martes, 8 de marzo de 2005

Galería


Nos dicen que hay que entender el San Sebastián de Rafaello Sanzio (1483-1520) posiblemente como un autoretrato del pintor. Un ejercicio de ascesis en el que la flecha se toma como si fuera una pluma o un pincel: en todo caso, un instrumento de autoconstrucción y autotransformación. La mano del santo (que en ninguna otra representación aparece tan tranquilo) es de una belleza sobrenatural. ¿En qué piensa San Sebastián/Rafael? ¿En una comunidad imposible (y por eso, el juego de identificación y distancia que domina el cuadro)? ¿En la unidad no sintética de sus contradicciones?

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