lunes, 28 de febrero de 2022

La mafia rusa

por Daniel Link para Perfil

Hace catorce años publiqué La mafia rusa, un divertimento narrativo anclado en ciertas observaciones de la realidad alemana, profundamente infiltrada ya entonces por la oligarquía rusa.

Con los años, descubrí que esa mancha de aceite se extendía ya por toda Europa y había llegado hasta Barcelona y más allá (cierta teoría conspirativa aseguraba que la Declaración de la Independencia de Cataluña en 2017 fue el producto de una alianza entre la burguesía nacionalista catalana y la oligarquía rusa, que pretendía de ese modo garantizarse un puerto en el Mediterráneo). No quedaba casa ni casino en el Ampurdán que no tuviera un dueño eslavo.

La mañana del 24 de febrero la zarpa moscovita rasgó toda prudencia y se abalanzó sobre Ucrania (¿se acuerdan del Mago Ucraniano de Olmedo?) desencadenando un conflicto bélico de resultado incierto.

Pareciera que la Rusia actual no ha perdido su apetito expansionista, pero eso sí, sin comunismo, con lo cual es como una recuperación del zarismo (claro que más violento y más berreta) por parte de una oligarquía corrupta asociada con un líder autoritario, belicista y (convengamos) un tanto ridículo en sus obsesiones machirulas.

Treinta años le demandó a la patria de Lenin recuperarse de su retroceso militar mientras, en el mismo lapso de tiempo, las democracias occidentales se volvían más timoratas y decadentes.

Lejos quedaron los años en que Alexandre Kojève (que era ruso y marxista, pero trabajó desde París para construir la Europa contemporánea; o que era francés, pero trabajó como espía de la Unión Soviética) imaginó la sutura de dos mundos que hasta entonces eran irreconciliables.

Parece, sin embargo, que la herida no cicatrizó y la carne siguió pudriéndose. Hoy supura, y la soldadesca camina no hacia Moscú para liberarla de la tiranía, sino hacia el Oeste, sobre la ruta contaminada de Chernobil. Ojalá no se les ocurra seguir hasta Praga.

sábado, 19 de febrero de 2022

Bochinche diverso

Por Daniel Link para Perfil

Estoy en la ciudad de Córdoba, ¡en un festival! La provincia de Córdoba es famosa en el mundo entero por sus festivales (desde el gran evento de doma en Jesús María hasta Cosquín en sus dos versiones: folklore y rock, pasando por la Fiesta Nacional del Pejerrey en Las Rabonas o la Fiesta Nacional del Maní en Hernando, cuya primera reina trans, la exquisita Agustina Ottani, ha sido designada como ángel de Sebastián Freire, jurado del Festival Internacional de Cine LGBT+ Diversidades y Géneros “Amor es Amor”, un evento ciudadano que se incorpora ahora al calendario regular de festivales cordobeses.

Yo he venido como consorte, en vuelo separado. Como es sabido, los organismos públicos están obligados a comprar vuelos en Aerolíneas Argentinas. Yo, un poco por antipatía a esa política y otro poco para conocer, elegí vuelos en compañías low cost a los que, aplicados además el “previaje”, me salieron casi regalados (en todo caso, la cuarta parte del pasaje que le compraron a Freire).

Llegamos el lunes a tiermpo para la fiesta de inauguración a la vera del río Suquía, mucho más caudaloso que otros años. Sobre el puente peatonal del mismo nombre habían instalado al DJ y en el hermoso parque donde los runners cordobeses se cruzan habitualmente con las trabajadoras de la carne habían dispuesto un delicioso catering donde lo más granado de la diversidad cordobesa se entregaba al mejor de los pasatiempos: el chismorreo.

Yo lamenté que el festival no estuviera asociado de algún modo con los espectáculos homoeróticos de Jesús María, pero los funcionarios presentes no parecieron notar lo mucho que ganarían ambos encuentros y, sobre todo, los delicadísimos desplazamientos entre formas de vida y formulaciones identitarias que ese bucle patrocinaría.

Todo siguió a un ritmo de vértigo, con exhibición de películas (para la categoría de ficción y documental hubo más de cien presentaciones). Varios de los jurados, incluido mi marido, Sebastián Freire, presentaron sus películas fuera de competencia.

La premiación sucederá esta noche en Carlos Paz, donde además han prometido fiestas pantagruélicas (y todo hace suponer que se cumplirá la promesa, porque a las celebraciones previas no les ha faltado nada).

No sé muy bien qué desencuentros impidieron que Camila Sosa Villada, la mejor escritora actual de la Argentina, oriunda de esta provincia tan rara pero a la que yo quiero tanto, haya reinado en este festival como se merecía o que Albertina Carri, quien también fue jurado del festival, nos acompañara en las tardes de proyecciones y en las noches de canto y baile. No sé si se trata de políticas o de desajueste de organización. Como soy convidado de piedra, no me meto demasiado en esos asuntos.

Pero ojalá que el festival se consolide y crezca: la cordobesada se merece un evento como éste.


sábado, 12 de febrero de 2022

Cuesta abajo

Por Daniel Link para Perfil

Más bajo no se puede caer, creo (pienso mientras reviso la cotización de mis cibercoins). No me refiero a las vacaciones pagas con séquito de la Sra. Pampita en Punta Cana, ni al dilema del FMI (al que de todos modos no vamos a pagarle) ni a las alabanzas más insensatas a los regímenes más homofóbicos del globo.

Me refiero a los al menos 23 muertos por la venta de cocaína adulterada con un opioide o un precursor, la mitad de los cuales ni siquiera llegaron al hospital. Casi todos ellos eran varones de entre 30 y 40 años, habitantes de esos barrios populares que antes se conocían como "villa miseria".

En Pulp Fiction Mia Wallace confunde, por golosa, un sobre de heroína con uno de cocaína y se inhala una generosa línea que la deja al borde de la muerte. La llevan a lo de Lance, donde Jody, la esposa del dealer, le administra una inyección de adrenalina (o algo así) que la salva por milagro. No es el caso de esta pobre gente, que fue llevada a la muerte por razones de salud pública y de seguridad ciudadana.

En este punto tuvo razón en su recomendación enfática el Sr. Berni, “descártenla”, y muy penoso el verdugueo del Sr. Fernández, como si su función fuera sólo decir “qué barbaridad” y pasar de página.

Más bajo no se puede caer... Que a una pobre gente le vendan veneno sin que lo sepa y que eso no haya sido previsto ni por los servicios de inteligencia (que aparentemente se encargan de espiar sólo a los políticos) ni por las fuerzas de seguridad y que, además, el tema no convoque a una marcha pública de repudio en contra de un Estado que de presente sólo tiene lo griego (“presente griego”) asquea un poco. Que Rosario (que alguna vez fue la Chicago argentina) acepte el espantoso título de la Sinaloa sudamericana (16,4 homicidios por cada 100.000 habitantes cuando el promedio nacional es de 5,3) pone los pelos de punta.

El Sr. Berni acertó nuevamente cuando dijo que el paradigma de combate al narcotráfico ha fracasado. ¿Entonces, qué?

Lloremos y respetemos a los asesinados por un sistema de seguridad pública que abandonó el control del narcomenudeo a las corruptas policías locales.

Lloremos y respetemos a los asesinados por un mercado sin control y sin límites.

Nos queda la esperanza de que alguna vez cese la criminalización de la producción y el consumo de sustancias recreativas y que la gente pueda aspirar (sí, aspirar) a no morirse de pobreza, de abandono, de mala educación.


sábado, 5 de febrero de 2022

Ortos y quimeras

Por Daniel Link para Perfil

Las quimeras representan un problema ético sobre lo viviente. Quimera propiamente dicha era un monstruo híbrido, un animal fabuloso con partes de diferentes especies: cuerpo de cabra, cola de serpiente y cabeza de león. De su unión con Ortos, el perro de dos cabezas hermano de Cerbero, nació otra quimera, la Esfinge (cara de mujer, cuerpo de leona, alas de pájaro).

Las quimeras actuales son igualmente inquietantes: embriones desarrollados experimentalmente a partir de la mezcla de material genético animal y humano. Las normas éticas no permiten desarrollar esos embriones más allá de los 28 días.

Por ejemplo, los científicos partieronde blastocitos de macaco a los que, seis días después de su creación, les inyectaron 25 células humanas. Los que trabajaron a partir deun embrión de cerdo, crearon una "interespecie" de humano y cerdo, para verificar si era posible editar el ADN para que generara, digamos, un páncreas humano apto para transplante.

En estos días de intensidad política impar hemos asistido a un nuevo experimento, así reconocido tanto por Federico Sturzenegger (“el plan macrista de Alberto”) y Horacio Verbitsky (“los nuevos préstamos, por el mismo monto que comprometió Macrì, pero a partir de este año ratificados por Alberto”): la quimera que reúne partes de kirchnerismo con partes de macrismo. Como se ve, ya no hay ADN político en estado de pureza.

Habrá que ver si este monstruo político sobrevive más allá de los 28 días, o si todo nos sale, una vez más, como el padre de la Esfinge.