“Dejate de joder”, le dije a Cate
la última vez que chateamos. “Lo que hacés en Thor Ragnarok
es penoso”. No porque esté mal, ojo, sino porque nos obliga a ver
una película trivial y bastante horrible en sus presupuestos que,
sin su presencia, no habríamos visto. O sea: “Ponés tu talento al
servicio del peor cine”.
Como me cortó (no sé si bloqueó mi
contacto, no estoy dispuesto a averigüarlo), me obligo a reemplazar
sus performances y la para mi necesaria cuota de placer que de ellas
obtenías por otras.
Todo el mundo sabe que, así como soy
de intransigente con los atentados a mi ética personal, que desdeña
el cualquierismo, para mí la buena performance y el afecto deben
darse la mano. De otro modo, me dejan frío.
Por fortuna, siempre hay un viejo amor
que vuelve. Dos días después de haber terminado con Cate (ya
volverá a darme placer, no me caben dudas), me pregunté: ¿qué
habrá sido de Dakota?
La respuesta me llegó de la mano de
dos películas y una serie: Pastoral americana (2016), Please
Stand By (2017) y The Alienist (2018). A Dakota había
dejado de hablarle (o ella había dejado de hablarme a mí, para ser
más precisos), cuando comprometió su extraordinario talento actoral
en la saga Crepúsculo. “¡Ay, no, mi amor! Ni por dinero
podés caer tan bajo”. Ella, de inmediato, cambió de
representante. William Morris
Endeavor empezó a diseñarle la carrera que ella merecía, mientras
su hermanita Elle Fanning parecía ocupar su puesto. Naturalmente,
pronto se notó que Elle, más allá de su belleza juvenil, no tiene
nada que ofrecer al mundo de la actuación.
En
Pastoral americana,
Dakota desempeña a una joven tartamuda, completamente enfrentada a
sus padres-modelo (Ewan McGregor y Jennifer Connelly). Su personaje
adhiere a las ideas más radicales y comienza a poner bombas con el
secreto objetivo de minar la sociedad norteamericana de los años
sesenta y su sistema de valores. Vive en la clandestinidad y, después
de un episodio que le cambia la vida, adhiere a un credo oriental que
le impide prácticamente comer y, desde luego, bañarse, para
respetar a ultranza toda forma de vida.
Please Stand By
es menos amarga. Allí Dakota da cuerpo a una joven autista
obsesionada por escribir un guion para Startrek,
y presentarlo a concurso en Universal Studio, lo que la obliga a
escaparse (¡sola!) a Los Ángeles.
Las dos actuaciones rescatan lo mejor
de Dakota, que puede combinar con naturalidad una restricción (el
asma, el tartamudeo, el autismo) con una obsesión intelectual o
afectiva y convencernos de que ese límite puede ser vivido, o mejor:
que merece ser vivido.
Le escribo a Dakota un “¡Bravo!”.
Ella se alegra y me contesta que espera que me guste la versión de
La campana de cristal (la novela de Sylvia Plath) en la que
actúa bajo la dirección de Kirsten Dunst. “La espero impaciente”.
Me gustaría saber su opinión sobre la serie británica Broken. Nunca había visto una serie que me estrujara tanto el corazón y, sin embargo, no pudiera dejar de mirar.
ResponderBorrarPara mí, Sean Bean interpreta este papel en forma extraordinaria.