sábado, 11 de julio de 2015

Kafka para todos y todas


Por Daniel Link para Perfil

Los comicios electorales son cada vez menos democráticos y cada vez más autoritarios. Contamos, en este momento con ciudadanos de tres clases diferentes. Los adultos y los adultos mayores de 70 años se diferencian porque para los primeros el voto es obligatorio y para los segundos, no. ¿Por qué? No queda damasiado claro, pero es como decir que los viejos tienen dificultades de movilidad. Entonces, votan si quieren. Más lógico hubiera sido que la obligatoriedad del voto rigiera también para ellos y, luego, aclarar que no se los sancionará en el caso de que no cumplieran con ese trámite obligatorio.
A esas dos clases de ciudadanía, que da por tierra con la universalidad democrática, se suma ahora el caso de quienes tienen entre 16 y 18 años. Ellos pueden votar, pero no están obligados, lo que violenta todavía más la pretendida universalidad del voto. O es igual para todos, o es nada.
Como ciudadano, tengo el derecho a votar o a no votar, a votar en blanco o a votar de tal modo que mi voto sea impugnado. Deberé hacerme cargo de las consecuencias de mis actos, pero es inadmisible que se pretenda condicionarlos mediante reglamentos oportunistas (la ley es universal o es nada). El sistema de boleta única electrónica agrega todavía más opacidad a las reglas del juego democrático.
¿Cómo se vota en blanco? Las nuevas máquinas de impresión de boletas contemplan esa posibilidad, aunque si uno no busca el botón, el ojo no lo verá, tan pequeño es en la pantalla. ¿Cómo se hace para que el voto resulte impugnado? El asunto es más misterioso y hay foros enteros dedicados al problema. No es lo mismo un voto nulo que un voto impugnado o un voto recurrido (¡a mí qué me importa!). ¿Alcanzará con tachar la boleta? ¿Hay que romper el chip? ¿Es delito romper un chip estatal?
Como ni la Marianella (fuera de carrera) ni la Frankenstein plantearon nada al respecto, en esta querella filosófica hay que votar a la Guga.


1 comentario:

  1. Anónimo3:41 p.m.

    Lo más terrible de todo esto es que con la Boleta Única Electrónica (o Voto Electrónico) está en riesgo el secreto del voto y su escrutinio.
    Pareciera que lo más importante es que todo sea rápido, poco importa que no sea seguro ni secreto.
    Les recomiendo esta nota de Ariel Torres sobre el Voto Electrónico

    (http://www.lanacion.com.ar/1809389-algunas-reflexiones-sobre-el-voto-electronico?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter)

    Esta frase es fuerte:

    "Oí a muchas personas ponderar lo "rápido y práctico" del sistema. Lo que me llevó a preguntarme qué hemos hecho mal para haber transformado la orgullosa participación democrática en algo tan carente de sentido que queremos despacharlo. Como si fuera un trámite. Creo que debemos reflexionar sobre esto, en especial la clase política."

    Saludos.

    ResponderBorrar