Por Daniel Link para Perfil
En septiembre de 2013, cuatro vecinos
de La Matanza fueron absueltos por la muerte a palazos y patadas de
Lucas Navarro (15 años). Cincuenta personas lo habían golpeado y
nadie quiso brindar testimonio en contra de los acusados.
En Rosario, otros cincuenta
“justicieros” golpearon a David Moreyra (18 años), lo patearon en el medio de la calle y lo dejaron en coma con pérdida de gran
parte de la masa encefálica. Murió a los cuadro días. Otros dos
jóvenes, en Rosario y en Santa Fe, fueron casi linchados por
voluntariosos ciudadanos. En el finísimo barrio de Palermo, también
se repitió el escándalo de una violencia totalmente desinhibida,
ejercida por ciudadanos corrientes contra un menor, cuya pasión fue
testimoniada por un sociólogo atónito que casualmente pasaba por
ahí (otro tanto hizo Mario Weinfeld en Página/12).
El humanismo (y sus instituciones
asociadas: la escuela, en primerísimo término) fue siempre la mejor
mecánica inhibitoria de la bestialidad humana (la humanitas
clásica se oponía al circo romano)
Todo eso parece haber desaparecido y
hoy las personas corrientes se entregan al asesinato con una
algarabía que parece sacada de la peor pesadilla fascista: la
metafísica de la deshinibición que domina a una masa
dispuesta a destruir hueso por hueso, nervio por nervio, a aquel que
pone en el lugar de un enemigo indeterminado (“negro”, “peruano”,
“ladrón”, “villero”).
De quién sea la responsabilidad es
difícil saberlo, pero no se debe pasar por alto que todo sucede en
un contexto de desvalorización sin precedentes de la educación y
sus valores.
Es intolerable que haya una sociedad
dispuesta a mirar hacia otro lado mientras sus vecinos matan a
patadas a un pobre diablo, y mucho más que haya políticos que
pretendan sacar un rédito de ese umbral que la humanidad cruza para
volverse jauría salvaje. De las lacras que aplauden tan tristes
sucesos en las redes, mejor ni hablar.
¿Esto es por una observación de la realidad o por una observación de los medios?
ResponderBorrarDigo, si la semana que viene sube el precio del tomate, ¿hay que hablar del tomate?
¡Te agradezco tanto el comentario! Me has abierto los ojos. Dejame tu teléfono así te llamo y te pregunto sobre qué puedo escribir.
ResponderBorrarMe basta con que sea un analisis un centímetro más profundo que el que puede tener un estudiante de TEA.
ResponderBorrarSi leo Clarin, no espero mucho. Si te leo, espero algo más.
Pero lo entiendo. Ni Messi hace todos los goles maravillosamente. El trabajo y la vulgaridad van de la mano.
¿Messi¿ ¿goles¿ ¿Clarín?
ResponderBorrarhttp://t.co/7AklDXgsIj
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