Nuestro más sentido pésame para el
Sr. Mauricio Macri, cuyo padre murió un día después de que él
pronunciara el mejor discurso de su vida política. Nos queda la
duda, que tal vez sea también la suya, sobre si su padre oyó ese
discurso y si fue capaz de escucharlo, de experimentarlo en toda su
violencia (que era simétrica de la violencia de quienes lo
escuchaban como primeros destinatarios, la Asamblea Parlamentaria).
Corramos un tupido velo de pudor sobre el asunto y pasemos a otro
tema.
Asumamos (aún cuando todas las
evidencias parecen indicar lo contrario), que el Sr. Macri definió
adecuadamente su gestión y la de sus ministros: agua limpia,
asfalto, puentes, aeropuertos, parques nacionales, conectividad, AUH,
calidad de enseñanza, etc.). Sigue habiendo un punto ciego: la
economía, cuya gestión se encomienda a un ministro que, justo es
decirlo, transita entre la estupidez, la ignorancia y la mala fe,
confundiendo su accionar con el del Banco Central, que es otra cosa.
Admitamos (es necesario
argumentativamente, aunque las evidencias...) que la solución del
Banco Central a los problemas de la inflación y el tipo de cambio
son correctas. Con este panorama, ¿cuáles son las políticas
económicas más adecuadas para el desarrollo o, por lo menos, para
evitar el estancamiento de la producción, el trabajo y el consumo?
Cri, cri. El ministro no dice nada. Lo único que él sabe es
garantizar la buena relación con los acreedores. ¡Pero eso no puede
sostener un ministerio! Cualquier almacenero lo sabe: para mantener a
los acreedores contentos, hay que pagar. Y punto.
No se entiende, en el batibarullo de
agresiones cruzadas que nadie (ni los políticos, ni la prensa, ni
los sindicatos) pida la cabeza de un ministro que, a todas luces, ha
demostrado su incompetencia. Raro que en un país que ha hecho de la
caza de ministros de economía un saludable deporte, el “echen a
Dujovne” no se oiga.
Yo pienso que la discusión fundamental de la Argentina pasa por que tipo de educación universitaria se va a priorizar y a que tipo de hospitales y dispensarios públicos apuntamos. Devaluación, deudas y corridas cambiarias hemos tenido siempre: pero me parece muy buena noticia que en un año recesivo los padres estén pensando en enviar a sus hijos a la universidad y que muchos de esos chicos estén pensando en ser psicólogos, maestros, enfermeros, ingenieros o arquitectos. Porque dentro de veinte años vamos a tener un buen nivel de profesionales capacitados. Probablemente hablen con el todes y sean veganos, pero van a ser maestros, ingenieros o médicos.
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