Una de las infinitas variedades de la serie Law & Order, protagonizada por el sex symbol Chris Meloni, focaliza su torpe atención en "víctimas especiales" (por lo general, niños). Si no recuerdo mal (no sigo la serie sino según el azar del zapping), hubo un episodio en el cual una madre se cruza en una plaza con su hijita muerta. La madre decide apropiarse de esa niña fantasma. Los "otros padres" la denuncian. Idas y vueltas. Pruebas de ADN demuestran que la niña fantasma es hija de la raptora. ¿Cómo? ¿No estaba muerta? Sí, pero los otros padres había recurrido a los servicios de una clínica de fertilización asistida cuyos inescrupulosos dueños implantaban embriones que habían sobrado de transacciones previas.
"El debate, que involucra dilemas éticos, jurídicos y religiosos, afecta además el costo de la salud, ya que la infertilidad no es considerada una enfermedad y los tratamientos no están cubiertos por las obras sociales ni las empresas de medicina prepaga" (La Nación).
Nuestros jueces, que miran los mismos programas que nosotros, han designado en Argentina un tutor de embriones, cuya autoridad, sin embargo, no fue reconocida por los dueños biológicos del embrión.
Planteado en términos de tutelaje, el problema involucra en realidad un tema de propiedad. Como dice un personaje de Keres cojer?, se trata de velar por la calidad de la mercadería.
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