por Carlos Pagni para La Nación
Es difícil determinar si las fechorías del kirchnerismo están destinadas
a trascender por su baja calidad moral o por la mala praxis con que se
llevan adelante. El Gobierno, que ya malogró los mercados energético,
ganadero, cambiario y cerealero, amenaza ahora, con la colaboración de
Lázaro Báez o Cristóbal López, con arruinar el mercado de la corrupción.
Figuras tan arraigadas en la vida nacional como el testaferro, el
funcionario coimero, el cambista lavador o el juez cómplice corren el
riesgo de quedar inutilizadas por la torpeza con que una liga de
políticos y empresarios ha hecho su tarea. Esa institucionalidad también
está en peligro. Es una proeza: hasta el lado oscuro de la luna se ha
eclipsado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario