Por Daniel Link para Perfil
No comparto la opinión de que los
discursos del Sr. Macri son pobres conceptualmente. Por el contrario,
los considero extraordinariamente densos. En su última alocución a
la ciudadanía, subrayó repetidas veces y con todo el énfasis
posible que hay que vivir y conformarse con lo que se tiene y no
aspirar a más. Hay que saber cuál es el propio lugar en el mundo y
asumirlo como destino. Es una posición filosófica con una larga
tradición a lo largo del siglo XX y que tiene que ver con la
relación entre el ser y la facticidad.
Se es sólo en relación con
determinadas condiciones de existencia. Se puede querer o no el
propio ser ahí, dijeron algunos filósofos. Otros, en cambio,
creyeron que el ser ahí era una condena definitiva. Los campos
crematorios son la consecuencia de esa segunda convicción
filosófica.
Conformarse a lo existente, vivir con
lo que se tiene, no imaginar un mundo diferente o una relación más
plástica con los semejantes, eso nos recomendó el Sr. Macri y ese
consejo no es una mera instrucción de economía doméstica, sino una
posición ante lo imaginario.
Las posiciones hedonistas, el carpe
diem, los postulados de vanguardia (en lo que se refiere a las
políticas sobre el Estado o a las micropolíticas sobre el género,
las minorías raciales o los desclasados), los sueños y las apuestas
a un futuro mejor son irresponsabilidades que ya no podemos
permitirnos.
El Sr. Macri, con todo el dolor del
alma, ha aceptado la responsabilidad histórica de decirnos que
debemos ser lo que somos y nada más oorsque todo lo demás conduce a
la catástrofe.
Un poco por eso, las alocuciones
presidenciales prescinden de la retórica, del relato, incluso a
veces de la corrección sintáctica y de la correcta pronunciación.
Esas florituras serían contrarias al concepto que se defiende: lo
que se es como destino. Y el ornamento, incluso el discursivo, es
contrario al progreso y nos acerca al abismo.
El punto es excelente. Macri define a los argentinos a partir de lo que él es. Un heredero de uno de los hombres más ricos de Argentina. Despide a médicos que se han formado durante años y han trabajado en condiciones pauperrimas seguro para hacer cirugía en corazón de niños, para planificar correctamente calendarios de vacunación, para evitar que enfermedades como meningitis, lepra, sarampión, tuberculosis, etc, no maten a personas, cierra comedores escolares. El único riesgo de todo esto es que la izquierda más ultra salga con palos y piedras, como siempre, a romper todo. Porque pueden a llegar a morir miles y además, porque en ese caso probablemente Macri termine reelecto, lo cuál sería un desastre absoluto, porque ahí la desocupación va a pasar del diez por ciento al treinta por ciento. Me parece que todo movimiento que quiera ser de izquierda tiene que dejar de pensar que tiene que explicarle a los pobres que son sometidos y sojuzgados. Los pobres ya lo saben. No necesitan iluminaciones de gente que vive medianamente bien.
ResponderBorrar