"Cerca pero lejos: Inauguración de la segunda edición del Diálogo Latinoamericano".
No quisiera dejar de agradecer la confianza inmerecida que la Feria ha puesto en mí para inaugurar este ciclo y coordinar esta mesa cuyo título interroga la distancia con un aparente tono de protesta o de melancolía (según se prefiera): “Cerca pero lejos”. Desde ese punto de vista, el espacio de los escritores latinoamericanos (es decir: la escritura latinoamericana), sería una quimera o un espejismo, en todo caso: algo en lo cual las relaciones de espacio (y por lo tanto de tiempo) responden a la lógica de la contracción y la dilatación: una anamorfosis temporal.
Tal vez, me parece, no se trate de pensar a América Latina como cercana o alejada de tal o cual punto (Europa, los Estados Unidos, la literatura contemporánea, las democracias burguesas, la crisis del capitalismo), sino más bien que nos corresponde pensarla más allá de ese dilema de la percepción (porque “cerca” o “lejos” también involucra el punto de vista del que así evalúa).
Así el “cerca pero lejos”, esa distancia móvil (contraída y dilatada al mismo tiempo) tal vez sea una propiedad de lo latinoamericano: de su literatura, de su escritura, de sus escritores, de su espaciotiempo, o, lo que es lo mismo, de nuestra propia contemporaneidad. ¿Somos nosotros contemporáneos por el solo hecho de habitar el mismo tiempo (independientemente de que no podamos medirlo, porque se contrae y se dilata con el mismo ritmo que el espacio)? Distancia, contemporaneidad y, por lo tanto, comunidad (posible o imposible).
Creo que la Feria, al imaginar este título, quiso ponernos a pensar en esas graves cuestiones. O no, preguntémosle a nuestros invitados, Horacio Castellanos Moya, Guillermo Martínez, María Negroni, Edgardo Rodriguez Juliá y Juan Villoro, a quienes les agradecemos su presencia con nosotros.
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