viernes, 29 de abril de 2005

La cruzada de los niños


El jueves 5 de mayo, a las 20.00, en la sala Batato Barea del Centro Cultural Ricardo Rojas (Corrientes 2038):

Ronnie Arias leerá fragmentos de Larvas de Elías Castelnuovo
Arturo Carrera leerá una selección de sus poemas
María Inés Aldaburu leerá poemas de Néstor Perlongher y de Susana Thenon

La cruzada de los niños

En 1212 miles de niños franceses y alemanes, respondiendo al llamado de un par de seres carismáticos, se dirigieron hacia los puertos del Mediterráneo soñando que iban a llegar a Jerusalén caminando, como si sus pies tuvieran alas. Creían que el océano se abriría ante sus ruegos como el Mar Rojo había dejado pasar a los seguidores de Moisés que huían del Faraón. La mayoría de los niños murió en el intento y los que sobrevivieron fueron vendidos como esclavos.
En 1895, Marcel Schwob recreó el sueño de esos niños que encontraron su triste final en los puertos del norte de Africa hace 800 años. La gran peregrinación infantil fue una cantera literaria que reaparece en textos de todas las tradiciones, algunos tan alejados como la historia del flautista de Hamelin o el poema de Bertolt Brecht, titulado también "La cruzada de los niños", pero que relata un escape mítico de niños judíos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial.
Hace 250 años, Jacques Rousseau se preguntaba por qué nuestra educación es tan empobrecedora que termina convirtiendo a ese genio, que todo niño es a los cinco años, en el animal domesticado y mediocre en que nos hemos convertido todos al alcanzar la madurez. Esa llama inventiva que late en los niños, no desprovista de crueldad, sólo sobrevive en el arte. Esa palabra infantil persiste en la poesía, porque en ella el niño aún no ha muerto.
Los niños raramente han sido un tema central en la literatura argentina. Además, los niños no escriben. Sin embargo, su voz se puede oír en el interlineado de varios textos: el naturalismo alucinado de ciertos relatos de Elías Castelnuovo, el ronroneo de poemas de Arturo Carrera, la insistencia irónica en los versos de Susana Thenon y ese goce barroco que recorre la poesía de Néstor Perlongher. Aquí y allá, se encuentran textos en los cuales no sólo se habla de ellos sino que además intentan, al hablar su lengua, crear otra lengua. Poner esa voz en escena es una nueva cruzada de los niños.

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