de las políticas de los países centrales en busca del control del territorio y por lo tanto mayor control social con la producción extractiva de alimentos. Los conflictos con los pueblos de las provincias del norte, la instalación del Comando Sur en el Chaco con la “misión de ayuda y desarrollo tecnológico” o el impúdico involucramiento de las transnacionales asociadas a los agronegocios en el golpe al Estado Paraguayo, hace evidente la ofensiva de los negocios globales que pretende cerrar las brechas de territorio norte de nuestro país en un solo bloque con Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil y Argentina unificando tecnologías y modalidades. Este devenir, en su lógica, no es diferente a la campaña del desierto de Roca en los 80’s, donde el objetivo del desalojo genocida y control territorial fue la expansión ganadera con los Remington. Hoy se facilita en beneficio del conglomerado productivo sojero y las corporaciones transnacionales, bajo el paraguas habilitante del poder político.
Los 27 transgénicos aprobados comercialmente desde el 1996, un verdadero ariete tecnológico, imponen prácticas inherentes del modelo, No solo cuestionables por los efectos en los ecosistemas y demás variables físicas de suelos, sino por el incremento de la contaminación química con sus consecuencias en salud ambiental.  Además, un futuro impredecible aparece por la elusiva viabilidad y sustentabilidad de la transgénesis. En particular por la ausencia de discusión acerca de las incertidumbres del procedimiento tecnológico y por el silencio de la mayoría de la comunidad científica acerca de las consecuencias de intervenir el delicado natural equilibrio evolutivo de los genomas. Sabemos demasiado poco para jugar a crear naturalezas alternativas o pensar en acelerar o desviar procesos evolutivos con impunidad. (ver, GMO Myths and Truths June 2012, http://earthopensource.org/).


* Director Lab. Molecular Embryology
School of Medicine UBA - CONICET
ARGENTINA


El texto completo puede leerse acá




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