martes, 17 de diciembre de 2024

Las veinte verdades sarlistas

1

¿Cuánto le importa la corrupción a la sociedad?

A las capas medias, le importó poco durante varios años del menemismo. La corrupción kirchnerista tampoco dejó a nadie sin dormir mientras las cosas anduvieron bien. Por otra parte, la corrupción no es simplemente un tema moral, sino que se combina con las condiciones de vida. El treinta por ciento de pobres, seguramente perjudicados por un Estado donde hay corruptos, no piensa su situación en términos morales, sino como verdadera injusticia. Evadir impuestos es una de las formas más estables de la corrupción, y no la practican sólo los políticos.

2

¿Por qué decidió no irse del país en tiempos de Dictadura?

No podía pensar mi vida fuera de Buenos Aires. Además, me gusta tomar algunos riesgos.

3

¿Qué objetos la rodean en este momento?

En un estante de la biblioteca, una botella de Coca Cola, dentro de la que coloqué la pluma que me dio la Academia Nacional de Periodismo. Su unión inesperada me gusta mucho. Sobre ese mismo estante, un programa de la Sala Lugones con una foto de un filme de Ozu. Un poco más abajo, la Historia de San Martín, de Bartolomé Mitre, primera edición, que fue de mi padre, y me gusta pensar que es la misma que seguramente estaba en la casa paterna de Borges. En la pared opuesta, un cuadrado de madera blanca, que colgué como imitación casera de Blanco sobre blanco de Malevich. En ángulo, una foto de Facundo de Zuviría, un dibujo de Juan Pablo Renzi, otro de Eduardo Stupía y tres grabados que fueron tapa de la revista Punto de Vista.

4

¿Dónde está Dios?

Dios reside en esta pregunta y en todas las que se interrogan sobre su existencia.

5

¿Por qué aceptó la invitación al programa 678?

El gobierno kirchnerista solo recibía al periodismo que lo apoyaba. Me pareció que quienes lo criticábamos debíamos hacer lo contrario y enfrentar posiciones diferentes.

6

¿Por qué no aceptó la invitación que le ha hecho la producción de Mirtha Legrand para sentarse a su mesa?

No me sentiría muy cómoda escuchando una buena parte de las conversaciones que se mantienen alrededor de esa mesa. “Cada gato por su pared” es una buena definición de pluralismo en ciertas circunstancias. Soy un animal medio solitario, que trata de elegir las paredes sobre las que hace equilibrio.

7

¿Cuándo algo de la vida cotidiana pasa a ser su objeto de estudio?

Las ciudades fueron siempre espacios de atracción magnética. Soy vagabunda. Los medios, por otra parte, son inevitables. Allí no busco, sino que los temas se me aparecen, como si estuvieran iluminados por un foco.

8

¿Qué opina de las frases hechas?

Tienen la fuerza de la costumbre; la facilidad de lo conocido; la persistencia de los juicios sencillos y, a veces, exactos; la amabilidad niveladora del lugar donde todos tienen la ilusión de entenderse.

9

¿Cómo piensa su voto?

La política es una parte importante e intensa de mi vida. He sido militante de la izquierda, y, muy joven, en el peronismo. He estado muy cerca de algunos dirigentes; hablo con muchos de ellos. Mal o bien, escribo sobre política en los diarios. Por lo tanto, conozco y evalúo las cambiantes alternativas muchos meses antes de las elecciones. Antes del domingo electoral, acostumbro hacer pública mi opción, por escrito, en alguna nota. El voto secreto es una protección para los ciudadanos que puedan ser presionados o sometidos a represalias. Pero, en países democráticos, los intelectuales estamos en condiciones de dar a conocer la opción electoral, en lugar de obligar a la gente, que eventualmente nos lea, a hacer conjeturas.

10

¿Cuál es el mayor riesgo al que se exponen hoy los periodistas?

El estrellato mediático. También la tendencia a convertir la noticia en crónica (esto sucede especialmente con las policiales y de vida cotidiana). De otro riesgo somos responsables quienes escribimos notas de opinión, cuya relevancia es hoy mucho mayor que hace tres décadas, y encierran el peligro de la repetición y el autocentramiento. Por supuesto, estos riesgos tienen como escenario una esfera pública democrática. Quienes viven en Venezuela, Cuba o Nicaragua corren peligros que no tienen que ver con los géneros periodísticos sino con las posiciones políticas.

11

¿Piedra, papel o tijera?

Son las circunstancias las que definen los instrumentos. En una manifestación masiva, revolear una piedra no es un sacrilegio contra la paz social. Cortar, con un tijeretazo, la lectura de un discurso político insustancial o reiterativo, sintetizarlo críticamente, es ejercer el derecho al juicio de calidad. El papel, de todas maneras, resulta casi siempre más saludable y, a veces, intelectualmente más productivo.

12

¿A qué le teme?

A mi forma de hablar. A la ironía, que es la nota más fuerte de casi todo lo que digo. A la agresión, cuando la ironía se me vuelve ingobernable.

13

¿Le hubiese gustado recibir la muñeca que regalaba la Fundación Eva Perón para Reyes?

Recibí la muñeca que regalaba la Fundación para Reyes. Era 1952. Internada en el hospital Pirovano, fui beneficiaria de un incesante desfile de entretenimientos y regalos para las fiestas de fin de año. Mi familia, gorila sin vacilaciones, desaprobaba esos regalos a los que venía adosada una estampilla con la imagen de Eva. Yo, en cambio, la pasé extraordinariamente bien.

14

¿La política los prefiere “héteros”?

La política prefiere sujetos “normalizados”. El votante también. Las convicciones tienden a ser arcaicas. La cuestión no es qué prefieren las eventuales mayorías, sino abrir un espacio liberado de prejuicios para los nuevos sujetos políticos.

15

¿Para qué “sirve” un intelectual?

¿Para qué sirvió Sarmiento antes de ser presidente, cuando escribió el Facundo? ¿Para que sirvió Alberdi? ¿Para qué sirvió Sartre? ¿Para qué sirvieron Martínez Estrada, Victoria Ocampo o Sebreli? ¿Para qué sirvió José Aricó cuando, en el exilio, continuó su obra de editor y organizador de ideas? Deberíamos jubilar la pregunta, porque la historia de los intelectuales ofrece decenas de respuestas.

16

¿Cuál es su golpe favorito de tenis?

El revés a una mano de Justine Henin, Sampras y Federer; el revés a dos manos de Djokovic y Nalbandian. El drive de Kuerten, de Nadal y Del Potro. La volea de Tim Henman y los drops de Coria. Demás está decir que todos esos golpes admirados siempre fueron completamente imposibles para mí.

17

De los cigarrillos del día, ¿cuál es “el especial”?

El primero, después de tomar mate, caminando por la calle hasta la entrada del subterráneo.

18

¿Después del feminismo, ¿qué?

No hay después del feminismo. Sería como preguntarse: después de la igualdad de derechos, ¿qué? O después de la igualdad racial, ¿qué? Se abrirán nuevas exigencias y habrá que fundamentarlas y defenderlas. La costumbre de encontrar un “post” a todo me suena a necesidad de la historia académica o a la búsqueda de un titular.

19

¿Un deseo?

Volver a Berlín, siempre. Subir otra vez el Champaquí o caminar por la puna jujeña desde Rinconada a San Juan de Oros.

20

¿Qué ve cuando mira?

Depende de lo que mire. No miro del mismo modo una película que un objeto, un edificio que una pintura. La mirada se educa. Me pasé décadas tratando de entrenar miradas diferentes. No hay espontaneidad sino trabajo.

Fuente:  Clarín

 

 

1 comentario:

  1. Ricardo7:34 a.m.

    Que belleza. Da cierto sosiego saber que todavía descubriremos palabras suyas. Que terminó sus memorias, que no la van a poder encasillar tan fácil sus detractores.

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