Lo irreconciliado
(conferencia de Alain Badiou* del 6 de enero de 1999)
He aquí entonces, con la mayor sequedad posible, mis cifras del día:
1. En la actualidad hay alrededor de 500.000 pesonas infectadas por el sida en Europa. Gracias a la triterapia, la mortalidad está en caída libre. La gran mayoría de ese medio millón de personas vivirá, al precio de un tratamiento gravoso y crónico.
En África hay 22 millones de personas infectadas por el sida. Los medicamentos están prácticamente ausentes. Una abrumadora mayoría morirá; entre ellos, en algunos países, morirá uno de cada cuatro niños, y quizás uno de cada tres.
La distribución a todos los enfermos africanos de los medicamentos necesarios es absolutamente posible. Basta con que ciertos países que tienen los medios industriales para ello decidan elaborar genéricos y entregarlos a las poblaciones en cuestión. Esfuerzo económico mínimo, muy inferior al costo de las expediciones militares "humanitarias".
Un gobierno que no se resuelve a actuar de ese modo decide ser corresponsable de la muerte de varias decenas de millones de personas.
2. Las tres personas más ricas del mundo poseen una fortuna total superior al producto bruto interno conjunto de los 48 países más pobres del mundo.
3. Suponemos que se quiera dar a toda la población del mundo un acceso cuantificable a los alimentos, a saber, 2.700 calorías diarias, así como el agua potable y a los recursos sanitarios básicos; la suma total necesaria equivaldría más o menos a lo que los habitantes de Europa y Estados Unidos gastan anualmente en perfumes.
4. Si tomamos el 20% más pobre y el 20% más rico de la población mundial, en 1960 la franja superior tenía un ingreso treinta veces más alto que el de la franja inferior. En 1995, ese ingreso era ochenta y dos veces más elevado.
5. En setenta países (esto es, el 40% de los países del mundo), el ingreso por habitante es menor que hace veinte años, en cifras constantes.
He terminado con mi introducción.
*Alain Badiou. El siglo. Buenos Aires, Manantial, 2005 (págs. 47-48). Tr. Horacio Pons
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