Por Daniel Link para Perfil
La ausencia de la Sra. Fernández de
las pantallas televisivas tuvo un efecto tan devastador como la
ausencia del ciclo de Marcelo Tinelli: nadie tenía mucho de qué
hablar hasta ayer y nos entretuvimos en episodios menores (lapsus
linguae como el del Sr. Durán Barba, boudoudeces).
Pero la Sra. Fernández volvió con
todo, igual y radicalmente distinta, en un delicioso video dirigido
por Florencia Kirchner (pletórico de inserts) para teleSURTV
(lo que explica la presencia del perrito venezolano).
A mi juicio, el video de la Srta.
Kirchner debería ser puesto en serie con los “Luxury Moments”
del Patio Bullrich (pienso sobre todo en la conversación entre
Teresita Anchorena y Clarita Cullen).
Los diarios analizan los cambios de
gabinete, yo prefiero detenerme en ese video. Por ejemplo, la
directora impuso a la protagonista del corto y de la política
nacional (“para algo es cineasta”) un black&white que
la libera de los caprichos previos, más propios de una prima
donna que de una estrella de las pantallas.
La directora no toleró un olvido de
nombre (cortó y cambió el plano para que se notara lo deliberado de
su intervención), pero sí toleró un vanguardista fuera de cuadro.
El guion podría haber prescindido de
notaciones como “la capocha es la capocha”, “el indio que lo
cuidaba” (al perrito bolivariano) o “la canichita”, pero la
frase “con el pelo no, que rompemos relaciones con Venezuela” es
de tal riqueza de matices que nos hace olvidar de todo lo demás.
El video dirigido por la Srta. Kirchner
muestra una transformación experimental de la “capocha”
presidencial, que ahora se muestra menos dark, menos
obsesionada con la muerte y la destrucción (recuérdese al Sr.
Máximo Kirchner en aquel video donde rememoraba a su padre pateando
sus juguetes de infancia), más infantil, si se quiere: en todo caso,
más juvenil. Un solo reproche puede hacérsele a la Srta. Kirchner:
la baja calidad del HD.
Lo hijos de De La Rua también asistían a su padre en lo comunicacional.
ResponderBorrarVeo a la Sra Fernandez y su caniche bolivariano y no puedo evitar pensar en el Sr.Maduro y su ave.
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