miércoles, 3 de enero de 2007

Correspondencia

A propósito de la renuncia del Subdirector de la Biblioteca Nacional, Horacio Tarcus, los abajo firmantes deseamos manifestar:

-que el certero diagnóstico sobre el sombrío estado de la Biblioteca Nacional que detalla Tarcus en su renuncia es, en términos generales, lo que cada uno de nosotros puede avalar por propia experiencia como lectores e investigadores;

-que si coincidimos con el diagnóstico, es porque también coincidimos con el rumbo general que el texto de su renuncia señala como necesario para la Biblioteca: de modernización de la gestión bibliotecológica, inventario e informatización de su patrimonio bibliográfico, con una política de continua actualización del mismo, sistemas que garanticen el acceso de los lectores e investigadores a los libros, de modo de convertir a la Biblioteca Nacional en el centro de un moderno sistema bibliotecológico nacional y reservorio principal de la producción editorial;

-que, por último, desde que asumió esta nueva gestión hemos pensado que el conocimiento y la experiencia de Tarcus en estas temáticas, sumadas a su seriedad y su capacidad de trabajo eran una garantía para trazar una línea de reformas coherentes en esa dirección.

Por todo ello, expresamos nuestra mayor preocupación respecto de la suerte de la Biblioteca Nacional a partir de esta crisis de la gestión que ha llevado a la renuncia de su subdirector.

Gonzalo Aguilar, Carlos Altamirano, Martín Bergel, Lila Caimari, Edgardo Castro, María Teresa Constantín, Rafael Filippelli, Jorge Gelman, Adrián Gorelik, María Teresa Gramuglio, Mirta Zaida Lobato, Jorge Myers, Carlos Reboratti, Inés Rojkind, Luis Alberto Romero, Hilda Sabato, Beatriz Sarlo, Graciela Silvestri, Juan Suriano, Oscar Terán, Karina Vásquez, Hugo Vezzetti.

Si está de acuerdo con el precedente texto, por favor, además de adherir, hágalo circular. En unos días se difundirá la versión con todas las firmas que hayan llegado. Muchas gracias.

5 comentarios:

  1. Anónimo9:44 a.m.

    Es lamentable que quieran bajar a González de un modo tran rastrero. No tienen margen, muchachos. Y todo por rencillas personales que llevan más de treinta años, qué lástima que dan.

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  2. ¿Viste que no se puede, Daniel? Yo te dije. Sn todas vedettes. Punto de Vista y El Ojo Mocho nos van a llevar a la miseria más miserable.

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  3. Anónimo9:37 p.m.

    la operación de prensa que estan haciendo algunos intelectuales "progres" junto con el diario La Nación para que se vaya gonzalez me parece lamentable.

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  4. Anónimo1:25 a.m.

    COMUNICADO DE LA JUNTA INTERNA DE DELEGADOS DE ATE ? BIBLIOTECA NACIONAL

    Buenos Aires, 02 de enero de 2007

    La reaparición en medios nacionales de la BN como noticia excluida de su
    producción cultural es momento propicio para recobrar el público
    debate del proyecto institucional, debate diluido luego del nombramiento de
    la dirección del 2004. En aquel entonces era clara la ausencia de un
    proyecto, hoy el debate puede ser más rico en tanto la Biblioteca Nacional ya
    transita por caminos más claros, donde no es la especulación sobre el
    carácter de figuras directrices lo que domina su discusión.

    Es paradójico que sea justamente la renuncia del subdirector la que hoy nos presente la oportunidad de volver a revisar algunos hechos de la historia reciente institucional.
    Revisión necesaria para comprender avances, demoras y retrocesos en un
    proceso tan complejo como el del país, del que la Biblioteca es en gran
    medida escenario amplificado por la potencia de su valor simbólico.

    Como habíamos impulsado entonces un movimiento de denuncia sobre el estado de vaciamiento institucional y de reclamo al gobierno, creemos que nos
    corresponde aclarar algunos equívocos que al reiterarse inexplicablemente en el texto de
    renuncia de Horacio Tarcus, se corre el riesgo de quedar fijados en la
    memoria colectiva como hechos indiscutibles:

    1. El Inventario no fue una concesión graciosa de ningún funcionario. Que
    Tarcus ahora lo mencione así o en su momento Elvio Vitali se lo apropiara como elemento de
    rédito propagandístico personal desdibuja la realidad. El inventariado del
    patrimonio nacional es un derecho ciudadano, y como tal fue reclamado, junto
    a una serie de medidas concretas, al gobierno nacional en una carta que
    hacia mayo del 2004 esta Junta Interna de Delegados dirigió, suscripta por
    más de 250 personalidades de la cultura, incluidos los propios Horacios:
    Tarcus y González. Hasta entonces jamás se había denunciado públicamente la ausencia de
    inventarios confiables del patrimonio édito custodiado en el organismo.
    2. De los puntos de reclamo contenidos en aquella carta se han cumplido
    los siguientes: A) Inicio del inventariado, que hasta ahora concluyó el de
    libros y folletos; y que debe continuar con las publicaciones periódicas, el
    material del Tesoro, la audioteca, y otras salas de materiales especiales.
    Es fundamental considerar que cualquier hecho que ponga en peligro esta
    tarea primaria debe evitarse por cualquier medio. En ese sentido, la renuncia
    de Tarcus es para lamentar. B) Entendíamos que la
    conducción de la BN debía abrirse a la participación de un conjunto
    representativo de la sociedad y los ámbitos directamente vinculados al
    quehacer institucional. A tal efecto se crearon los Consejos Consultivos,
    actualmente en funcionamiento, y que han ido elevando cada vez más su
    composición, hoy con algunas de las más altas personalidades del universo bibliotecario
    argentino. C) ?El presupuesto de la BN es el más bajo de la democracia?,
    tituló entonces Clarín. Recién hoy la BN cuenta con un presupuesto
    que le permite asumir compromisos con la sociedad, implementar un software
    adecuado, rehabilitar sus Procesos Técnicos, comenzar a ofrecer
    contrataciones mejores a mejor personal técnico, intervenir en el mundo
    editorial con ediciones propias, adquirir material bibliográfico y
    documental faltante (comenzando por el más raro, que el mercado del libro y
    la globalización, sin intervención efectiva estatal, hace fluir en forma
    alarmante hacia centros de poder económico, despojándonos a los argentinos
    de nuestro propia herencia cultural), de hacer efectivas las políticas de
    cooperación con las otras bibliotecas nacionales latinoamericanas, entre
    otras acciones.
    3. Las condiciones creadas por aquel movimiento del año 2004
    posibilitaban una profunda reestructuración orgánica de la BN, acto que
    habían eludido las sucesivas direcciones del organismo, y que Vitali
    desplazó en su agenda para asegurarse la tranquilidad que su postulación
    como legislador de la Ciudad requería. Hoy existen las condiciones para
    definir los cargos ejecutivos, vacantes desde hace décadas, y que a partir
    de allí se establezcan las políticas organizativas y administrativas del
    trabajo que la BN requiere para modernizarse y dar respuesta a la demanda de
    sus lectores y de la ciudadanía. Debe entenderse que la estructura del
    organismo impuesta en el menemismo permanece indemne y que sólo mediante
    concursos puede hoy renovarse o revalidarse. La Función Pública no viene
    ofreciendo ninguna señal para avanzar en las convocatorias.
    4. Habíamos exigido la intervención de la administración financiera del organismo. Esto no se llevó a cabo. Existe un circuito cerrado en el modo en que se resuelven las compras y contrataciones que termina condicionando toda adquisición de suministros y bienes de uso. Se compra mal, y caro, lo que no se necesita para trabajar en la Biblioteca. Ese circuito es uno de los focos de poder interno más persistentes. Los funcionarios políticos acaban siempre acomodándose a él y terminan arrodillados pedigüeñando recursos para poder desarrollar cualquier actividad que proyectan. Tarcus chocó contra este foco al menos en una oportunidad, detectando que se planeaba comprar estanterías para los depósitos a precios fabulosos. Pero no menciona este hecho en su carta de renuncia.
    5. El Comité de Selección de Personal que menciona Tarcus en su renuncia,
    fue propuesto también por la ATE como un mecanismo de solución a la demanda
    de personal calificado que presentan distintos sectores de la Biblioteca. Es
    un mecanismo que ya ha realizado su primera selección, con pasantes
    provenientes del inventariado, y que transparenta la contratación de
    personal.
    6. Repudiamos que la ciudadanía deba leer opiniones de ex ? directivos
    que aconsejan y aún exigen hacer aquello que desestimaron hacer cuando
    ejercían la conducción, como la subdirectora del gobierno de De La Rúa, que
    sigue clamando (aquí nos extraña que Tarcus se haga eco de ello) que en la BN los
    trabajadores no responden a sus mandos (término castrense bastante
    desubicado en un área sensible de la vida cultural): ?tu jefe no es tu jefe,
    -dice Josefina Delgado-, vos respondés a tu sindicato?, ocultando que en el
    2000/2001 codirigió la BN con jefes-delegados sindicales nombrados por ella
    misma, en la etapa más opaca de la institución, donde la BN expulsó a un 50%
    de sus lectores y favoreció una política de ocultamiento del patrimonio.
    7. Resulta deplorable que las incipientes recuperaciones salariales, que
    aún no alcanzaron a recomponer el entonces miserable poder adquisitivo de
    los trabajadores en el 2001, se comunique como una falencia en la
    distribución presupuestaria en el Estado nacional. Una etapa de recuperación
    de las relaciones laborales tiene que ser necesariamente acompañada por una
    justa retribución. El modelo del ajuste y el achicamiento sólo profundizó la
    distancia que separa a las instituciones con la ciudadanía.
    8. Agradecemos a Tarcus que reconozca en nosotros, hacia el final del
    texto de su renuncia, a un sector gremial que comprende la necesidad de
    fortalecer un nuevo sindicalismo. En efecto, la defensa de la fuente de
    trabajo implica también la defensa a ultranza de la institución
    pública como tal. En ello, renunciar cuando se camina no es la mejor opción. Los
    problemas están para ser enfrentados y resueltos, y hoy la BN tiene muchas
    mejores condiciones para su recuperación que las de hace dos años atrás. Entendemos que el centro del cuestionamiento que plantea Tarcus es la morosidad de González que interpreta como falta de voluntad política. Durante muchos años la administración cultural en las instituciones públicas fue dominada exclusivamente por un plantel cerrado de eternos funcionarios rotativos. Recién con el conflicto del 2004 se logró una cierta apertura. Lamentablemente esa fisura por la que entró otro tipo de directivos, con otras ideas, como Tarcus o González, se cerró y el cambio quedó reducido a la Biblioteca Nacional. Observamos que el viejo plantel acecha y festeja cualquier pérdida. Ello nos obliga a ser prudentes ahora. Provocar los cambios sin que peligren los logros concretos.

    La Biblioteca tiene hoy una presencia más activa en la vida cultural de los
    argentinos. La deficiencia en el aspecto bibliotecológico y funcional que Tarcus expone
    y cuyo diagnóstico compartimos en varios aspectos se resuelve, creemos,
    utilizando recursos ya existentes: los Consejos Asesores, los concursos
    abiertos para los cargos críticos, un presupuesto digno y la comprensión de
    la necesidad de renovar responsabilidades internas que no poseen la vocación
    ni la mística necesaria para el desafío de refundar la Institución.

    ATE - Junta Interna de Delegados ? CTA
    BIBLIOTECA NACIONAL

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  5. Por suerte, no todo el mundo está al tanto de las rencillas personales. Desde afuera, uno puede ver que Tarcus habla de inventarios, de archivos, de catálogos, de digitalización, mientras que González, al menos en su respuesta en Página/12, habla de algo que no sé muy bien qué es.
    De paso: ¿alguién me puede explicar qué es y para qué sirve un "centro cultural"? Porque hay montones, mientras Bibliotecas Nacionales hay una sóla.

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