Circunstancias laborales me han
llevado, en las últimas semanas, a reflexionar sobre las ventajas de
“trabajar con amigos”.
Siendo, como es, la más imaginaria de
las relaciones, la amistad supone la reversibilidad de los roles, que
funcionan en un plano de absoluta igualdad o equivalencia. El
trabajo, por el contrario, supone relaciones jerárquicas e
irreversibles (por la estructura misma de la relación laboral y no
por la mera voluntad de sus participantes).
Habría allí, por lo tanto, una
colusión imposible de resolver entre lógicas distintas.
¿Por qué, sin embargo, preferimos
trabajar con amigos? Alguien podría responder: “¡Quién querría
trabajar con enemigos!”, porque no se puede sostener un deseo
semejante.
Pero además de “amigos” y
“enemigos”, deberíamos ser capaces de pensar también en
términos de “no amigos” y “no enemigos”, que constituyen la
mayoría del universo social (y, por lo tanto, laboral). De hecho,
conviene despojar al mundo de la mayor cantidad de hostilidad posible
(los políticos y los medios deberían intentarlo).
Un caso simétrico e inverso al que me
preocupa: “¡Quién querría trabajar con parientes!” (porque
las relaciones de parentesco están regladas, también ellas,
jerárquicamente, y su carácter dista mucho del vínculo imaginario
propio de la amistad –supone una historia de traumas y fantasmas
compartidos, de prohibiciones universales y mandatos culturales).
Si preferimos trabajar con “amigos”
es, por un lado, porque es más descansado trabajar con quienes uno
sostiene un vínculo de confianza irrevocable que trabajar con “no
amigos”, respecto de los cuales esa confianza es básicamente una
incertidumbre. Pero, además, porque esperamos que la lógica de la
amistad, en algún sentido, nos redima de la lógica laboral. Es
decir, preferimos actuar laboralmente como si la redención fuera
posible, como si la miseria del mundo no pudiera alcanzarnos o como
si, al alcanzarnos, nos encontrara invulnerables a sus efectos
devastadores.
Trabajar con amigos, por último,
supone también poner a prueba el estatuto mismo de la comunidad, su
resistencia a la violencia del mundo.
"porque esperamos que la lógica de la amistad, en algún sentido, nos redima de la lógica laboral".
ResponderBorrarCreo que esa es la razón principal, una esperanza y un objetivo... de la misma manera que el trabajo free lance explotó... gracias por la lucidez Daniel.